Al límite // ¡A bailar pegaos! (Gobierno y Oposición);
por Luis García Mora
Escrito Por Luis García Mora
| 2 de noviembre, 2014
Dos hechos puntuales, de capital
importancia, marcaron esta semana el palpable desplome del otrora
liderazgo hemisférico del gobierno –y por tanto de Venezuela– y deben
obligarnos a percibir nuestra corta estatura.
Primero, el acontecimiento sin
precedentes de que el gobierno de los Estados Unidos se sentara junto al
de Cuba, en una reunión técnica en La Habana y, por razones obvias, no
con el gobierno venezolano y menos en Caracas, a trabajar en estrategias
conjuntas en el combate del ébola en África Occidental y su consecuente
prevención en América. Segundo, una cumbre extraordinaria del ALBA
(¡Ay, si el Comandante viviera!) celebrada igualmente en La Habana y no
convocada desde Miraflores por Raúl Castro a la que Maduro asistió (¡Ay,
Chávez, si vivieras!) de mirón.
Y disculpe el lector. No se trata tanto
de devolverle el escarnio a quien durante demasiado tiempo se lo ha
infligido a quien no está con él, sino de intentar llamar la atención,
quizás de manera cruel y fáctica, de quienes desde el poder conducen el
país hacia el caos. Y así quitarle del rostro tanta “grandeza” de papier maché a un liderazgo insignificante.
Torpe. Corto. Y que se ha sometido a
Cuba, a pesar de la riqueza, del petróleo y de su discurso altisonante,
mientras navega las aguas procelosas de un destino mustio, débil y
achicopalado.
De ahí que, casi simultáneamente, el
presidente Maduro, luego de fracasar (y no es coba) estruendosamente en
convencer al resto de la OPEP de bajar la producción petrolera ante la
caída de los precios, como patada de ahogado por demás infantil, se
lanzó a acusar al gobierno de Washington de provocar la caída de los
precios con “un método salvaje” de extracción (que por desarrollo
científico y tecnológico y no por blablablá) obtiene petróleo
de esquistos “con un costo impagable” para ti –para nosotros– y por
supuesto “por la desesperación de tener el control energético”.
El mismo gobierno de Washington que hoy se sienta con Castro.
No. No se puede. Ni con un ALBA que ya
no es tuya. Ni siquiera porque lo digas embriagado de fantasía desde
aquí, pues se hace bajo el sobaco cubano. Ni contra los Estados Unidos
que, aprovechando los otrora precios altos del petróleo, han hecho
posible la explotación de pozos que exigían técnicas costosas, como la
usada en aguas profundas o la fractura hidráulica (fracking de shale-lutita)
para, gracias a eso, aumentar su producción a un ritmo anual de entre
1,2 y 1,4 y convertirse –dejando atrás a la OPEP– en el productor que
dicta el rumbo del mercado.
Así que a llorar al valle. Se acabó la
fantasía. Y pongan los pies sobre la tierra: el barril se desfondó.
Hasta el Kremlin tiembla, ya que se considera que el precio crítico del
petróleo puede devorar el Fondo de Reserva y reproducir la situación de
la URSS de la década de los ochenta, pues es inferior a 80 dólares el
barril.
Hasta México pone en alerta su Economía.
¿Y tú? ¿Vas a seguir dragoneando con eso de “No, no lo vamos a hacer,
no vamos a pedir crédito”. ¿Por los costos crecientes de endeudamiento
para el país, por el deterioro en la percepción de riesgo crediticio, o
por esa temeraria ficción de que “tenemos otras fuentes,
afortunadamente”?
¿Cuáles, camarada? ¿Cuáles? Le han
tomado la medida al país. Te la han tomado a ti. Y aquí estamos. No
solamente tú. Todos. Preguntándonos, chavistas y no chavistas, qué hacer
contigo, qué hacer con tu Gobierno. Con el agregado (¿justo?,
¿injusto?) de que muchos piensan que con este desastre mayúsculo (Nación
incluida) tú y tu gobierno le han abierto a la Oposición una
oportunidad también “mayúscula”.
El asunto es que requeriría de la
Oposición varias cosas. Primero, un inmenso acto de contrición para
(rápidamente, porque el tiempo apremia) enseriarse (disciplinarse,
diría Cabello), refundirse y reconocer la enfermedad que padece. Pues
nuestra Oposición está enferma y, si no lo reconoce, no se cura. Y el
tratamiento es sencillo: consiste en responder con honradez, con
rectitud, con decencia y desprendimiento, sencillamente qué fue lo que
pasó. Y después de eso, sin abandonar de ninguna manera la ruta
electoral 2015-2016-2019 y ya puestos en la referida pregunta, averiguar
por qué han sustituido (en los hechos) la visión de una victoria
política por una victoria electoral. Además, una en la que ni siquiera
estamos cobrando la victoria política que significó (con todos sus
bemoles) el triunfo de aquel 14 de Abril, con el acompañamiento, con la
identidad, con la estrategia y estructura política. Y no únicamente con
el marketing político.
