miércoles, 17 de diciembre de 2014

Nuestro mayor legado al Planeta: km de agujeros


El mayor legado de la humanidad: kilómetros de agujeros



Agujero de un sondeo geotécnico. Crédito: Wikimedia Commons/Nikki Mahadevan.

Se ha estimado que los humanos han alterado alrededor de la mitad de la superficie del planeta, y esos cambios son fáciles de ver; los hielos derritiéndose, los bosques encogiéndose y las especies extinguiéndose.
La humanidad ha cambiado el planeta de manera tan dramática que los geólogos creen que la Tierra ha entrado en una nueva fase en su línea de tiempo geológica, llamada “Antropoceno”. ¿Pero qué marcas han dejado los humanos bajo tierra?
“Ya que no es nuestro ambiente inmediato en el que vivimos, no parece significante”, dijo Jan Zalasiewicz, profesor titular de paleobiología en la Universidad de Leciester, en el Reino Unido. Pero, como Zalasiewicz y dos de sus colegas argumentan en un nuevo estudio, la actividad de los humanos bajo la superficie está cambiando constantemente la Tierra, y una telaraña en expansión de huecos de minería y explotación de energía provee más evidencia de que el planeta ha entrado en el Antropoceno.

Fuera de vista, fuera de la mente

La distancia al centro de la Tierra es alrededor de 6.373 kilómetros. La vida animal termina a los 2 kilómetros bajo la superficie (la profundidad en la que mineros encontraron gusanos en minas de oro de Sudáfrica). Toda la vida microbiológica conocida termina alrededor de los 2,7 kilómetros. Pero los humanos han dejado una marca permanente mucho más profunda que esas distancias, dicen los geólogos.
Cuando un animal muere, solo deja atrás un esqueleto para recordarlo, pero el mismo animal puede dejar cientos de los llamados icnofósiles en forma de madrigueras. La mayoría de animales dejan estos icnofósiles unos cuantos metros bajo tierra. Las madrigueras más profundas son las de los cocodrilos del Nilo, que cavan sus antros hasta a 12 metros de profundidad. Las raíces de plantas que llegan a mayor profundidad perteneces al árbol de los pastores en el desierto de Kalahari en África, que pueden alcanzar hasta 68 metros de profundidad. Los humanos también dejamos atrás icnofósiles, pero estos pueden llegar hasta una profundidad de 12,3 kilómetros de profundidad y alteran permanentemente las capas de roca.
“Ninguna otra especie ha penetrado a tales profundidades en la corteza, o ha hecho cambios subterráneos tan extensos”, señalaron los investigadores en un estudio publicado online el 24 de julio en la revista Anthropocene.

Cambios permanentes
La primera incursión subterránea de los humanos llegó durante la Era de Bronce, cuando la gente empezó a cavar minas profundas en la búsqueda de piedras y metales. La revolución industrial del siglo XIX envió a los humanos a una mayor profundidad de la superficie. Pero aún, la mayoría de las perturbaciones como pozos de agua, sistemas de alcantarillado y líneas de metro, eran relativamente superficiales, pues alcanzaban los 100 metros bajo tierra. Solo después de la década de 1950, durante el período conocido como la “Gran Aceleración” por algunos geólogos, los humanos pasamos el límite de los 100 metros bajo tierra, explica Zalasiewicz y sus colegas.
La demanda creciente por recursos llevó a que la minería se expandiera para recolectar carbón y otros minerales. En la mayoría de los casos, la minería solo se extiende varios cientos de metros bajo tierra, pero las minas de oro de Sudáfrica llegan hasta los 5 kilómetros de profundidad.
Además, en las últimas décadas, cada vez se realizan más sondeos geotécnicos. Algunos de estos sondeos perforan para recolectar energía geotérmica. Pero otros son usados para sacar material natural de la Tierra tal como los hidrocarburos, gas natural y minerales. Los agujeros angostos de los sondeos entonces son rellenados con otros materiales entre los que se incluyen lodo, concreto o desechos sólidos. Si todos los agujeros de los sondeos geotécnicos que se realizan por petróleo en el mundo se pusieran uno sobre otro medirían más de 50 millones de kilómetros. Eso es casi la distancia entre la Tierra y Marte, según los investigadores. O, para ponerlo de otra manera, por cada humano en la tierra habría siete metros de agujero. El petróleo sacado de estos profundos agujeros es generalmente reemplazado por agua que se filtra de rocas cercanas o con dióxido de carbono que es bombeado durante un proceso llamado captura de carbono.
A 12,3 kilómetros de profundidad, el pozo superprofundo de Kola, en Rusia, es el agujero más profundo de la Tierra cavado por humanos (se cavó en el noroeste de Rusia en la década de 1980 como parte de una investigación científica). Tan solo en el Reino Unido hay alrededor de 1 millón de agujeros de sondeos geotécnicos, según Zalasiewicz.
Las pruebas nucleares subterráneas también han dejado su marca, anotan los científicos. Los lugares en los que se hicieron las pruebas contienen generalmente rocas rotas y fundidas y tablas de agua perturbadas. Cuevas subterráneas gigantescas contienen guardados desperdicios radioactivos de dichas pruebas.
Estos cambios hechos por los humanos bajo la superficie se quedarán ahí, protegidos de la erosión natural y la meteorización que suceden sobre la superficie. La telaraña de minas y sondeos geotécnicos “presumiblemente tienen el mayor potencial de preservación a largo tiempo que cualquier cosa realizada por los humanos”, escribió Zalasiewicz y su equipo de investigadores. Los científicos estiman que tomaría millones de años de meteorización y erosión para que los túneles a pocos kilómetros de la superficie sean cubiertos.

