jueves, 8 de diciembre de 2011

Clase Media R.I.P.


Esta, al menos, es la conclusión a la que llega Josep Esteve Rico Sogorb en su escrito aparecido en Webalia. Interesante reflexión, de total actualidad y enlazada con varios hechos que se vienen observando desde hace un tiempo en nuestro país: medidas fiscales regresivas, "mileurización" progresiva de la sociedad, abaratamiento del despido, reducción de las coberturas sociales, y un largo etcétera.

Paralelamente a estas reformas regresivas del Estado del Bienestar, dirigidas por nuestro gobierno, aparecen nuevos indicios que sugieren que esto pudiera formar parte de una política orquestada a nivel internacional. Así, se popularizan en la Red vídeos de un documental de la BBC (El poder de las pesadillas), que aunque tiene ya casi dos años, denuncia un tema de actualidad como es la organización y actuaciones de unos líderes mundiales neo-conservadores que persiguen objetivos dudosos desde un punto de vista "democrático".

Al hilo de todo esto, parecen muy oportunas las reflexiones desde un punto de vista personal de Rico Sogorb acerca de la desaparición de la clase media y su sustitución progresiva por unas capas sociales depauperizadas:En general, está desapareciendo la clase media, otrora, motor impulsor de la economía e industria y que ante la actual recesión y presentes cambios, va a menos. No es una excepción. Y además, disminuyen los altruismos desinteresados o entregados al arte, a la ciencia y a la cultura. Nuestro actual depredador y hostil sistema, fuertemente competitivo y estresante, nos obliga, nos conmina o conduce inevitablemente al consumismo y al materialismo más recalcitrantes. Todo lo miramos y valoramos por, para, a través, del dinero; porque, 'la pela es la pela'. Los menos, se conforman con billetes. Los más, -o VIPS- se mueven entre maletines y golpes de talonario. Pero la mayoría de la sociedad antepone lo material y económico, frente a sentimientos, principios y valores practicando por doquier aquello de 'tanto tienes, tanto vales'.
Por desgracia y lamentablemente, quienes sufrieron alguna vez en sus carnes los efectos devastadores de la mala suerte y del infortunio; saben que se siente y como se vive o malvive. Sin quererlo ni comerlo, sin desearlo, por el capricho de la Diosa Fortuna que pasó de largo y por causas ajenas a la propia voluntad; se vieron de repente sumidos en una situación de precariedad y carencia económicas, de ausencia de empleo, de pérdida de patrimonio. Alguien, allegado y querido, les 'engañó', consciente o inconscientemente. Voluntaria o involuntariamente. Por activa o por pasiva. Y fueron perdedores. Y se esfumaron en el aire los 'castillos' que habían alzado con esfuerzo, dedicación y espirítu ahorrativo. Conocieron la pérdida de viviendas, tierras, negocios, dinero y demás bienes. Sintieron el azote de los embargos judiciales. Y supieron el verdadero y amargo sabor de la derrota en la hora aciaga del antihéroe. Experimentaron el dolor de las 'traiciones' de un ex-socio, de un antiguo amigo , de un familiar o de un entonces cónyuge. Y el mal, a través de éstos, les fue transmitido.

Hoy, muchos están 'tocados', tal vez para siempre, tal vez para el resto de sus vidas con algunas 'cruces' a la espalda. Continúan realizando titánicos esfuerzos casi agónicos para salir a flote, pero no cunden. Es, como si una 'mano negra' se interpusiera evitando que 'resuciten', que salgan del pozo y se recuperen. Y asi, pueden estar años. Mientras ésto sucede, quienes antes, en los buenos tiempos, les demostraban su apoyo y ayuda a su lado; ahora, alejados, les obvian, subestiman y marginan. Miran de reojo y por encima del hombro. Les manifiestan su lástima y les critican despectiva y peyorativamente como si aquellos, los perdedores, fueran parias o unos 'don nadie' e incluso les niegan el saludo y se burlan. O sea que, como ya no tienen nada, no son nada ni nadie. Ni siquiera les sirve el recuerdo de lo que los sufridores fueron y del esplendor que tuvieron. Sobre todo, si destacaron antaño en 'cosas para soñadores que no dan de comer' como el arte y la cultura más que en lo económico. Esto les impide formar parte de instituciones de prestigio social, de 'alto standing', donde brillan el poder, el renombre, la economía, lo material; en detrimento de lo sentimental, de la sensibilidad, de la cultura, de la formación, de la ética...que deberían ser los criterios lógicos y naturales de la Sociedad. Visto lo visto, y con el alma por los suelos, hundidos y decepcionados; muchos perdedores se rendirian ante la evidencia convirtiéndose en seres materialistas y despiadados para no dejar títere con cabeza. Y la culpa sería de la hostil sociedad que les obliga a ello. Pero en el fondo no quieren...no quieren...

