jueves, 1 de enero de 2015

Día del Dominio Público

Cada primero de enero se celebra en todo el mundo el día del dominio público. Un trabajo intelectual ingresa a esta categoría cuando expira el plazo de protección de los derechos de autor sobre la obra, dejando de estar en el dominio privado (de ahí el nombre dominio público), y por ende sin tener ya restricciones para copiar, modificar, publicar y comunicar una obra al público.
El estándar internacional para que las obras pasen a esta categoría, es de 50 años contados desde la muerte del autor de la obra. Y, efectivamente, en muchos países este 1 de enero es motivo de celebración porque se incorporan diversos autores al dominio público. Sin embargo, en otros, incluido lamentablemente Chile, no existen muchos motivos para celebrar, dado que no ingresarán nuevas obras al dominio público hasta mucho tiempo más.



Así es. En Chile  --por ejemplo-- no contarán con nuevas obras en dominio público hasta el año 2023, debido a que el año 2003 se reformó nuestra Ley de Propiedad Intelectual, ampliando el plazo de protección de una obra de 50 a 70 años desde la muerte de su autor, lo que en la práctica impide que nuevas obras ingresen al dominio público y sustrae 20 años completos del dominio público.

Todo esto ocurrió debido al Tratado de Libre Comercio que Chile firmó con los Estados Unidos el año 2002, el que nos obligó a adoptar el estándar estadounidense en esa materia (en Estados Unidos ese aumento de plazo tuvo lugar en la década de los 90′, bajo los auspicios del ¡ratón Mickey!)

En el mundo, hay diversas razones por las que el primero de enero no tiene mayor efecto en el dominio público. Algunos países están en la misma situación que Chile (principalmente, aquellos que han firmado acuerdos de Libre Comercio con los Estados Unidos), destacando el caso de México que el año 2003 reformó su Ley de Derechos de Autor para aumentar su plazo de protección de 75 a 100 años (30 años más que en Chile, Estados Unidos y la Unión Europea) a las obras protegidas por derechos de autor.

En otros países la razón es de corte técnico, puesto que el plazo correspondiente se entiende cumplido el mismo día y mes que la muerte del autor, y no a inicios del año. Además, hay países como España, Francia y muchos otros que tienen normas especiales que alteran este cálculo, producto de sucesos políticos (guerras, golpes de Estado) o sencillamente el exitoso lobby de la industria. Incluso en la Unión Europea, donde muchísimas normas están estandarizadas, el dominio público debe calcularse país por país.


Dentro de todo, es importante llamar la atención sobre la creciente falta de estandarización en materia de protección de derechos de autor en el mundo, originada por la creciente protección que en varios países del mundo se le está prodigando a la propiedad intelectual, en desmedro de los intereses públicos que están en juego en esta materia, como el libre flujo de contenidos en Internet, facilitar el acceso a la cultura y el conocimiento a la población.

Como hemos venido alertando, acuerdos internacionales como el TPP (Trans-Pacific Partnership Agreement o Alainza Pacífico donde también están Colombia, Perú y México), pretenden seguir recortando el dominio público en el mundo, obligando a varios países (incluido, de nuevo, Chile) a aumentar sus plazos de protección de propiedad intelectual. Esto genera que, mientras en varios países se celebre jubilosamente la entrada de nuevas obras al dominio público, en Chile sólo queda esperar al año 2023 y, al mismo tiempo, seguir luchando para promover el dominio público en nuestras autoridades diciendo, por ejemplo, NO a acuerdos como el TPP.


El Principito de Saint-Exupéry pasa a dominio público.


El Día del Dominio Público: una particular festividad con la que se recuerda que centenares de obras se liberan de los derechos de autor ( Una obra pasa al dominio público cuando los derechos patrimoniales han caducado y esto ocurre pasados  50 años desde la muerte del autor ). Acudimos a la Wikipedia, que ofrece una definición precisa: el derecho de autor es un conjunto de normas jurídicas y principios que afirman los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística, musical, científica o didáctica, esté publicada o inédita.

De esta forma, pinturas, películas, fotografías, partituras o nuestro negociado, los libros, pueden compartirse —y usarse— libremente, sin rendir cuentas a los herederos de sus creadores, aunque nunca despojándolos de sus derechos morales, es decir, aquellos ligados al autor de manera permanente y son irrenunciables e imprescriptibles, de nuevo según la Wikipedia.


La joya de la corona de entre los escritores que pasan a dominio público es Antoine de Saint-Exupéry, fallecido en accidente de avión el 31 de julio de 1944, y cuya obra se inscribe ya en el listado de las creaciones de acceso libre, lo que significa que cualquiera puede publicarlas, traducirlas o adaptarlas sin pagar a sus herederos. De hecho, ya se ultima una película de animación basada en El Principito, y la editorial española Berenice ha anunciado la publicación del que fuera su primer superventas, la novela Vuelo nocturno.


