¿Jefe por primera vez? Evite estos pecados capitales
Uno de los errores más comunes es confiar en la experiencia y habilidades que los hicieron destacar como individuos dentro de un equipo.
No hay escapatoria. En algún momento de cualquier profesión, es probable que Usted sea jefe por primera vez. Llegado ese momento, sin duda cometerá algunos de los grandes errores en los que inevitablemente caen los gerentes principiantes.
Desde luego, la clave consiste en evitar algunos de los peores errores.
Ignorar los problemas, nunca los soluciona
Ross Cagan, profesor universitario, estuvo a cargo de un equipo por primera vez cuando tenía unos treinta y tantos años y era profesor asistente de la Escuela Universitaria de Medicina Washington en San Luis, Misuri, Estados Unidos. Parte de su trabajo requería la supervisión de un laboratorio compuesto por una decena de estudiantes, becarios posdoctorales y técnicos.
"Básicamente, sometieron sus carreras científicas al azar de si yo servía para algo", dijo.
Él recuerda a una becaria especialmente problemática que era bastante conflictiva con otros miembros del laboratorio. Cagan tuvo dificultades para reaccionar. "Me estresaba y dudaba", expresó Cagan, quien sabía que debía disciplinarla. "Temía lo que pensaran los otros miembros del laboratorio".
Si pasa tres noches en vela, hay que despedir a alguien
Cuando Cagan por fin tomó medidas, resultó que todos los demás estuvieron agradecidos. "Se preguntaban por qué me había demorado tanto en hacerlo".
Los gerentes principiantes pueden pensar que no hay un momento adecuado para hacer una gran declaración o abordar un problema. Si se actúa demasiado pronto, la gente podría pensar que simplemente usted está tratando de imponer su autoridad. Si espera demasiado, usted podría parecer débil y sumiso, o incluso mal preparado para la responsabilidad de supervisar a un equipo.
"Si pasa tres noches sin dormir, hay que despedir a alguien", afirmó Cagan de la lección que aprendió sobre tomar la iniciativa para enfrentar de inmediato a un trabajador problemático.
Evite el manejo micro.
Ser el jefe no implica dejar de escuchar, ni ser déspota.
La otra cara de la moneda es el gerente que toma el título de "jefe" al pie de la letra.
"Como 'personas a cargo', los principiantes se basan en nociones preconcebidas de lo que es un jefe ( clichés , arquetipos ) e intentan dirigir diciéndole a la gente qué hacer, dominando la toma de decisiones, micro administrando el trabajo y sirviendo como guardián de la información y las comunicaciones", escribió en correo electrónico Jim Concelman, vicepresidente de desarrollo de liderazgo de la firma global de consultoría de recursos humanos Development Dimensions International.
La mayoría de los supervisores principiantes son ascendidos por sus habilidades en áreas de especialización o técnicas específicas. Tienen la experiencia y los conocimientos para realizar su trabajo, dijo Concelman. "Por lo tanto, los jefes principiantes cometen el error de confiar en las habilidades que los hicieron grandes colaboradores individuales y pierden la oportunidad de desarrollar habilidades de liderazgo", señaló.
A quienes les va mejor con la transición pasan por una especia de "revolución copernicana", según Concelman. Terminan por reconocer "que el universo no gira alrededor de ellos, sino más bien alrededor del equipo" y "que su éxito depende del éxito de cada integrante del grupo de trabajo y se centran en el equipo".
Pida apoyo, información y orientación con regularidad.
No lo haga todo Usted mismo
Atención jefe principiante: si usted cree que puede hacerlo solo, se equivoca.
Por desgracia, pensar que pueden manejarlo todo es un error común entre los novatos, según Joel Garfinkle, asesor ejecutivo que trabaja en el área de San Francisco. Con el tiempo, esta actitud está condenada al fracaso.
Para evitar este escollo, Garfinkle sugiere identificar los mentores que tengan experiencia en gestión. "Pídales apoyo, información y orientación con regularidad".
A veces, el mejor mentor puede ser una persona fuera de la organización que sirva de "caja de resonancia y una guía para usted", según la Dra. Lorraine Tilbury, fundadora de la empresa de desarrollo personal y profesional Horse Power International con sede en Valle del Loira, en Francia.
Sin embargo, encontrar a alguien dentro de su empresa "puede ayudarle a entender las 'reglas no escritas' y la cultura gerencial que existe en su organización", escribió Tilbury, quien también es vicepresidenta de tutoría de la Global PWN (Professional Women’s Network) Federation.