El milEurismo

Ridiculizada por poetas y libertinos; idolatrada por moralistas; destinataria de los discursos de políticos, papas, popes y cuantos se suben alguna vez a un púlpito en busca de votantes o de adeptos; adulada por anunciantes; recelosa de heterodoxias y huidiza de revoluciones; pilar de familias y comunidades; principal sustento de las Haciendas públicas y garante del Estado de bienestar. La clase media es el verdadero rostro de la sociedad occidental. En un mundo globalizado, en el que hasta en el más mísero país siempre se puede encontrar a alguien con suficientes medios para darse un paseo espacial, sólo la preeminencia de la clase media distingue los Estados llamados desarrollados del resto. Los países dejan de ser pobres no por el puesto que ocupan sus millonarios en el ranking de los más ricos -de ser así, México o la India estarían a la cabeza del mundo dada la fortuna de sus potentados-, sino por la extensión de su clase media.
Los 'mileuristas' bien pudieran ser la nueva clase social dominante
Incluso en el periodo de mayor bonanza económica los sueldos cayeron
"Un magma social, consumista, sin ideología, a imagen de las 'low cost"
En Francia se les llama 'baby losers' y en Grecia "los de los 700 euros"
Un 20% de la población está por debajo del umbral de la pobreza
Los jóvenes económicamente autónomos han caído hasta el 21%
Más de la mitad de los parados quiere convertirse en funcionario
La división estará entre unos pocos que generan PIB y los innecesarios.
La Crisis no es igual para todos.
Pero parece que la clase media está en peligro o, al menos, en franca decadencia. Eso piensan muchos sociólogos, economistas, periodistas y, lo que es más grave, cada vez más estadísticos. Como los dinosaurios, esta "clase social de tenderos" -como la calificaban despectivamente los aristócratas de principios de siglo XX- aún domina la sociedad, pero la actual recesión puede ser el meteorito que la borre de la faz de la Tierra. Siguiendo con la metáfora, el proceso no será instantáneo sino prolongado en el tiempo, pero inevitable. La nueva clase dominante que la sustituya bien pudieran ser los pujantes mileuristas, los que ganan mil euros al mes. Tal y como sucedió cuando los mamíferos sustituyeron a sus gigantes antecesores, los mileuristas tienen una mayor capacidad de adaptación a circunstancias difíciles. También se adaptan los pobres, pero no dejan de ser excluidos, mientras que los mileuristas son integradores de la masa social. Por eso se están extendiendo por todas las sociedades desarrolladas.
El mileurismo -un término inventando por la estudiante Carolina Alguacil, que escribió una carta al director de EL PAÍS en agosto de 2005 para quejarse de su situación laboral- ha dejado de ser un terreno exclusivo para jóvenes universitarios recién licenciados que tienen que aceptar bajos salarios para hacerse con un currículo laboral. En los últimos años ha incorporado a obreros cualificados, parados de larga duración, inmigrantes, empleados, cuarentones expulsados del mercado laboral y hasta prejubilados. Se estima que en España pueden alcanzar en torno a los doce millones de personas.
Su popularidad es tan creciente que ya hay varios libros dedicados exclusivamente a los mileuristas, tienen web propia y hasta película. Se llama Generazione 1.000 euro, una producción italiana que se acaba de estrenar. Cuenta la historia de un joven licenciado en matemáticas que malvive en una empresa de mercadotecnia y se enamora de otra mileurista. Basa su argumento en el libro con el mismo título que triunfó gracias a las descargas gratuitas de Internet (la gratuidad de la Red es una de las pocas válvulas de escape de los mileuristas).
Hasta los políticos comienzan a mirar hacia ellos. Las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el debate del estado de la nación, aunque luego descafeinadas, parecen ser las primeras especialmente diseñadas para mileuristas: equiparar las ayudas al alquiler, eliminar para las rentas medias la desgravación de la vivienda (¡el pisito, icono de la clase media española!), bonos de transportes desgravables y, sobre todo, máster gratis sin límite para graduados en paro. Másteres, estudios de posgrado, doctorados, idiomas..., el signo de identidad de esta generación Peter Pan, dicen que la mejor preparada de la historia pero cuya edad media de emancipación del hogar familiar está a punto de alcanzar los 30 años.
La estadística da cuenta cada vez de forma más fehaciente de la pujanza del mileurismo frente a la bendita clase media. Uno de los datos más reveladores se encuentra en la Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE), un informe cuatrienal pero que desnuda la realidad sociolaboral como ninguna otra. Según la misma, el sueldo medio en España en 2006 (última vez que se realizó) era de 19.680 euros al año. Cuatro años antes, en 2002, era de 19.802 euros. Es decir, que en el periodo de mayor bonanza de la economía española, los sueldos no sólo no crecieron, sino que cayeron, más aún si se tiene en cuenta la inflación.
Si nos remontamos a 1995, la primera vez que se llevó a cabo la encuesta, la comparación es aún más desoladora. El salario medio en 1995 era de 16.762 euros, por lo que para adecuarse a la subida de precios experimentada en la última década, ahora tendría que situarse en torno a los 24.000 euros. Se trata del sueldo medio, que incluye el de los que más ganan. Por eso convendría tener en cuenta otro dato más esclarecedor: la mitad de los españoles gana menos de 15.760 euros al año, es decir, son mileuristas.
Los sueldos se han desplomado pese a la prosperidad económica e independientemente del signo político del partido en el poder en los últimos años (desde 1995 han gobernado sucesivamente PSOE, PP y nuevamente PSOE). La riqueza creada en todos esos años ha ido a incrementar principalmente las llamadas rentas del capital.
Algunos dan definitivamente por muerta la clase media. Es el caso del periodista Massimo Gaggi y del economista Eduardo Narduzzi, que en su libro El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste (Lengua de Trapo) vaticinaban la aparición de un nuevo sistema social polarizado, con una clase tecnócrata reducida y crecientemente más rica en un extremo, y en el otro un "magma social" desclasado en que se confunden las antiguas clases media y baja, definidas por una capacidad de consumo muy limitado, a imagen y semejanza de los productos y servicios que les ofrecen las compañías low cost (bajo coste) como Ikea, Ryanair, Mc Donald's, Zara o Skype.
"Nosotros hablábamos de la aparición de una clase de la masa, es decir, de una dimensión social sin clasificación que de hecho contiene todas las categorías, con excepción de los pobres, que están excluidos, y de los nuevos aristócratas. La clase media era la accionista de financiación del Estado de bienestar, y su desaparición implica la crisis del welfare state, porque la clase de la masa ya no tiene interés en permitir impuestos elevados como contrapartida política que hay que conceder a la clase obrera, que también se ha visto en buena parte absorbida por la clase de la masa. La sociedad que surge es menos estable y, como denunciábamos, potencialmente más atraída por las alarmas políticas reaccionarias capaces de intercambiar mayor bienestar por menos democracia. También es una sociedad sin una clara identidad de valores compartidos, por lo tanto, es oportunista, consumista y sin proyectos a largo plazo", señalan los autores a EL PAÍS.
El declive de la clase media se extiende por todo el mundo desarrollado. En Alemania, por ejemplo, un informe de McKinsey publicado en mayo del año pasado, cuando lo peor de la crisis estaba aún por llegar, revelaba que la clase media -definida por todos aquellos que ganan entre el 70% y el 150% de la media de ingresos del país- había pasado de representar el 62% de la población en 2000 al 54%, y estimaba que para 2020 estaría muy por debajo del 50%.
En Francia, donde los mileuristas se denominan babylosers (bebés perdedores), el paro entre los licenciados universitarios ha pasado del 6% en 1973 al 30% actual. Y les separa un abismo salarial respecto a la generación de Mayo del 68, la que hizo la revolución: los jóvenes trabajadores que tiraban adoquines y contaban entonces con 30 años o menos sólo ganaban un 14% menos que sus compañeros de 50 años; ahora, la diferencia es del 40%. En Grecia, los mileuristas están aún peor, ya que su poder adquisitivo sólo alcanza para que les llamen "la generación de los 700 euros".
En Estados Unidos, el fenómeno se asocia metafóricamente a Wal-Mart, la mayor cadena de distribución comercial del mundo, que da empleo a 1,3 millones de personas, aplicando una política de bajos precios a costa de salarios ínfimos -la hora se paga un 65% por debajo de la media del país-, sin apenas beneficios sociales y con importaciones masivas de productos extranjeros baratos procedentes de mercados emergentes, que están hundiendo la industria nacional. La walmartización de Estados Unidos ha sido denunciada en la anterior campaña presidencial tanto por los demócratas como por los republicanos. El presidente Barak Obama creó por decreto la Middle Class Task Force, el grupo de trabajo de la clase media, que integra a varias agencias federales con el objeto de aliviar la situación de un grupo social al que dicen pertenecer el 78% de los estadounidenses. El grupo tiene su propia página web y su lema: "Una clase media fuerte es una América fuerte".