Y, por eso, aquí una reflexión: el
dirigente político tiene una caja de herramientas que no tiene la gente.
Y este descontento que sacude al país ante esta crisis, ante este
bombardeo en alfombra, los obliga a reconocerse entre iguales. Y éste es
un cambio fáctico.
Tenemos por delante un Gobierno, un
régimen, un PSUV concentrado solamente en el enroque de los espacios de
Poder y la recomposición de las tendencias internas. En este momento hay
una reestructuración del manejo de esas tendencias, que se manifiesta
en el retorno de Freddy Bernal, por ejemplo, mandado hace tiempo a los bleachers, a las gradas. Y que ahora regresa al Gobierno a encargarse de las policías.
Esta fórmula marca, en cierto sentido,
el retorno del chavismo originario. Que desde el MBR-200 y del III
Congreso del PSUV (cuando mandó aquella sonada carta en apoyo de los
disidentes El Monje Giordani, Navarro y Ana Elisa Osorio), se distancia
del partido para regresar tras el trabajo de Diosdado Cabello, quien por
otra parte y a todas luces le quita el piso a Rodríguez Torres, al
mismo tiempo que los civiles siguen perdiendo terreno. Movidas de piezas
a las que se añade el retorno de Padrino López.
Es la primera vez en doce o trece años
que se tiene un Ministro de la Defensa que es también jefe del CEOFAN.
Junto al regreso y ascenso al grado de Mayor General de Néstor Reverol,
quien fuera viceministro del MRIJ junto a Tareck El Aissami, y que había
sido mandado a la ONA y a Corpozulia, cuando le tocaba al general
Benavides, que estaba en el comando de la GNB de El Paraíso, o al
general Quevedo, jefe del CORE 5, quienes llevan a la Misión Barrio
Nuevo después de dar la cara en las guarimbas. Es decir: regresa Tareck.
Y con poder militar (lo ayudó a Nicolás Maduro en la reciente lista de
ascensos).
Los civiles siguen perdiendo terreno
ante los militares, quienes hoy tienen más sentido de poder. Vale decir:
están más conscientes de que hay cosas del poder que van más allá de
los adornitos. Los militares son los únicos cuya interlocución es
directamente con ellos: no hay intermediarios. Junto con Nicolás Maduro y
sus operadores José Vicente Rangel y Vladimir Villegas, ellos son los
que juegan un juego duro.
Por inercia política (como me decía
alguien) al yin-yang se le dio la vuelta y este diciembre (como antes no
ocurría) nos agarra. Agarra a la gente sin estar buchona y en medio de
la bajadita. Es el primer diciembre en el que la burbuja del consumo no
tiene por dónde ni cómo drenar. Y el amanecer de enero de 2015 no será
con resaca etílica como otros años, sino con resaca aspiracional.
Entonces, trazando las perspectivas, ¿qué pasará con la Oposición?
Pues, uno: entrará en un proceso
tortuoso pero efectivo para estructurar las planchas a las elecciones
legislativas (donde la lógica electoral privará por encima de la lógica
particular), con una realidad que se impone después de la tan reciente
mala experiencia del diálogo, cuando ya los representantes de la vieja
política y de los partidos tradicionales no son los que son. No son
populares. No son interesantes para el poder. Fue el ansia “foquista”
mal estructurada y con gran riesgo de irracionalidad lo que marcó su
pauta, pues el peso político para decisiones conjuntas no radicaba en la
dirección política tradicional sino en lo que dijeran Capriles y PJ,
los cuales sacaron del poder de juego tanto al AD como al Copei del
siglo XX. Y dos: que la fuerza de la realidad va a derrotar al
radicalismo de lado y lado, una tendencia que ya vemos cómo se impone.
Se reduce la polarización, así que el país (gracias a sus bases) se
hermana en la calamidad.
Y esta nueva composición exige una
rápida lectura e interpretación política que le permita expresarse, so
riesgo de una nueva caída en la antipolítica.
No hay en Venezuela un lugar para la
Oposición donde no tenga capacidad de montar una actividad, pero hay que
distinguir desde ya entre los partidos que son sólo de opinión y los
partidos de estructura.
Y para las bases del Gobierno y la Oposición los principales problemas no son que si la derecha o el imperialismo o si esto es una dictadura o los presos políticos, sino el desabastecimiento y la inflación, o que te secuestren y te maten.
En resumen, señoras y señores: las dos
realidades básicas donde se paran Gobierno y Oposición son cada vez más
escuetas y convocan a la dirección política a consustanciarse, a
entender y acompañar a la gente.
