Jordi Llopart, de medalista olímpico a sobrevivir con 426 euros al mes
“No pido limosna, ni quiero ningún cargo; sólo quiero tener un trabajo". Es el grito desesperado de Jordi Llopart,
historia del atletismo español, su primer medallista olímpico, en los
50 km marcha en Moscú'80. Ahora, 34 años después, el pionero de la
marcha sobrevive con los 426 euros del subsidio de desempleo. Con 62
años, mujer –también en paro– y dos niñas a su cargo, una de 4 años y
otra de 9 meses, Llopart busca un trabajo desesperadamente para no tener
que vivir de las ayudas de la familia o los amigos. "Me estoy
hundiendo", cuenta a La Vanguardia el atleta, que todavía se entrena cada día por Canet.
"Mi situación actual es dramática, he llamado a todas las puertas,
pero no hay nada; suerte de los familiares que de vez en cuando me dan
su ayuda para hacer frente a los pagos. Soy consciente de que mi
situación es la de miles de familias en el Estado español", admite
Llopart, cuyo caso daba a conocer el periodista Juan Manuel Surroca y
anteayer recogía el programa El Món a RAC1.
A pesar de la cotidianidad de la tragedia del paro en un país que
dice estar saliendo de la crisis, el caso del exmarchador del Prat de
Llobregat descubre el drama que viven o han sufrido exdeportistas que
fueron referentes e ídolos en su época, como Andrés Gimeno, Joan Garriga o Julio Alberto.
En muchos casos, por malas decisiones económicas, por la deriva de la
droga o por falta de preparación. Nada de eso le ocurrió a Llopart, una
persona sobradamente preparada, con 28 años de experiencia como técnico,
además de oficial industrial en Artes Gráficas, diplomado en Enfermería
(ATS) y en Turismo, y con seis idiomas.
Para Llopart, la caída en desgracia empezó hace dos años, por una
cuestión laboral. En diciembre del 2012, el gobierno mexicano le
rescindió el contrato como asesor técnico de marcha de la selección de
atletismo, cargo que ocupaba desde hacía cuatro años, después de haber
llevado a los Juegos Olímpicos de Londres a los hermanos Isaac y Ever
Palma.
Al regresar de México, buscó trabajo, "pero son momentos difíciles,
no había nada, y no podía poner una pistola en el pecho de la gente para
que me contratase. Sufrí una depresión", explica. Llamó a la puerta de
las instituciones. Ni la Federación Española ni la Catalana precisaban
sus servicios. El COE le dio una ayuda temporal, de seis meses, para
exatletas olímpicos con dificultades económicas. Y la Secretaria General
de l'Esport de la Generalitat le facilitó ayuda psicológica a través
del CAR de Sant Cugat, con el psicólogo Pep Marí. "Con él he salido
adelante", le agradece. "Mi lema es que sólo se ha perdido si se deja de
luchar". Y en eso anda su marcha.
Además de seguir entrenándose cada día, 30 o 40 minutos por el paseo
marítimo de Canet o por la montaña –"es la única forma de limpiar la
mente"– y mantener el tipito de cuando era atleta (60 kg) a sus 62
años, Llopart no pierde la esperanza de recolocarse. "Me gustaría
trabajar de lo que fuese. Pero ni imprentas ni hospitales me necesitan.
No sale nada. Mi ilusión es ser un revulsivo de la marcha atlética
catalana porque está en el fondo, no hay programación ni nada", cuenta
quien fue plata en Moscú'80 y oro europeo en 1978, que vive pendiente
del teléfono.
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