Hacen falta más que lemas para salir de la espiral que ha creado la recesión y que arrastra en su vórtice a una clase media debilitada hacia el mileurismo o tal vez más abajo. En Nueva York, 1,3 millones de personas se apuntaron a la sopa boba de los comedores sociales en 2007. Apenas un año después, tres millones de neoyorquinos eran oficialmente pobres. Los pobres limpios, como se denomina a los que han descendido desde la clase media, también comienzan a saturar los servicios sociales en España. Las peticiones de ayuda en Cáritas han aumentado un 40%, y el perfil social del demandante empieza a cambiar: padre de familia, varón, en paro, 40 años, con hipoteca, que vive al día y que ha agotado las prestaciones familiares.
Con el propósito de tranquilizar a la población, los dirigentes han comenzado a hablar de "brotes verdes" para designar los primeros signos de recuperación. Pero ésta no es una crisis cualquiera. Howard Davidowitz, economista y presidente de una exitosa consultora, se ha convertido en una estrella mediática en Estados Unidos al fustigar sin piedad el optimismo de la Administración de Obama. "Estamos hechos un lío y el consumidor es lo suficientemente listo para saberlo. Con este panorama económico, el consumidor que no se haya petrificado es que es un maldito idiota. Esta crisis hará retroceder al país al menos diez años y la calidad de la vida nunca volverá a ser la misma".
La marcada frontera que separaba la clase media de la exclusión y de los pobres se está derrumbando a golpes de pica como lo hizo el muro de Berlín, y algunos se preguntan si tal vez la caída del telón de acero no haya marcado el inicio del fin de conquistas sociales y laborales que costaron siglos (y tanta sangre), una vez que el capitalismo se encontró de repente sin enemigo.
Al margen de especulaciones históricas, lo cierto es que la desigualdad crece. En España, la Encuesta de Condiciones de Vida, realizada en 2007 por el INE, señalaba que casi 20 de cada 100 personas estaban por debajo del umbral de la pobreza. El último informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en España, de Cáritas, resaltaba que hay un 12,2% de hogares "pobres integrados", esto es, sectores integrados socialmente pero con ingresos insuficientes y con alto riesgo de engrosar las listas de la exclusión. Su futuro es más incierto que nunca, y muchos hablan de un lento proceso de desintegración del actual Estado de bienestar.
Otros expertos son mucho más optimistas y descartan que se pueda hablar del fin de clase media. "Es una afirmación excesivamente simplista que obvia algunos de los grandes avances que ha registrado la sociedad española en el largo plazo. Las crisis comienzan perjudicando a los hogares con menores ingresos y menor nivel formativo, para extender posteriormente sus efectos al resto de grupos. Y aunque mantenemos niveles de desigualdad considerablemente elevados en el contexto europeo estamos todavía lejos de ser una sociedad dual", señala Luis Ayala, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los autores del informe FOESSA.
El catedrático de Estructura Económica Santiago Niño Becerra ha saltado a la fama editorial por su libro El crash de 2010 (Los Libros del Lince), en el que afirma que la crisis no ha hecho más que empezar y que será larga y dura. A la pregunta de cómo va a afectar esta debacle a la clase media, contesta: "El modelo de protección social que hemos conocido tiende a menos-menos porque ya ha dejado de ser necesario, al igual que lo ha dejado de ser la clase media: ambos han cumplido su función. La clase media actual fue inventada tras la II Guerra Mundial en un entorno posbélico, con la memoria aún muy fresca de la miseria vivida durante la Gran Depresión y con una Europa deshecha y con 50 millones de desplazados, y lo más importante: con un modelo prometiendo el paraíso desde la otra orilla del Elba. La respuesta del capitalismo fue muy inteligente (en realidad fue la única posible, como suele suceder): el Estado se metió en la economía, se propició el pleno empleo de los factores productivos, la población se puso a consumir, a ahorrar y, ¡tachín!, apareció la clase media, que empezó a votar lo correcto: una socialdemocracia light y una democracia cristiana conveniente; para acabar de completar la jugada, esa gente tenía que sentirse segura, de modo que no desease más de lo que se le diese pero de forma que eso fuese mucho en comparación con lo que había tenido: sanidad, pensiones, enseñanza, gasto social... que financiaban con sus impuestos y con la pequeña parte que pagaban los ricos (para ellos se inventaron los paraísos fiscales). Todo eso ya no es necesario: ni nadie promete nada desde la otra orilla del Elba, ni hay que convencer a nadie de nada, ni hay que proteger a la población de nada: hay lo que hay y habrá lo que habrá, y punto. Por eso tampoco son ya necesarios los paraísos fiscales: ¿qué impuestos directos van a tener que dejar de pagar los ricos si muchos de ellos van a desaparecer y si la mayoría de los impuestos de los que quieren escapar van a ser sustituidos por gravámenes indirectos?".
Y es que frente a la extendida idea de que la mejor forma de favorecer el bienestar es conseguir altas tasas de crecimiento y de creación de empleo, en los momentos de máxima creación de empleo la desigualdad no disminuyó. Al contrario, desde el primer tercio de los años noventa la pobreza no ha decrecido. Los salarios crecen menos que el PIB per cápita. El último informe mundial de salarios de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) destaca que entre 2001 y 2007 crecieron menos del 1,9% en la mitad de los países. En España, el aumento real fue casi cero, como en Japón y Estados Unidos. Para 2009, la OIT pronostica que los salarios crecerán sólo un 0,5%.
En España hay un dato aún más revelador del vértigo que siente la clase media cuando se asoma al abismo de inseguridad que le ofrece esta nueva etapa del capitalismo. El número de familias que tiene a todos sus miembros en paro ha sobrepasado el millón. Y peor aún, la tasa de paro de la persona de referencia del hogar -la que aporta más fondos y tiene el trabajo más estable- está ya en el 14,5%, muy similar a la del cónyuge o pareja (14,4%), cuyo sueldo se toma como un ingreso extra, mientras que la de los hijos se ha disparado cinco puntos en el primer trimestre y está en el 26,8%.
Luis Ayala constata que, por primera vez desde mediados de los años noventa, al inicio de esta crisis hemos asistido a tres cambios claramente diferenciales respecto al modelo distributivo en vigor en las tres décadas anteriores: la desigualdad y la pobreza dejaron de reducirse (aunque no aumentaron) por primera vez desde los años sesenta; por primera vez en muchos años la desigualdad no disminuyó en un contexto de crecimiento económico, y a diferencia de lo que sucedió con la mayoría de los indicadores macroeconómicos (PIB per cápita, déficit público, desempleo, etcétera), durante este periodo se amplió el diferencial con la UE desde el punto de vista de desigualad.
El equilibrio y la  justicia social.
"Si en un tiempo de mareas altas no disminuyó la desigualdad, cabe contemplar con certeza su posible aumento en un periodo de mareas bajas. La evidencia que muestran varios estudios de cierta conexión entre determinadas manifestaciones del desempleo y la desigualdad y la pobreza obligan, inevitablemente, a pensar en un rápido aumento de la desigualdad y de las necesidades sociales. Así, tanto el número de hogares en los que todos los activos están en paro como la tasa de paro de la persona principal del hogar son variables más relacionadas con la desigualdad que los cambios en las cifras agregadas de empleo. La información más reciente que ofrece la EPA deja pocas dudas: en ninguno de los episodios recesivos anteriores crecieron tan rápido ambos indicadores, por lo que cabe pensar en aumentos de la desigualdad y de la pobreza monetaria muy superiores a los de cualquier otro momento del periodo democrático", afirma Ayala.
En efecto, estos datos demolen en parte el viejo bastión español frente a la crisis: el colchón familiar. ¿Cómo van a ayudar los padres a los hijos si comienzan a ser los grandes protagonistas del drama del desempleo? El profesor Josep Pijoan-Mas, del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI), en el artículo Recesión y crisis (EL PAÍS, 15 de marzo), observaba una preocupante similitud entre esta recesión y la de 1991-1994, cuando el paro trepó hasta el 24%. "Los datos muestran que el aumento de la desigualdad en el ámbito individual se amplifica cuando agrupamos los datos por hogares. Esto sugiere que, contrariamente a la creencia popular, la familia no es un buen mecanismo de seguro en España: cuando un miembro del hogar experimenta descensos de renta, lo mismo sucede al resto de miembros del hogar", indica.