¿Una nueva fase geológica?
La escala de tiempo geológica es un registro de cómo la el ambiente de la superficie y del núcleo de la Tierra, manto y corteza han cambiado a lo largo de la historia de la Tierra en sus 4,6 mil millones de años. La línea de tiempo está dividida en secciones llamadas épocas que definen cada era de la historia geológica de la Tierra. Estas épocas están separadas por eventos trascendentales, tales como extinciones masivas y eras de hielo que se descongelan. Actualmente, la Tierra está en la época del Holoceno, que empezó alrededor de 11.700 años atrás, según explicó Philip Gibbard, geólogo de la Universidad de Cambridge al portal Live Science. El Holoceno cubre toda la existencia escrita de la humanidad e incluye la influencia que los humanos hemos tenido en los ecosistemas del planeta.
Algunos geólogos consideran que la aceleración de la actividad humana en las generaciones recientes es suficiente para marcar el comienzo de una nueva época geológica, apodada el Antropoceno. Muchos científicos han saltado a bordo de esta idea y están usando el término, pero la época no tiene una fecha oficial de comienzo y no es reconocida por la Comisión Internacional de Estratigrafía, una organización que tiene como objetivo proveer un estándar global de la escala de tiempo geológica.
Gibbard argumentó que la actividad humana es actualmente la base por la actual época del Holoceno.
“Está caracterizada por la presencia y actividad de los humanos”, comentó Gibbard. “Si ustedes aceptan esa definición, entonces no pueden usar la misma definición para el término Antropoceno. No pueden jugar la misma carta dos veces”.
No hay duda que los humanos están influyendo en la geología, pero lo que está sucediendo ahora es un “desarrollo lógico de lo que ha pasado en la antigüedad”, dijo Gibbard.
Para que una época sea reconocida como una fase oficial de la línea de tiempo geológica es un proceso complicado, explicó Zalasiewicz. La idea debe pasar varios niveles de juntas para ser aprobada. Zalasiewicz y su equipo de investigadores esperan presentar un caso para añadir el Antropoceno como época en el 2016, pero todavía tienen mucho camino que recorrer.
Un problema mayor es que los científicos no se han puesto de acuerdo en dónde está la frontera entre las épocas del Holoceno y del Antropoceno, dijo Zalasiewicz. Las opiniones varían de 5.000 años a 60 años atrás. Pero como los recursos se vuelven más escasos y la amenaza del cambio climático se incrementa, Zalasiewicz dice que el concepto de Antropoceno puede ayudar a cambiar la manera en la que la gente ve al ambiente.
“El Antropoceno puede ayudar a poner los cambios actuales en un contexto de tiempo profundo”, dijo Zalasiewicz. “Ahora mismo, tendemos a hacer comparaciones de la tajada de historia que le corresponde a la humanidad, pero ¿cuáles serán los efectos en una escala de tiempo más larga?”.


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