Venezuela, el paraíso en ruinas
Día 09/02/2015 - 18.48h
El Gobierno venezolano, en quiebra, tiene que pagar al año a Cuba un subsidio de trece mil millones de euros
Venezuela debe ser el país peor gobernado del planeta.
El periódico «The Daily Telegraph» de Londres describió el desastre en
un reciente reportaje montado sobre ocho gráficas espeluznantes.
En el 2015 la economía se contraerá en un 7% del PIB. Los venezolanos serán notablemente más pobres y tendrán menor capacidad de consumo.
La inflación es la más alta del mundo. Los expertos de Caracas Capital Market la sitúan en un 120% anual. Como la productividad es bajísima y el aumento de los salarios no compensa, la vida cotidiana será mucho más cara.
La caída del precio del crudo
El bolívar, la moneda nacional, tiene varios cambios.
Oficialmente, está a 6,30 por dólar. En realidad, se acerca a los 190 en
el mercado negro. La diferencia es el modo más directo de enriquecer a
los corruptos boliburgueses. Compran a 6.30 para importar, usan una
parte y revenden clandestinamente la otra. En pocas horas cualquier idiota con conexiones puede hacerse millonario.
El valor promedio del barril de petróleo hoy está un 50%
por debajo del precio que tenía en enero de 2014. Eso es gravísimo en un
país cuyo ingreso en divisas depende en un 96% de las exportaciones de crudo.
Añadiéndole sal a la herida, la producción de PDVSA disminuye y anda
por los 2.4 millones de barriles diarios, cuando debería estar
produciendo entre 4 y 5. Esto sucede por una mezcla de incapacidad y
falta de inversiones.
Llenar el tanque de gasolina de un coche cuesta menos de un céntimo
El gobierno en el 2014 importó bienes y servicios por un monto de 60.5 mil millones de dólares
y exportó petróleo cobrable (hay otro previamente comprometido) por
treinta y nueve mil millones. La diferencia, claro, se convirtió en
parte de la deuda y es una de las razones que explica el
desabastecimiento. No tienen divisas para importar los insumos que
necesita un país en el que el chavismo ha diezmado a la clase productora
y ha cerrado siete mil empresas de todos los tamaños.
Abocados a la quiebra
Venezuela probablemente no pueda afrontar el pago de la deuda y
tenga que declararse en quiebra, de acuerdo con las sombrías
predicciones del Banco Mundial. Este año la nación tendrá que abonar once mil millones de dólares en intereses y obligaciones,
y carece de liquidez para pechar con ese compromiso. En el 2016 le
volverá a suceder lo mismo. La quiebra, posada como un buitre sobre los
tejados de los bancos, le encarecerá notablemente las líneas de crédito.
El crimen es la principal causa de muerte en Venezuela
Venezuela se calcutiza, pero con un agravante, las ciudades no sólo están cada día más sucias y llenas de escombros: el crimen es la principal causa de muerte.
Ni el cáncer ni los infartos, ni los episodios cerebrales, por
separado, matan tanto como lo que en ese país llaman «los malandros».
Asesinar impunemente
El año pasado fueron asesinadas 25.000 personas y el 94% de esos crímenes quedaron impunes. Es menos arriesgado pasearse con un ejemplar de «Charlie Hebdo» en
las manos por las calles de Damasco que ir a comprar el pan en Caracas.
Tal vez no haya pan, pero seguramente encontrarán maleantes.
El gobierno, además, ha armado y convertido a los delincuentes en milicias paralelas
para controlar, acosar y, si es necesario, dispararle a la oposición,
como se ha visto en cien vídeos exhibidos por internet. Cuando no
persiguen a los opositores, persiguen los anillos, billeteras y relojes
de los aterrorizados ciudadanos.
Una buena parte de la vida del venezolano -sobre todo de las mujeres- transcurre en las colas a la búsqueda y captura de cualquier objeto necesario:
comida, medicinas, útiles de aseo personal. A veces hay peleas por unos
muslos de pollo o por unos cartones de leche. Cada día que pasa faltan
más objetos. El papel higiénico se ha convertido en una obsesión nacional. En Miami, los exiliados venezolanos, en venganza, han hecho imprimir miles de rollos con la cara de Maduro para darle su fétido merecido al presidente.
En esta atmósfera no es extraño que los venezolanos más educados quieran marcharse del país. Ya lo ha hecho, afirman, millón y medio. Se les ve, laboriosos y eficientes, en España, Panamá, Colombia, Ecuador y Estados Unidos.
Ya se han ido de Venezuela un millón y medio de personas
En Miami, además, los venezolanos han revitalizado el
teatro en español, poseen un diario, varias estaciones de radio y al
menos dos canales de televisión. La desgracia de Venezuela ha sido una bendición para el sur de la Florida.
Lo lamentable es que la mayor parte de esos refugiados no regresarán a
su país cuando amaine la tormenta. Se quedarán en EE.UU. a generar
riqueza, criar a sus descendientes y disfrutar de la institucionalidad
de la más vieja democracia del hemisferio.
Tal vez es importante preguntarse por qué uno de los países potencialmente más ricos del mundo ha caído en ese abismo.
Se trata de una nación de más de 900.000 kilómetros
cuadrados, y menos de 29 millones de habitantes («supervivientes», dicen
allí), dotada por la naturaleza con todos los bienes imaginables: petróleo, hierro y otra docena de minerales valiosos, tierras
fértiles, agua potable en abundancia, playas paradisíacas, fabulosas
selvas vírgenes, y una población educada en la que abundan los
profesionales formados en universidades nacionales y extranjeras en las
que han adquirido su postgrado.
¿Por qué ocurrió esta catástrofe?
¿Por qué semejante paraíso, al que durante décadas
emigraban los canarios y gallegos, los italianos y centroeuropeos, en
busca de un mejor destino, sufre hoy este descalabro?
Fundamentalmente, se debe a que en el país prevalecían
varias ideas y actitudes totalmente erróneas que pueden resumirse en una
palabra: populismo.
Muchos venezolanos pensaban, porque así se lo aseguraban los políticos,
que el país era rico, y no que la riqueza se creaba mediante el trabajo
metódico. Creían que la pobreza de muchos venezolanos era debida a la
riqueza de los que habían conseguido prosperar. Bastaba con
arrebatársela a los pudientes para establecer una sociedad más justa.
Pensaban que esa situación cambiaría cuando un grupo de
personas bienintencionadas, dirigidas por un caudillo enérgico, acabara
con las injusticias. Ese personaje fue el nefasto Hugo Chávez.
Los venezolanos no eran capaces de advertir que los 25 países más
prósperos y felices del planeta son democracias regidas por la ley y
sustentadas en instituciones de Derecho.
Venezuela es hoy la nación más corrupta de América Latina
Tomen nota los españoles. En todas partes cuecen habas. Basta con que prevalezcan las ideas populistas para que un país se hunda irremisiblemente.
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