Afirmar a simple vista que, por primera vez desde la II Guerra Mundial (la Guerra Civil en España), las nuevas generaciones vivirán peor que la de sus padres puede parecer osado. Nunca tantos jóvenes estudiaron en el extranjero (gracias a las becas Erasmus), viajaron tanto (gracias a las aerolíneas low cost) o prolongaron tanto su formación. Pero se trata de una sensación de riqueza ilusoria, apegada al parasitismo familiar. El número de jóvenes españoles que dispone de una independencia económica plena disminuyó desde el 24% en 2004 al 21% en 2008, según el último informe del Instituto de la Juventud (Injuve). El proceso es general en toda Europa. El número de "viejos estudiantes" ha crecido a un ritmo vertiginoso en los últimos años. Así, el 15% del total de estudiantes de la Unión Europea (entendiendo por tales los que dedican todo su tiempo a la formación) tiene ya más de 30 años, según el Informe de la Juventud de la Comisión Europea de abril pasado.
Cuando esos maduros estudiantes se incorporan al mercado laboral les esperan contratos temporales, tal vez para siempre. Y es que según el informe de la UE, el porcentaje de personas que tenía un contrato temporal y no podía encontrar uno fijo se incrementa con la edad. Del 37%, entre los 15 a los 24 años, hasta el 65%, entre los 25 los 29. Atrapados en la temporalidad de por vida, van desengañándose de encontrar algo mejor a medida que envejecen. Muchos cuando rondan la treintena ya están resignados a su suerte.
"Desde luego es la generación que menos periodos de adultez va a tener. Pueden entrar en el mercado laboral a los 33 años y encontrarse con un ERE a los 50 o directamente con la prejubilación. El problema es que ofertamos puestos de trabajo que puede hacer cualquiera. Por eso, curiosamente, los jóvenes van a responder a la crisis dependiendo de las posibilidades que tengan de esperar y formarse adecuadamente. Y en eso es decisivo el poder adquisitivo de los padres y su nivel educativo", señala el sociólogo Andreu López, uno de los autores del último informe de Injuve.
El drama laboral no sólo lo sufren los jóvenes. Puede que los miles de trabajadores que están perdiendo su empleo vuelvan al mercado laboral cuando la crisis escampe, pero no con las mismas condiciones. Por ejemplo, la ingente masa laboral de la construcción que ha sostenido la economía española deberá ocuparse en otros sectores. "Todo lo que aprendieron a hacer trabajando en los últimos años les valdrá de poco o nada. Por tanto, no es de esperar que sus salarios sean muy altos cuando encuentren nuevos empleos. De hecho, la evidencia empírica disponible para Estados Unidos muestra que los desempleados ganan menos cuando salen de un periodo de desempleo y que dicha pérdida salarial es mayor cuanto más largo ha sido el periodo de desempleo", indicaba el profesor Pijoan-Mas.
Los gobernantes han encontrado un bálsamo de Fierabrás contra el paro y la precariedad laboral: innovación y ecología. Los empleos que nos sacarán de la crisis estarán basados en el I+D+i. Es lo que Zapatero ha llamado el nuevo modelo productivo. Sin contar con que los sectores tecnológicos no son muy intensivos en mano de obra, la premisa parte en cierta forma de una falacia: la de pensar que los países emergentes se quedaran parados mientras convertimos los cortijos andaluces en factorías de chips ultraconductores y laboratorios genéticos.
La globalización también ha llegado al I+D+i. La India, por ejemplo, produce 350.000 ingenieros al año (los mejores en software de todo el mundo), anglófonos y con un salario medio de 15.000 dólares al año, frente a los 90.000 que ganan en Estados Unidos. Por su parte, China está a punto de convertirse en el segundo inversor mundial en I+D. "Cuando despertemos de la crisis en Europa, descubriremos que en la India y en China producen muchas más cosas que antes", avisa Michele Boldrin, catedrático de la Washington University.
Ante este clima de inseguridad y falta de perspectivas, no es de extrañar que el 45,8% de los parados esté considerando opositar y el 14,6% ya esté preparando los exámenes, según una encuesta de Adecco. Ser funcionario se ha convertido en el sueño laboral de cualquier español, y puede ser el último reducto de la clase media. El único peligro es que su factura es crecientemente alta para un país en el que se desploman los ingresos por cotizaciones sociales y por impuestos ligados a la actividad y a la renta. La última EPA refleja que los asalariados públicos han crecido en un año en 116.200 personas, sobrepasando por primera vez la cifra de tres millones.
El coste total de sus salarios alcanzará este año los 103.285 millones de euros, según datos del Ministerio de Política Territorial. Cada funcionario le cuesta a cada habitante 2.400 euros, el doble si consideramos sólo a los asalariados. ¿Puede permitirse una economía tan maltrecha una nómina pública que consume el equivalente al 10% de la riqueza nacional en un año?
Un panorama tan sombrío para amplias capas de la población puede sugerir que pronto se vivirán enormes convulsiones sociales. Algunos advierten de un resurgimiento de movimientos radicales, como el neofascismo. Por el momento, nada de eso se ha producido. Las huelgas generales convocadas por los sindicatos tradicionales en países como Francia o Italia no han tenido consecuencia alguna, porque los más damnificados -parados y mileuristas- no se sienten representados por ellos.
En España, ni siquiera se han convocado paros. Y los llamados sindicatos de clase van de la mano del Gobierno al Primero de Mayo e invitan al líder de la oposición a sus congresos. Un marco demasiado amigable con el poder político teniendo detrás cuatro millones de parados y casi un tercio de los asalariados con contrato temporal.
Puede que no sea muy romántico advertir de que, tampoco esta vez, seremos testigos de una revolución, pero es muy probable que la caída del bienestar se acepte con resignación, sin grandes algaradas, ante la indiferencia del poder político, que llevará sus pasos hacia la política-espectáculo, muy en la línea de algunas apariciones de Silvio Berlusconi o Nicolas Sarkozy, cuya vida social tiene más protagonismo en los medios de comunicación que las medidas que adoptan como responsables de Gobierno.
En esa línea, Santiago Niño Becerra considera que hoy por hoy "la ideología prácticamente ha muerto", y gradualmente, evolucionaremos hacia un sistema político en el que un grupo de técnicos tomará las decisiones y "la gente, la población, cada vez tendrá menos protagonismo.
"Conceptos como funcionarios, jubilados, desempleados, subempleados, mileuristas, undermileuristas irán perdiendo significado. Con bastante aceleración se irá formando un grupo de personas necesarias que contribuirán a la generación de un PIB cuyo volumen total decrecerá en relación al momento actual, personas con una muy alta productividad y una elevada remuneración (razón por la cual su PIB per cápita será mucho más elevado que el actual), y el resto, un resto bastante homogéneo, con empleos temporales cuando sean necesarios, dotados de un subsidio de subsistencia (el nombre poco importa) que cubra sus necesidades mínimas a fin de complementar sus ingresos laborales. La recuperación vendrá por el lado de la productividad, de la eficiencia, de la tecnología necesaria; pero en ese trinomio muy poco factor trabajo es preciso. Pienso que la sociedad post crash será una sociedad de insiders y outsiders: de quienes son necesarios para generar PIB y de quienes son complementarios o innecesarios".
Una impresión bastante similar a la de los italianos Gaggi y Narduzzi que, en su último libro, El pleno desempleo (Lengua de Trapo, 2009), dibujan un marco sociolaboral sin beneficios contractuales, baby boomers (la generación que ahora tiene entre 40 y 60 años) resistiéndose a jubilarse, contratos temporales de servicios y autónomos sin seguridad. Y pese a todo, una masa social amorfa y resignada.
"La masa del siglo XXI es una forma social figurada no material en el sentido de que no es fácil ver las concretas manifestaciones políticas o sociales en la calle, mientras que es normal identificar conductas o comportamientos masificados como la utilización de Google o la pasión por el iPhone. Esto significa que cuatro millones de desempleados son hoy menos peligrosos de lo que lo eran en 1929, porque no hay una ideología política que contextualmente cohesione y aglutine el malestar y la disensión. Y también los sindicatos se han debilitado. La crisis actual rechaza amablemente lo que decíamos en nuestro ensayo del año pasado: el mercado de trabajo se desestructura y se flexibiliza hasta el punto de que aparecen como desocupados de hecho la mayoría de los trabajadores. Es el triunfo del factor de la producción capital, que aparentemente está en crisis, pero que en realidad se aprovecha de la crisis para dar el empujón final a las últimas, y pocas, certezas de los trabajadores", señalan.
Hace cuatro años, Carolina Alguacil hizo una definición precisa y certera cuando acuñó el término de mileurista. "Es aquel joven licenciado, con idiomas, posgrados, másteres y cursillos (...) que no gana más de mil euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día... A veces es divertido, pero ya cansa". Si hubiera que reescribir ahora esa definición sólo habría que añadir: "El mileurista ha dejado de tener edad. Gana mil euros, no ahorra, vive al día de trabajos esporádicos o de subsidios y, pese a todo, no se rebela".