"Aclare por adelantado con su mentor cuáles son sus expectativas: frecuencia y duración de sus reuniones, temas que quiere discutir".
Si no se encarga de una situación, ésta se manejará por sí sola.
No se paralice
Doug Tucker, director general de Sales Commando, una organización internacional de capacitación en ventas con sede en Londres y Emiratos Árabes Unidos, ha visto que muchos gerentes principiantes se paralizan cuando llega el momento de tomar decisiones.
Tienen temor a equivocarse o no quieren pasar por antipáticos, o ambas cosas, indicó.
Este comportamiento solamente empeora la situación. "Si Usted no se encarga de una situación, la situación siempre se manejará por sí sola y muchas veces el resultado podría no ser lo que se desea", escribió Tucker.
Tucker considera que una decisión siempre es mejor que ninguna decisión en absoluto.
"Si se equivoca, entonces use su lógica, reconozca que estuvo mal y aprenda de su error al no repetirlo".
No se concentre solo en lo administrativo. La cultura del Jefe imponente nunca funciona, es mejor ser sabio como el rey David.
Sea un jefe que también es colega.
Por último, no olvide que su trabajo implica mucho más que sólo las tareas de administración.
"Muchos gerentes principiantes se entusiasman con el puesto y quieren estar seguros de hacer todo lo posible para tener éxito", escribió Ben Carpenter, radicado en Connecticut, autor de The Bigs y vicepresidente de la sociedad de valores CRT Capital Group.
"Abandonan el lado productivo de su trabajo y se dedican por completo a la administración".
Pero es una mala idea, argumentó Carpenter. "En lugar de ello, siga participando y sea un jefe que también es colega el mayor tiempo posible".
"Gran parte de su credibilidad dentro de la empresa se deriva de lo que hace, y no de lo que gerencia", agregó. "Además, su valor aumentará y tendrá más capacidad de encontrar trabajo, para cuando decida cambiar de empresa".
"Es más fácil de medir cuánto de sus esfuerzos personales contribuyen al todo".
Frases preferidas por los malos jefes
Hay muchas formas en que los malos jefes pueden herir emocionalmente, por medio de las palabras ofensivas, burlas, sarcasmos o dejando al trabajador mal delante de todos con mentiras o exageración de los errores.
Las perlas que les gusta decir
1. Si no está conforme con el trabajo, encontraremos a alguien que sí.
2. No le pago para pensar.
3. Lo voy a tener en cuenta.
4. ¿Quién le dio permiso para hacer eso?
5. Deje todo lo que esté haciendo y encargase de esto ¡AHORA!
6. Tráigame soluciones, no problemas.
7. Agradezca que como está la situación tiene trabajo.
Las 14 frases que no debes decir a tus empleados y subordinados
Si quieres motivar a tu equipo a generar grandes resultados debes evitar estas expresiones ofensivas y molestas.
Malos jefes los hay en todos lados y de todas las clases; managers poco motivadores, regañones, insensibles, flojos e irrealistas. Incluso hay quienes disfrutan hacer llorar a sus empleados ( El Jefe Sádico ) y que éstos sientan temor con sólo escuchar su nombre. Una noticia para ellos: lo único que provocarán es baja productividad en su empresa, (costosa) rotación de personal y un clima laboral deficiente que no atrae ni retiene talento.
Como emprendedor, es probable que te encuentres por primera vez en esta posición, pero la inexperiencia no es excusa para convertirte en un jefe que no sabe liderar a su equipo y que afecta negativamente su moral. De hecho, hacerlo podría significar la muerte de tu startup, ya que el éxito de toda empresa -sea grande o pequeña- depende de su capital humano.
Aunque la forma de comportarte es el mejor referente para tus empleados, tus palabras también lo son. Y existen ciertas frases que nunca debes usar al comunicarte con tu equipo, independientemente de cuál sea tu humor o la situación:
1. ¿Acaso no haces nada bien? Aunque un empleado cometa uno o varios errores, esta frase es muy ofensiva y puede dañar gravemente su motivación. Cuando haya una situación de este estilo, relájate, cuenta hasta 10 (o a 100) y pídele a la persona que explique lo ocurrido. Haz que él mismo reconozca su equivocación y proponga soluciones.
2. Que sea la última vez que... Ésta es la frase favorita del jefe amenazador. Normalmente la amenaza hace referencia a la liquidación del trabajador, pero lo único que genera es que trabaje por miedo y no por alcanzar objetivos.