Sin embargo, quienes deseen inspirarse en El Principito no lo tendrán tan fácil. Saint-Exupéry murió sin hijos, ante lo cual su viuda dejó como heredero a su secretario, copropietario de los derechos de autor junto a los sobrinos del escritor. Sus herederos de sangre han registrado todas las figuras significativas de la obra, tanto los personajes como las ilustraciones, por lo que quien desee utilizar el mismo título de la novela deberá pasar por caja.

Otro de los escritores cuya obra podrá ser compartida y publicada libremente es Ian Fleming, creador de un personaje más famoso por el celuloide que por el papel: James Bond. El escritor y periodista británico murió el 12 de agosto de 1964, dejando doce novelas y dos libros de cuentos con el irresistible espía como protagonista. Casino Royale (1953), Vive y deja morir (1954), Goldfinger (1959) o El espía que me amó (1962) son algunos de los títulos que le permitieron retirarse a Jamaica, aunque también firmó otro libro para niños con inolvidables resonancias cinematográficas: Chitty Chitty Bang Bang (1964).

Los amantes del relato corto conocerán bien la obra de la estadounidense Flannery O’Connor, fallecida el 3 de agosto de 1964, y escritora fundamental para entender la literatura sureña de su país. Aunque también publicó novelas —una de ellas, Sangre sabia (1952), fue adaptada al cine en 1979 por John Huston—, sus dos libros de relatos le granjearon la fama, acercándola a escritores con los que compartió tiempo y atmósfera, como William Faulkner o Carson McCullers. En español se tradujeron como Un hombre bueno es difícil de encontrar (1955) y Las dulzuras del hogar (1965). La obra de Flannery O’Connor, pues, también se suma al listado de nuevos escritores en dominio público.


Otra mujer de letras cuyo trabajo se libera para aquellos que quieran difundirlo es el de la checa Milena Jesenská, fallecida el 17 de mayo de 1944. Traductora, escritora y periodista, sus artículos y crónicas reflejaron el ambiente de entreguerras con una particularísima armonía entre la originalidad y el compromiso. Su relación con Franz Kafka supuso un episodio más en una vida apasionante que quizá atraiga a los editores más curiosos, ahora que ya no deben pagarse los derechos de autor.


Todos los países europeos —salvo uno—, además de Argentina, Brasil, Chile o Perú, cuentan un plazo de setenta años desde la muerte de su autor; el otro plazo más habitual es de cincuenta años desde la muerte del autor, contemplado en países como Canadá o Uruguay.

Una de las excepciones es España, donde la Ley de la Propiedad Intelectual de 1879 fijaba el plazo en ochenta años tras la muerte del autor. Esto se ha respetado en el caso de todos los autores fallecidos antes del 7 de diciembre de 1987, fecha en la que se aprobó la "nueva" ley: hasta 2057, España no equiparará sus plazos a los demás países europeos. Esto impide, por ejemplo, que este año se liberen los derechos de autores fallecidos en 1944, como Joaquín Álvarez Quintero o Enrique Díez-Canedo. En la web de la Biblioteca Nacional de España se puede consultar el listado de autores que entran en dominio público este año, ya que murieron en 1934. Entre ellos destacan Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina fallecido el 18 de octubre de 1934, y el torero y escritor Ignacio Sánchez Mejías, protagonista del llanto de Federico García Lorca, muerto el 13 de agosto de 1934.

Eso sí, si quieres utilizar —publicar, traducir, adaptar o remezclar— de forma gratuita la obra de Antoine de Saint-Exupéry, Ian Fleming, Flannery O’Connor, Milena Jesenská, Santiago Ramón y Cajal, Ignacio Sánchez Mejías o tantos otros, recuerda que ya se han incorporado al dominio público. ¡Eres libre!


¿Qué es el Trans-Pacific Partnership Agreement (TPP)?




El acuerdo Asociación Trans-Pacífico (TPP) es un acuerdo comercial reservado, multinacional que amenaza con extender las leyes restrictivas de la propiedad intelectual (PI) en todo el mundo y reescribir las leyes internacionales para lograr su aplicación. Los principales problemas son de dos tipos:

(1) El capítulo PI: Se han filtrado los proyectos de texto de este capítulo de propiedad intelectual y se sabe tendría extensas ramificaciones negativas para los usuarios de libertad de expresión, derecho a la privacidad y al debido proceso, y dificultar a las personas habilidades para innovar.

(2) La falta de transparencia: Todo el proceso se ha cerrado a la participación de múltiples partes interesadas y está envuelta en el secreto. 

Nueve naciones gestionan este tratado :  US, Japón, Australia, Perú, Malaysia, Vietnam, Nueva Zelandia, Chile, Singapur, Canadá, México, y Brunei Darussalam.

 
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