Lecturas Relacionadas



 

Barack en Osawatomie.


The Associated Press

El presidente Barack Obama hizo el martes una denuncia radical de la desigualdad económica en Estados Unidos y se comprometió a luchar por la justicia social en este "momento decisivo para la clase media".
Cuando falta apenas un mes para que los votantes republicanos empiecen a elegir a su candidato presidencial, Obama viajó al pequeño pueblo de Osawatomie, en Kansas, para rendir un homenaje a la memoria del presidente Theodore Roosevelt.
En ese mismo pueblo Roosevelt pronunció su discurso sobre el "nuevo nacionalismo" en 1910, con el cual abrazó las llamadas de los reformadores progresistas para un "trato justo" a los estadounidenses comunes.
Obama advirtió sobre el desmoronamiento del sueño americano e hizo un llamado para que los trabajadores y pequeños empresarios reciban un trato justo y vean restablida su seguridad financiera: temas que seguramente retomará durante la campaña hacia las elecciones presidenciales del año próximo.
"Este no es un debate político más. Es la cuestión clave de nuestro tiempo. Se trata de un momento decisivo para la clase media y para todos aquellos que luchan por entrar a la clase media", dijo Obama ante una multitud reunida en el gimnasio de la secundaria local.
De alguna manera Obama se comparó con Roosevelt, uno de sus predecesores republicanos, al defender los conceptos de justicia económica para la clase media, como hizo Roosevelt hace más de un siglo.
Obama ha estado presionando al Congreso para que apruebe una prolongación temporal de las exenciones en el impuesto de la Seguridad Social, que según la Casa Blanca reducirá en unos 1.000 dólares en los impuestos de una familia con 50.000 dólares de ingresos.
A ello el presidente quiere agregar una extensión de las compensaciones por seguro de desempleo de larga duración, ahora de 99 semanas, y que deben expirar el 31 de diciembre.
Los demócratas y republicanos en el Congreso dijeron que han comenzado a bosquejar un plan de 180.000 millones de dólares o más a lo largo de una década.
Incluirá la reducción temporal en las cargas de la Seguridad Social y la prolongación de las prestaciones por seguro de desempleo, así como previsiones para evitar una reducción del 27% en los pagos a los médicos que atienden a los pacientes del Medicare, el seguro médico de los jubilados.

La desaparición de la clase media en EEUU por Paul Krugman















 Apreciado Lector aquí te presento un interesante punto de vista acerca de la situación socio-económica en EEUU en donde producto del mercado la clase media ha sido mudada hacia La India y China, tal y como lo exponen de manera muy amena Kiyosaki y Trump en su libro, que recomiendo amplamente leer: Why we want you to be Rich.
Publicado 18/03/07

