Puede que ya hayas escuchado algunos datos espantosos sobre el desperdicio de alimentos, pero solo en caso de que no lo hayas hecho, aquí tienes algunos para actualizarte sobre el tema:
– Solo en EE.UU se desperdicia un equivalente a $165 billones de dólares anualmente en alimentos. Eso es más que los presupuestos para parques, bibliotecas públicas, cárceles federales, atención médica para los veteranos, el FBI y la FDA (Administración de Drogas y Alimentos) combinados.
– Cerca de 50 millones de los 317 millones de estadounidenses padecen de inseguridad alimentaria a pesar de que producen suficiente comida para alimentar a más de 500 millones de norteamericanos.
– Solo para producir la cantidad de comida que termina en los vertederos, desperdician suficiente agua para suplir las necesidades domésticas de agua de cada ciudadano estadounidense.
Pero incluso teniendo a mano estas alucinantes estadísticas, probablemente necesitarás ver lo que este hombre hace para creerlo. Rob Greenfield llegó a Nueva York en bicicleta, cuando se encontraba haciendo su segunda travesía donde recorre ciudades y se alimenta únicamente de comida que encuentra en los basureros de los supermercados. En su primer recorrido en bicicleta sumergiéndose en los basureros norteamericanos, cerca del 70% de su dieta se suplió con lo que encontró en ellos, sumando un total final de 127 kilos de comida en más de 7.500 kilómetros recorridos.
Este es un resultado típico de lo que encontró:
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“Esta segunda vez, a la mitad del camino, prometí comer exclusivamente lo que encontrara en los basureros de supermercados hasta que llegara a la ciudad de Nueva York. Durante los 1.600 kilómetros y siete semanas de pedalear desde Madison, Wisconsin hasta la ciudad de Nueva York, podrías haberme visto en cualquiera de los 300 o más basureros a lo largo de los Estados Unidos. Admito que fallé a mi promesa un par de veces. Una vez cuando me encontré cara a cara con un brownie en Baltimore, otra vez cuando había palomitas de maíz recién hechas y unas pocas veces cuando recogí un tomate o algunas hojas verdes de un jardín. Además usé un poco de aceite y algunas hierbas para cocinar cuando visité a amigos en sus hogares. Pero aparte de eso, comí como un gran rey de basureros e incluso subí 2 kilos –a pesar de todo el tiempo que pasé en mi bicicleta–”.
Aquí puedes ver cómo se ve uno de sus festines sacados directamente desde el basurero:
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Pero Rob Greenfield dice que no se está alimentando en base a basureros simplemente para suplir sus necesidades. “Lo estoy haciendo para inspirar a los Estados Unidos, para que deje de botar comida. Mis interacciones con cualquier persona con quien me cruzaba en los caminos, los ayudaron a ver el fiasco del desperdicio de comida con sus propios ojos“, dice Greenfield que apunta que las personas no creen la cantidad de alimentos en buen estado que son arrojados diariamente a la basura, hasta que lo ven con sus propios ojos.
“Es ahí donde entran en juego mis fotografías de manifestaciones públicas. En sietes ciudades, durante mi gira, me sumergí en los basureros, generalmente por una noche y me instalé con lo que encontré en un parque público al día siguiente. Muchas personas quedaron estupefactas con lo que les mostré e incluso, quedaron enojados, no conmigo, pero con el desperdicio de la sociedad cuando hay millones de estadounidenses hambrientos. Solo estuve unos pocos días en cada ciudad para destapar este fiasco. Mi amigo Dane y yo logramos recoger esto en Madison, Wisconsin, en dos días”, dice Greenfield.
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“Encontré a un voluntario con un vehículo por medio de las redes sociales para ayudarme en cada ciudad ya que yo no podía cargar solo toda la comida en mi bicicleta. Esto fue lo que reunimos en Chicago, Illinois“.
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Ninguno de los voluntarios tenía experiencia sumergiéndose en basureros y para Greenfield cada escenario de basureros de las distintas ciudades era nuevo. En Detroit, Michigan, se sumergieron en la mañana del evento y el auto estaba lleno a las 2 horas.
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En Cleveland, Ohio, pasaron siete horas en los basureros la noche anterior al evento y llevaron esta comida a la plaza pública de Cleveland. Ese día hicieron 32 grados por lo que mucho de lo que estaba en el basurero ya se había echado a perder. Esto es solo lo bueno que pudieron sacar:
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En Lancaster, Pennsylvania, contaban con dos vehículos y visitaron diez basureros entre ambos equipos. Esto es lo que consiguieron en cuatro horas:
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Dos días más tarde Greenfield llegó a Filadelfia, Pennsylvania y a las 9 pm se sumergió. Una hora después salió con este resultado:
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“La comida aún tenía una muy buena calidad pero la verdad nunca se me ocurrió regalarla. Solo quería mostrarles a las personas lo que están desperdiciando. Pero luego comenzaron a llegar personas y a llevarse la comida y eso mejoró la misión completamente. Tipos como David estaban felices de poder comer y compartir la comida con sus amigos”.
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“Entre todas las manifestaciones que lideré terminamos entregando alimentos equivalentes a un valor de 10.000 dólares y alimentamos a más de 500 personas. Para mí, esto demuestra la buena calidad de la comida que estamos desperdiciando“, señala Greenfield y añade: “He aprendido que puedo llegar a casi cualquier ciudad a lo largo de los Estados Unidos y recoger en solo una noche la suficiente comida para alimentar a 100 personas. Lo único que me limitaba era el tamaño del vehículo que tenía para transportar los alimentos. Mi experiencia me muestra que los basureros de supermercados se llenan de comida en perfecto estado buena cada día en casi todas las ciudades de los Estados Unidos, mientras que algunos niños están demasiado hambrientos para concentrarse en la escuela”.
Estas fotografías probablemente te ayudan a tener una idea del tamaño de este problema. Rob Greenfield, además insta a todas las personas a que vean por sus propios ojos la situación en los supermercados de sus ciudades: “Sé que no todos ustedes están en Nueva York y también quiero que USTEDES lo vean por ustedes mismos. Así que los animo a ir al supermercado y hacer algo distinto a lo que acostumbran. Quiero que caminen a la parte trasera de la tienda, encuentren sus basureros y echen una mirada dentro. No es necesario que se lleven a casa algo de comida, ni tampoco es necesario que se sumerjan en el basurero. Solo miren dentro y vean el problema ustedes mismo. El basurero puede estar cerrado con un candado, o quizás acaba de ser vaciado, así que miren en un par de supermercados si es necesario. La primera vez que ves un basurero lleno de comida, tu vida puede cambiar para siempre”.
Greenfield ya ha hecho de su hazaña una exitosa campaña y alienta a las personas a tomar fotografías o grabar videos de los basureros que encuentren llenos de comida y los divulguen en las redes sociales con el hashtag #DonateNotDump (DonarEnVezDeBotar) y a que escriban un tweet al supermercado para hacerles saber que ya no aceptarás más su despilfarro.
“Con esto en mente, deberías informarte un poco más antes de ir a los basureros. Nuestro mensaje a los supermercados es que queremos que dejen de botar el exceso de comida y comiencen a donarlo a organizaciones sin fines de lucro para que pueda ser distribuido a las personas que lo necesitan. Por mi experiencia e investigación, he descubierto que esta es una situación en la que todos ganan”, finaliza Greenfield.
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