Y entonces quienes no bailen pegado y no
estén a la altura serán expulsados por la moledora de gente. Porque hay
una tercera perspectiva y tiene que ver con el entorno-país. Si no se
cumplen la uno y la dos, la fuerza de la realidad, de la gente que
quiere una dirección opositora a la altura de sus necesidades (ni
siquiera a la de sus aspiraciones) la van a obligar a que se rehaga por
las malas.
Cuando los opositores se radicalizan el gobierno suele beneficiarse
Algunos políticos opositores creen que cuánto más radicales sean sus posiciones políticas tanto más daño le harán al gobierno.
Pero no es así.
Y a veces sucede exactamente lo contrario y el que sale beneficiado es el gobierno.
Pero no es así.
Y a veces sucede exactamente lo contrario y el que sale beneficiado es el gobierno.
No me refiero a las luchas contra dictaduras ni a las guerras
civiles. Me refiero a situaciones democráticas comunes, en países donde
la lucha política se despliega dentro de la legalidad institucional.
Dentro de esa legalidad, algunos opositores maximalizan sus posiciones. O sea:
- Cuestionan al gobierno en todos los terrenos, en todos los temas, cuestionando todas y cada una de sus acciones, criticando todas y cada una de sus palabras, repudiando a todos y cada uno de sus miembros.
- Elevan al máximo la tensión política de cada día con acusaciones cada vez más duras, con conceptos cada vez más duros y con lenguaje cada vez más agresivo.
- Acompañan el proceso con una gestualidad despectiva y llena de enojo, y también con un uso agresivo de la voz tanto en tono como en volumen.
¿Por qué ese maximalismo radical beneficia al gobierno?
Porque estrecha el mercado opositor, lo hace más chiquito.
Porque estrecha el mercado opositor, lo hace más chiquito.
Al radicalizarse de este modo la oposición solo convoca a quienes
piensan, sienten y actúan exactamente igual. O sea que se condena a sí
misma a un círculo estrecho, un círculo de iguales, un grupo reducido.
Y la oposición pone así una barrera respecto a un amplio sector del público.
Sector que seguramente:
Y la oposición pone así una barrera respecto a un amplio sector del público.
Sector que seguramente:
- Cuestiona al gobierno en algunos temas y terrenos importantes, pero no en otros. Cuestiona a algunos de sus miembros pero no a todos. Cuestiona algunas decisiones y declaraciones, pero no todas.
- No soporta vivir en constante tensión política y aunque esté en desacuerdo con el gobierno no adhiere a políticos crispados y enojados.
- Puede estar en contra de muchas cosas sin llegar a estar enojado ni indignado.
El maximalismo radical de la oposición suele empujar a ese segmento
de la sociedad hacia el campo del gobierno, aún con diferencias y
discrepancias.
Es más: le ‘regala’ ese público al gobierno. Y ese público termina definiendo una elección.
Es más: le ‘regala’ ese público al gobierno. Y ese público termina definiendo una elección.
¿Cual debería ser la regla de oro para la oposición?
Un programa, un estilo, un tono, una acción y un lenguaje que sean incluyentes, abarcativos de todos los descontentos y no solo de los más radicalizados.
Un programa, un estilo, un tono, una acción y un lenguaje que sean incluyentes, abarcativos de todos los descontentos y no solo de los más radicalizados.
En suma: en política, de lo que se trata es de aislar al adversario.
Y lo que hay que evitar es aislarse uno mismo.
Y lo que hay que evitar es aislarse uno mismo.
No importa el país. No importa quién está en el gobierno y quién en la oposición. Esa es la regla de oro.
Porque si un ciudadano mira y escucha a un político opositor muy radicalizado…entonces piensa:
‘Si para estar en contra del gobierno tengo que estar tan enojado como tú y tengo que pensar exactamente igual en todos los temas…pues no sé lo que haré pero contigo no estaré.’
Porque si un ciudadano mira y escucha a un político opositor muy radicalizado…entonces piensa:
‘Si para estar en contra del gobierno tengo que estar tan enojado como tú y tengo que pensar exactamente igual en todos los temas…pues no sé lo que haré pero contigo no estaré.’
Es hora de que la ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA aproveche la coyuntura polìtica que vive el
país, para dejar atrás los devaneos de la crítica, atajos y la controversia y
decidirse a trabajar de manera mancomunada para poder lograr el cambio
que toda Venezuela pide a gritos. Es imposible seguir manteniendo esta
situaciòn insostenible. No podemos soportar esta degradación a que nos
ha sometido, con abuso incalificable, este gobierno. No es solo la
oposición, somos la mayoría de los venezolanos, incluyendo a los
partidarios del gobierno, clamando por un proceso de
cambio, que deberá comenzar por la Asamblea Nacional. Hasta llegar, en
el momento indicado --año 2019-- a la sustitución de este gobierno incapaz e ineficaz.
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