El economista y columnista del New York Times, Paul Krugman, explica de manera sencilla cómo la economía americana pasó en sólo 30 años de tener la clase media más dinámica del mundo a  ser un país socialmente polarizado, a pique de convertirse en una nación de ricos y pobres socialmente antagónicos.
Extracto de la conferencia de Paul Krugman en el Instituto de Economía Política en un reciente simposio intitulado Agenda para la Prosperidad Compartida.
...Una de las cosas que he venido notando en los últimos debates sobre políticas públicas –también en el asunto del cambio climático— es que parecen fluir sin solución de continuidad de la negación al fatalismo. Durante 15 o 20 años la gente te dice: “No, lo que estás diciendo no está sucediendo”. Y luego, subitáneamente, esa misma gente se gira y te dice, “Bueno, sí, lo más seguro es que esté pasando, pero nada puede hacerse al respecto”.
Así se desarrolla ahora la mayor parte del debate sobre la desigualdad. Que no hay nada que puedas hacer para frenarla. Que hay una mano invisible que guía este crecimiento hacia la desigualdad, y que no hay nada que pueda hacerse para cambiar. Bueno, tal vez, mejorar la educación. Pero aunque la educación es, con mucho, algo muy bueno, es la manera americana de evadir los problemas. Puesto que todos están de acuerdo en ello, puedes decir que deberíamos tener mejor educación, pero dejando de lado la abrumadora evidencia de que si bien es algo bueno, no marcará ninguna diferencia. Por esa razón hay un sentimiento general de que no puedes hacer nada.
Y no creo que esto sea lo que sugieren los registros históricos. Que, de hecho, cuando observamos el tema, resulta evidente lo que el proceso político puede hacer respecto de la desigualdad. Hay que decirlo, esto resulta obvio. Evidentemente, si miráis los Estados Unidos de ahora mismo, los impuestos y el sistema de seguridad hacen una diferencia enorme.
Pero la dosis de desigualdad en Estados Unidos es sustancialmente menor de la que habría sido si no tuviésemos la mínima imposición progresiva de que aún disponemos, ni la amplia –aunque ni de cerca suficiente— cobertura de seguridad social. Y esto hace una gran diferencia. Ciertamente, si comparamos Estados Unidos con Canadá, el grueso de la diferencia entre los dos países es sólo que Canadá tiene una mejor red de seguridad social financiada con tasas impositivas algo mayores.
Y si de aumentar la progresividad, desde luego yo pienso eso, una gran parte es asunto de técnica ortodoxa, muy difícil de alterar políticamente. Consistiría esencialmente en restaurar la progresividad del sistema impositivo, y en usar los ingresos para mejorar la seguridad social y, sobre todo, el sistema de salud.
Entonces, si preguntáis qué me gustaría si me durmiera profundamente y me despertase dentro de diez años, pues sería descubrir que tenemos un sistema de sanidad pública con el financiamiento necesario proporcionado en parte por altos impuestos sobre mi renta, o de hecho, sobre los contribuyentes con ingresos dentro del 2% más alto de la distribución de la renta. Personas mucho más ricas que yo, por supuesto. Pero  los impuestos y la seguridad social no son las únicas cosas que se pueden modificar. Un recorrido por la historia de EEUU sugiere que, en realidad, hay muchas más cosas que podrían hacerse.
Si miráis retrospectivamente los últimos 80 años de los Estados Unidos, lo que veréis es que en la década del 20 perseguíamos propósitos prácticos, todavía en la edad dorada. Esta puede no ser la manera en que los historiadores lo desgranan, pero en comparación con la actual distribución de la renta, en la medida en que podemos estimarla en términos del papel del status y en el sentir general de la sociedad, aún vivíamos en una sociedad monárquica extremadamente desigual.
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, nos habíamos convertido en la sociedad de clase media en la que creció la generación de baby boomers de esta audiencia. Nos habíamos convertido en una sociedad mucho más igualitaria. Aquel alto grado de igualdad comenzó a esfumarse hacia finales de los 70, tal vez un poco antes, según las estadísticas que consultéis. Y ahora estamos volviendo básicamente a la era preimpuestos y encaminándonos de nuevo a los niveles de desigualdad que teníamos en 1929.
Entonces tenemos este gran periplo de la clase media: desde de la edad dorada hasta la sociedad de clase media, y de nuevo hasta la nueva edad dorada en la que vivimos hoy. Y hay efectivamente dos rompecabezas sobre esto. Uno es el político, que es por qué en lugar de hacer frente a esta tendencia, la política en realidad la ha reforzado. ¿Por qué la política norteamericana se movió hacia la izquierda durante la época de una sociedad de clase media, y se movió hacia la derecha cuando la sociedad se volvió más desigual?
Una mirada ingenua sobre la política diría: “Caramba, cuando poca gente está ganando mucho y la mayoría de las personas se están quedando atrás, las personas deberían estar votando por más seguridad social y un sistema impositivo más progresivo, no menos”. Tenemos alguna idea acerca de por qué no ha sucedido esto. Tiene que ver con el papel del dinero, el de la organización y todas esas otras cosas que afectan a la política. Esta historia también nos ayuda a entender por qué la política se ha vuelto tan desagradable.
Si miráis alguna de estas métricas –entro ahora en el campo de la ciencia política cuantitativa— sobre las posiciones políticas que arman los politólogos, parece como si el elemento principal que se mueve en el tiempo fuera el partido Republicano. El partido Demócrata no se ha hecho más de izquierda que en el pasado –al menos en el caso de los Demócratas del norte—. No se han movido demasiado durante los últimos 30 años.
Pero el Partido Republicano, que convergió considerablemente con los Demócratas en la época de Eisenhower, se ha movido mucho hacia la derecha. Y resulta que, en efecto, un partido se moviliza con la renta del 5% o del 1% más rico de la población. Esta parece ser la historia. Quiero decir, podemos pensar en las razones por las que esto puede ser verdad. Pero el otro rompecabezas, y aquí viene la pregunta de la conferencia, es ¿qué condujo a estos cambios? ¿Cómo fue que una vez nos convertimos en una sociedad mayormente de clase media? Y ¿por qué nos hemos convertido nuevamente en una sociedad mucho más desigual?
Lo habitual, lo que los economistas gustan decir, es “bueno, todo esto es producto de  la mano invisible. Son las fuerzas del mercado”. La historia no parece verlo así, si nos preguntamos cómo fue que se creó la sociedad que teníamos en 1947, que es de donde arranca el grueso de las estadísticas disponibles.
¿Fue por un proceso gradual que se desarrolló la economía, dejando definitivamente atrás los primeros días de la revolución industrial americana, y que nos movimos gradualmente hacia una sociedad de clases medias? Bueno, no, históricamente esto sucedió en un parpadeo. En el clásico artículo de Claudia Golden y Bob Margot, lo llaman la gran compresión. Tan tarde como a fines de la década del 30, la distribución de la renta parecía ser muy desigual.
Por la época en que ustedes nacieron, alrededor de 1946, era ya muy igualitaria. ¿Cómo sucedió esto? En gran parte se debió a una compresión más o menos deliberada de las diferencias salariales durante la Segunda Guerra Mundial. Para si os atenéis a estándares, la oferta y la demanda de diferentes tipos de trabajo, diríais que eso sólo dura mientras duran los controles salariales. En realidad, debería haber retrocedido, pero no lo hizo. Permaneció igualitaria durante al menos otros 30 años. ¿Os preguntáis qué lo apuntaló? En parte, un poderoso movimiento sindical, lo cual constituye, al menos en gran medida, un cambio en el ambiente político, pero luego permaneció en pie por varias décadas más.
De otras cosas no estamos seguros. Pero parece más o menos como una nivelación de la distribución de la renta. Obviamente tenemos que ser cautos en las palabras. Presumiblemente, nadie en esta sala, y ciertamente yo no, está defendiendo a Cuba. No estamos pidiendo una distribución plana de la renta. Pero la igualación relativa que parece haber tenido lugar fue diseñada por una combinación de políticos de todo tipo y organizaciones de base que hicieron que la gente quisiera una sociedad más igualitaria en los 30 y los 40, y la tuvieron.
Y duró un muy largo período. Ahora que esa sociedad ha comenzado a deshacerse desde hace aproximadamente 30 años, hemos tenido un gran incremento de la desigualdad. Como la gente ya probablemente sabe, yo he escrito sobre la parte de este asunto que es más políticamente correcta, a saber: sobre la creciente prima que reciben el personal altamente calificado. Pero esta es sólo una parte. Aun más espectacular es el incremento de la desigualdad del extremo derecho de la distribución de la renta.
Los CEOs (ejecutivos corporativos) y los profesores de escuela secundaria, que tienen aproximadamente la misma cantidad de años de educación formal, no han tenido precisamente el mismo crecimiento de renta durante los últimos 30 años. Entonces, hay un vasto incremento en la desigualdad en la parte superior de la distribución. ¿Qué pudo causarlo? Casualmente, tuve que dar una clase sobre esto. Fue en mi curso sobre comercio internacional, pero estábamos tratando cuestiones de comercio y desigualdad.
La pregunta era: ¿qué creemos que subyace al aumento de la desigualdad en Estados Unidos? Y buscando una metáfora, propuse el “Asesinato en el Expreso de Oriente”. No en relación a lo que sucedió en realidad, sino a la forma como lo describimos.  En “Asesinato en el Expreso de Oriente”, alguien resulta muerto y hay 12 sospechosos. La pregunta es cuál de ellos lo hizo, y la respuesta es que en realidad lo hicieron todos. La historia económica oficial sobre el aumento de la desigualdad es una historia con un montón de malvados, y todos parecen desempeñar su papel.
Tenemos un cambio tecnológico sesgado que aumenta la demanda de trabajadores altamente calificados. Tenemos un aumento del comercio internacional con importaciones crecientes de productos trabajo-intensivos que reducen aún más la demanda de trabajadores menos educados. Tenemos la inmigración, posiblemente similar en sus efectos al comercio internacional. Tenemos un valor real del salario mínimo en caída libre, con impacto en la parte baja de la distribución. Tenemos una sindicalización mermada, que contribuye a entender el cambio distributivo. Finalmente, en lo tocante a la distribución después de impuestos, tenemos cambios en los tipos impositivos que, en general, han reforzado la creciente desigualdad.
Todo eso puede ser verdad, pero resulta un tanto ‘alegre’ suponer que todas estas fuerzas tan diferentes operan de consuno en la misma dirección. En el “Asesinato en el Expreso de Oriente”, una elaborada conspiración explica que 12 sospechosos potenciales actuaran en real complicidad. Es un poco difícil entender la manera en que todos los factores mencionados y la economía se hallan en colusión.