3. Tienes suerte de trabajar aquí. En otros lados... En primer lugar probablemente no conozcas las políticas laborales de otras empresas y en segundo, si el empleado realmente tuviera suerte de trabajar contigo, no tendrías que decírselo de esa manera. Nunca te compares con otras compañías; crea tu cultura empresarial y asegúrate que sea atractiva para el capital humano.
4. No es mi problema. Cuando un miembro de tu equipo te explica que llegó tarde por 'x', no terminó el trabajo por 'y' o no alcanzó las metas por 'z', nunca digas esta expresión. No se trata de que "cobijes" a los empleados que sólo presentan excusas, sino de que seas empático y trates de entender la situación. Además, debes asegurarte que efectivamente no sea tu problema, lo que significa que una de tus responsabilidades es proveer todas las herramientas, recursos e incentivos que permitan que el trabajo se realice.
5. Para eso te pago. Una frase muy utilizada por los jefes con sentimiento de superioridad. Con estas palabras le estás diciendo a la persona que es de tu propiedad y que debe hacer lo que tú digas simplemente porque recibe una paga por ello. Si quieres que tu equipo te respete, nunca saques a colación los temas relacionados con los sueldos y tu posición como jefe.
6. Tenemos que recortar gastos. A menos de que tu empresa esté pasando por un momento muy difícil, que ya has comunicado y compartido con tu equipo no digas esta frase. Pero, sobre todo, no recortes sueldos o personal y al día siguiente te aparezcas en la oficina usando un traje nuevo o estrenando un auto último modelo.
7. Así se han hecho siempre las cosas. Es el 'mantra' del jefe obsoleto y nada innovador. En una empresa, al reclutar talento se tiene como principal objetivo justamente eso: cambiar las rutinas y el estatus quo para innovar y crecer. Si un empleado te presenta una idea o una forma distinta de operar, escúchalo y pruébalo. Nunca sabes de dónde vendrá la idea que te genere millones de pesos.
8. No te pago por pensar, te pago por hacer. Nuevamente el jefe que se siente superior y habla sobre salarios para recordarlo. Y lo peor: es el jefe que desmotiva la innovación y el crecimiento de la empresa. Por el contrario, haz que buena parte de las descripciones de puestos incluyan un componente creativo e innovador.
9. No lo entregues hasta que lo hagas bien. Esta desagradable frase muchas veces va acompañada de papeles aventados o tirados a la basura. Este jefe tirano disfruta rebajar a sus empleados y hacerlos sufrir. En lugar, observa bien lo que entregó y da una retroalimentación efectiva que impulse a que la próxima vez la entrega sea correcta, pero no por temor, sino por tu buen liderazgo y conducción.
10. Lo siento, no hay nada que pueda hacer. Es la típica del jefe "Poncio Pilato". Ante un posible despido, rechazo de aumento de sueldo u otorgar un permiso, muchos managers usan esta frase para lavarse las manos. Pero como emprendedor, probablemente no sea siquiera cierta. Tú eres quien decide en tu empresa y en tus manos está la satisfacción de tu equipo.
11. Los problemas personales no los traigas a la oficina. Otro recordatorio: un empleado no es una máquina, y por tanto tiene sentimientos, emociones, ambiciones y deseos. Y cuando alguien trabaja, ejecuta con su cuerpo, pero lo logra gracias a la mente y al corazón. Sé un jefe abierto: escucha a la persona y procura ofrecerle tu respaldo.
12. Llegaste 10 minutos tarde. Una cosa es impulsar la puntualidad de tu empresa y otra muy distinta es convertirte en un reloj humano con el fin de regañar a tus empleados. Para que tu empresa sea productiva no debes fijarte en el tiempo que pasa un trabajador sentado en un escritorio, sino en sus resultados.
13. Aquí el que manda soy yo. Los esquemas de trabajo verticales y unidireccionales ya no funcionan. ¿Por qué? Porque los líderes sabios han descubierto que empoderando a sus empleados se consiguen mejores resultados. Si eres un líder, ellos lo sabrán, pero por tu ejemplo, no porque se los digas con altanería.
14. El proyecto/empresa no es tuyo. Craso error decirle a un empleado que aquello que en lo que trabaja no es de su propiedad. Una cosa es que no pueda adueñarse completamente de él y hacer lo que quiera, y otra muy distinta es que no sea parte de su vida. Finalmente, una persona le dedica más de un tercio de su día a un proyecto y hacer que se sientan parte de él es lo único que genera lealtad a la empresa.
Recuerde: Lo cortés no quita lo valiente
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