Ahora bien; yo creo que sí podemos decir que el ambiente político importa más para la distribución de la renta que los modelos económicos que sabemos manejar, y sugiere más de lo que nuestros modelos  pueden captar. Si me preguntáis qué hay que hacer prácticamente, diré que el asunto más importante ahora es, en efecto, trabajar sobre los impuestos y la seguridad social, porque es un tema concreto y puede brindarnos resultados.
Pero hay muchas razones para creer que un cambio de clima político puede hacer mucho más de lo que podría pensarse atendiendo sólo a los impuestos y a la seguridad social. Déjenme darles dos pruebas. Una es un trabajo realmente interesante, aunque intelectualmente perturbador, que realizó mi colega Larry Bartell –del Departamento de Política, en Princeton—, donde observó lo que sucede con el crecimiento de la renta en diferentes puntos de la distribución de la renta bajo las administraciones de los dos partidos.
No debería en principio haber realmente grandes diferencias, porque en cualquier periodo histórico dado las políticas visibles no son tan diferentes. Ciertamente hay un cambio bastante significativo de Clinton a Bush, y hubo, de hecho, un cambio bastante significativo entre Bush y Clinton, previamente. Pero el cambio se concentró en los impuestos, y no debería notarse mucho en la distribución de la renta antes de impuestos. Y lo que Bartell encuentra es que hay una diferencia llamativa. La desigualdad en promedio aumenta bajo las administraciones republicanas. Al menos en el 80% más bajo de la distribución de la renta, disminuye o se mantiene en las administraciones demócratas. El 1% superior se mantuvo en crecimiento. Se observa una correlación robusta y, como mínimo, sorprendente.
La otra cuestión de la que me gustaría hablar es de la sincronización. Hay un claro co-movimiento a través del tiempo entre la desigualdad de renta, por un lado, y la polarización política y la inclinación hacia la derecha de nuestros políticos. Es bastante claro que el aumento de la desigualdad durante los últimos 30 años ha estado asociado a una inclinación hacia la derecha del centro de gravedad político, principalmente porque el Partido Republicano se ha desplazado hacia la derecha.
Podría argumentarse que la causalidad va desde la distribución de la renta hacia la política. Pero si entonces comienzas a mirarlo a través de la historia, la sincronización parece haber sido la inversa. El surgimiento de un agresivo movimiento de derecha, y el aumento de la agresión contra el gran legado que el New Deal hizo a la sociedad, vinieron antes del gran desplazamiento en la distribución de la renta.
El surgimiento de la derecha moderna es algo que obviamente se remonta a Goldwater, pero que se convierte en una fuerza política en los 70. En realidad, no se divisan grandes cambios en la distribución de la renta hasta los 80. Entonces, parece que –en este sentido llano— es la política la que dirige los cambios económicos ¿Cómo pudo suceder esto? Sólo quiero mencionar dos cosas. Sospecho que hay varios canales que no percibimos, pero hay dos que son muy claros. Uno de ellos es la sindicalización.
Obviamente, los sindicatos del sector privado eran muy importantes en los Estados Unidos de hace 30 años, y casi –no completamente, pero casi— han colapsado: están por debajo del 8% del empleo privado. ¿Por qué sucedió? A menudo oiréis gente diciendo: bueno, es por la desindustrialización y por la reducción de la producción manufacturera. Pero esto no es cierto. Y no es cierto en dos sentidos.
Por lo pronto, aritméticamente, la mayor parte del desplome de la sindicalización es un resultado no del deterioro en la participación de la industria, sino de la disminución de la sindicalización industrial en sí misma. Entonces, lo que sucede es que hay un colapso de la sindicalización dentro del sector manufacturero, y también una participación menor de la industria en la economía, pero resulta mucho más espectacular el hundimiento dentro del sector.
En segundo lugar, no está dicho que la sindicalización tenga que ser un fenómeno de la industrialización. En realidad, y en la medida en que se puede contar la historia, lo que sucede es que es más probable que la sindicalización tenga lugar en las grandes empresas. La razón de que la alta sindicalización coincidiera con un periodo en que la industria era el centro del movimiento sindical es que las grandes empresas eran en buena medida un fenómeno de la industrialización. Ahora tenemos una economía de servicios en la que hay muchas grandes empresas en ese sector. Sin entrar en detalles, me pregunto: ¿exactamente por qué motivo Wal-Mart no puede ser sindicalizada? No se enfrenta a competencia internacional. No hay ninguna razón obvia por la que resulte imposible tener un sindicato fuerte en Wal Mart y en el sector de grandes tiendas y otras partes de la economía. Y no hay sino pensar en lo distinta que podría ser la política económica, si las empresas del sector terciario estuvieran sindicalizadas.
No necesariamente todos los efectos tendrían que ser positivos, pero sería, ciertamente, muy, muy diferente ¿Qué sucedió? ¿Por qué se desplomó la sindicalización industrial? ¿Por qué no se sindicalizó el emergente sector servicios? Y la respuesta en realidad es bastante simple y dura. Esto es, la política y el  agresivo comportamiento empresariales que toleraron los políticos.
He visto estimaciones de una fracción de los trabajadores que votaron por la sindicalización y fueron despedidos a principios de los 80. Fluctúa entre un mínimo de 1 de cada 20, y un máximo de 1 de cada 8. No hay duda de que la agresiva, y a menudo ilegal, la desarticulación de los sindicatos es la razón principal de la decadencia del movimiento sindical. Y es claro que el cambio de clima político que comenzó en los 70 jugó un papel facilitador.
Bien, ¿qué importancia tiene todo eso? Ya habréis visto muchas estimaciones distintas del efecto de los sindicatos en la distribución de la renta. Es gracioso. A menudo se dice que las estimaciones son pequeñas, y en realidad resultan más o menos comparables en su amplitud a las estimaciones del efecto del comercio internacional en la distribución de la renta, motivo por el cual se consideran secundarias frente a la contribución corrientemente atribuida al cambio tecnológico. Pero ambas son estadísticamente significativas.
Es más: hay muchas razones para pensar que todas esas estimaciones no logran captar una buena parte de la historia. Como la gente que las elabora concederá, lo que básicamente hacen es decir: veamos qué pasa si se paga a los trabajadores, sindicalizados o no, lo mismo que tienen hoy, y procedamos entonces  a una especie de análisis de diferencias. Lo que no capta eso –y lo saben, pero no hay modo de hacerlo mejor— es el efecto de un movimiento sindical fuerte en la posición negociadora de los trabajadores que no están sindicalizados.
No capta el efecto de un movimiento sindical fuerte y sus posibles consecuencias disciplinantes, dentro de la empresa, también sobre los ejecutivos y sobre otros situados más abajo en la línea jerárquica. Es probable que sea una historia mucho más importante de lo que podemos pensar. Permítanme contarles ahora la otra parte de la historia, la remuneración de los ejecutivos. Hay un encendido debate ahora acerca de la medida en que las altas compensaciones ejecutivas son autogestionadas, y cuánto de ello se debe a las fuerzas del mercado.
Busqué y miré lo que la gente decía sobre la remuneración de los ejecutivos cuando era baja, sólo unas 40 o 50 veces el salario promedio de un trabajador. He aquí algunas citas: “Los contratos de trabajo de los directivos no son, de hecho, un asunto privado entre empleados y empleadores”. “Los partidos y los sindicatos de los empleados, los grupos de consumidores, el Congreso y los medios crean fuerzas en el medio político que restringen los tipos de contratos”. Y así sucesivamente.
Gran parte de la discusión versaba sobre el papel desempeñado por el clima político, que era básicamente hostil a los escandalosos sueldos, y los limitaba. ¿De dónde vienen estas citas? Proceden de escritos de [los economistas] Michael Jensen y Kevin Murphy, que dicen que la gente se ha quejado de que no hay incentivos suficientes en la remuneración de los ejecutivos. Y lo que defendían era que se necesitaban ejecutivos con más posibilidades de obtener opciones de compra de acciones (stock options) y participaciones en la empresa. Es decir, todo lo que ha venido sucediendo desde entonces.
Así, cuando la remuneración para los ejecutivos era baja, 40 o 50 veces el salario promedio, en realidad eran los defensores de las pagas más altas quienes se quejaban de que las limitaciones no provenían de las fuerzas del mercado. Por supuesto, ahora que este aumento de la paga ha sucedido, el mismo lado del debate dice que es ridículo exigir que las normas sociales y las fuerzas políticas tengan algún papel en ello. Pero pienso que está bastante claro que lo han tenido. Podemos discutir sobre cuál es el resultado natural del mercado. Pero el punto es, de hecho, que hace 25 años teníamos una sociedad en la cual había algunas restricciones impuestas por la opinión pública, por sindicatos fuertes, por un sentimiento general de que había cosas que no se debían hacer.
No es imposible que eso llevara a las empresas a pensar que había una especie de disyuntiva entre “tener unos trabajadores felices con la moral alta” o tener ejecutivos superstar y presionar a los trabajadores todo lo que se pueda. Hubo algunas cosas que inclinaron la balanza en esta última dirección.
Está bien, ¿vamos ahora camino de otra gran compresión? Ojala que no. Digo ‘ojala no’ porque hasta Franklin Delano Roosevelt necesitó de la Segunda Guerra Mundial para poder llevar adelante el tipo de ingeniería social a gran escala que tuvo lugar. No abogo por una repetición de esto. Creo que si nos ponemos serios, como algunos de nosotros esperamos hacer, y experimentamos un desplazamiento en el péndulo político, podemos generar un gran aumento del poder negociador de los trabajadores aplicando muchos pequeños cambios.
Aumentar la capacidad del 80% más pobre de la población para hacerse con una parte mayor de la torta. De eso se trata, y creo que cuando lo logremos, nos sorprenderemos de la facilidad con que conseguimos volver atrás, desandando al menos una parte del camino, y regresando al tipo de sociedad de clases medias en la que creció la gente como yo.
Paul Krugman es uno de los economistas más reconocidos académicamente, y uno de los más cébres gracias a su intensa actividad publicística y divulgativa desde las páginas del New York Times. Colaboró con el grupo de asesores de economía del Presidente Clinton, pero la dinámica de la vida económica, social y política de los EEUU en el último lustro le ha llevado a diagnósticos tan drásticos como lúcidos del mundo contemporáneo.

Chevrolet 2012 Camaro


Apreciado Lector este es el  Chevrolet Camaro 2012, Cuadragésimo quinto aniversario del modelo, el Camaro ZL1 viene costando así como USA $ 50.000.

El Chevrolet Camaro será otra vez ‘Bumblebee’ en Transformers: Dark of the Moon, que está a punto de estrenarse y para celebrar, Chevrolet ofrecerá una edición especial del Camaro Coupé 2012 para los fanáticos de la cinta en Estados Unidos, Canadá, China, Japón, Europa, Sudamérica y el Medio Oriente.

Para la marca, la franquicia Transformers ha sido de gran ayuda para introducir el Camaro a una nueva generación de fanáticos y de hecho, su papel en las películas ayudó a convertirlo en el auto deportivo más vendido en América, así como uno de los autos mejor conocidos en todo el mundo.

La quinta generación del Camaro fue la que apareció comoBumblebee en Transformers (2007) y Transformers: la Venganza de los Caídos (2009); estas cintas generaron $1.5 billones en ventas a nivel mundial y sirvió de plataforma para reintroducir el Camaro en la mente de los consumidores luego de estar siete años fuera del mercado.

En 2009, el Camaro fue el auto más buscado en la red a pesar de que los primeros modelos no iban a llegar a los distribuidores hasta finales de año y un año más tarde, el auto lideraría el mercado de autos deportivos de Estados Unidos, superando por primera vez en 24 años al FordMustang.

Este año, el Camaro sigue liderando el segmento, gracias a la introducción de la versión convertible. Sus ventas suman las 40,275 unidades contra las 30,206 del Mustang.

Pero el momento de gloria podría continuar gracias al nuevo Camaro ZL1 2012 de 550 caballos de fuerza, así como los modelos de edición limitada como el Transformers.

La edición especial Transformers se ofrecerá como un equipamiento de $3,000 para los modelos 2LT y 2SS del Camaro Coupé color Rally Yellow al que se le incluirán las bandas en color negro en el capó y el techo, así como un alerón trasero, rines de 20 pulgadas en color negro, neumáticos de alto desempeño para el verano y los logosAutobot Shield en diferentes partes del auto.

Por dentro, el Camaro Transformers cuenta con detalles de piel en color negro que contrastan con las costuras en color amarillo para el panel de instrumentos, la consola central, reposabrazos y asientos, mientras que las insignias deAutobot se incluyeron en los resposa cabezas y la consola central.

Chevrolet aceptará órdenes de compra a partir de julio pero será hasta septiembre que llegue ‘Bumblebee’ al mercado de Estados Unidos y Canadá.







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" JAAJJAJAJA simpaticos los comentarios parecen que hablaran con mucha fustracion e impotencia. les voy a dar el consejo y las palabras que un dia mi padre me dio:
“LA VIDA ES COMO LA SELVA… si te descuidas te comen.” "No estudies por formación…estudia para tu conocimento y puedas enriquecer tu espíritu, porque de nada sirve mucho estudio y poco espíritu.Porque el espíritu es coraje, iniciativa y creatividad.” por eso para conseguir dinero no se necesita estudiar sino… ESPIRITU.”
Si llegas a los 45 años y no estas consolidado en lo personal (una familia) y en lo económico ( ingresos ) Es porque en algún punto de tu vida te equivocaste en algo.
Quizas estudiaste algo que no has sabido explotar y en vez de ser administrador de empresas fracasado debiste aprender a ser zapatero y hoy fueras un gran distribuidor de tus propios Zapatos.
Demuestratelo a ti mismo no a los demas Que tanto espiritu tienes sino eres capaz contigo mismo entonces no estas preparado para servir a los demas y eres poco competitivo que tu ego este enaltecido por tus logros personales otro consejo de mi padre:
” Quitete la corbata y ponte las botas para que le enseñes a alguién a amarrarselas y puedas ponerte la corbata de nuevo."
RUL
"
Es por temas como este que escribo, es mejor ser cabeza de ratón que cola de León, mejor es un Autoempleo, que trabajar para cerdos y cuando viene una reducción de personal, sin mas salen de tí, sin importar gastos, deudas, pagos de hipotecas, etc. Como siempre afirmo acude a tus contactos.
La Universidad = FABRICA DE DESEMPLEADOS


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Inés Sáinz visita los vestidores


La espectacular Inés Sáinz Fotografías, Video, Twitter y Biografía.
Escultural presentadora mexicana de Deporte y 
Espectáculos.

Modelo de ropa y bikinis.
Entrega, Pasión y Profesionalismo la definen.











Apreciado lector ha aparecido en prensa una noticia, no como esas palurdas de osos panda con manchas verdes, UFOS u OVNIs, chupacabras, pulpos pitonisos del fútbol o Vida en Marte que nunca hallarán, esta es un síntoma de los tiempos en que vivimos, preste atención:

" DALLAS (AP) — Un año después del miniescándalo generado por la visita de la reportera mexicana Inés Sáinz a un vestuario de fútbol americano, las Grandes Ligas publicaron un reglamento de etiqueta para los trabajadores de prensa que cubran el béisbol profesional.
Con los lineamientos presentados durante las reuniones de invierno de los dirigentes, las mayores se convirtieron en la primera liga importante del deporte profesional en Estados Unidos en crear un reglamento sobre la forma en que deben vestir los periodistas en las instalaciones de los equipos.

A partir de la próxima temporada, la lista de prendas que no deben usarse incluye aquéllas que permitan ver la ropa interior, las camisetas sin mangas o cualquier estampado con el logotipo de algún equipo.

"Esto no constituye una respuesta a ningún hecho en particular", dijo el martes el portavoz de las Grandes Ligas, Pat Courtney.
Sin embargo, las mayores estaban al tanto de la controversia surgida en la NFL luego que algunos jugadores de los Jets de Nueva York hicieron comentarios subidos de tono a Sáinz en septiembre del 2010. La periodista de TV Azteca estaba en los vestuarios mientras esperaba para entrevistar al quarterback Mark Sánchez, de ascendencia mexicana.
Poco después de lo ocurrido en la NFL, las Grandes Ligas formaron un comité con ejecutivos y representantes de la prensa, para definir los parámetros de vestimenta.

El panel incluyó a mujeres y periodistas de ascendencia latinoamericana y recopiló opiniones de los preparadores físicos de los equipos. Algunos de éstos expresaron preocupaciones sanitarias porque los visitantes usaran sandalias o sus pies descubiertos, lo que podría propagar infecciones. Los trabajadores de prensa deberán llevar ahora zapatos cerrados.
Los periodistas deben vestir "en una manera apropiada y profesional", con prendas adecuadas para "un ambiente informal de trabajo en una empresa" cuando estén en los vestuarios, cuevas, palcos de prensa y en el campo, señalan las nuevas reglas.

Están prohibidas las prendas transparentes, aquellas que dejen uno o dos hombros al descubierto, los pantalones vaqueros con roturas y la ropa que permita ver cualquier parte del cuerpo entre el pecho y la cintura. También figuran en la lista las faldas demasiado cortas y los vestidos o pantalones cortos que no lleguen por lo menos 10 centímetros (cuatro pulgadas) arriba de las rodillas.
Ni la NBA, la NFL ni el Hockey sobre hielo tienen políticas similares.
Tras el incidente con Sáinz, la NFL reprendió a los jugadores de los Jets por su falta de profesionalismo, pero no halló evidencia de que la reportera hubiera sido hostigada, empujada o tocada de alguna manera por alguno de los integrantes del equipo."

Sáinz envió una carta al comisionado de la NFL Roger Goodell, en la que dijo que no veía "ningún conflicto entre acentuar la belleza personal y el profesionalismo".

Si bien se puede leer: "Esto no constituye una respuesta a ningún hecho en particular" en el comunicado tambien se lee claramente: "Están prohibidas las prendas transparentes, aquellas que dejen uno o dos hombros al descubierto, los pantalones vaqueros con roturas y la ropa que permita ver cualquier parte del cuerpo entre el pecho y la cintura. También figuran en la lista las faldas demasiado cortas y los vestidos o pantalones cortos que no lleguen por lo menos 10 centímetros (cuatro pulgadas) arriba de las rodillas." Vestimenta muy usual en las mujeres de hoy en dia.




Twitter de Inés Sainz
@InésSáinzG

Medidas: sus medidas son 34-26-39

Inés Sainz Gallo (Santiago de Querétaro, Querétaro, México, 20 de septiembre de 1978). Es periodista que trabaja para la televisora mexicana TV Azteca, brinda cobertura de los principales eventos deportivos en el mundo.  El  programa que se llama DXTIP.


Mundial Fútbol 2014. Inés Sainz Gallo.


La famosa y hermosa periodista mexicana se encuentra en el Mundial Brasil 2014 reportando sobre la Copa Mundial y ya está provocando el interés de la prensa local y extranjera que también siguen el evento.

Inés ha asegurado a través de la red social Twitter que tiene una entrevista exclusiva con Cristiano Ronaldo y publicó el miércoles una foto con el capitán de la selección nacional de Brasil.

"Muy pronto en LA CONQUISTA DE BRASIL mi exclusiva con @Cristiano IMPERDIBLE!! De las mejores entrevistas que he hecho!", escribió mientras era abrazada por el jugador.

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