sábado, 27 de septiembre de 2014

Las niñas malcriadas



Por: Clodovaldo Hernández

Por andar creyendo en exit poll transmitidas por tmotion, una vez más Ña
Magda montó la fiesta antes de tiempo y se quedó con los crespos hechos,
las mesas enmanteladas y frías las botellas de caldo francés. Ahora _aunque
esto no es novedad en su caso_ anda por ahí llorando a moco suelto.

A veces, una persona se convierte en estereotipo del momento y Magda lo es
del actual, no sólo por la lloradera _¡qué fastidio!_ sino también porque
cada cuarto de hora arma un berrinche y grita "¡fraude, fraude!", con el
mismo falsete de gallo viejo que le salió a Ramos Allup la madrugadita
aquella.

Ella encarna el momento de esa parte de la clase media pretendidamente alta
que amenaza con, ahora sí, irse del país, pero la verdad no tiene con qué
ni para dónde hacerlo.

Representa como pocos a una clase media pretendidamente inteligente, pero
que se traga cualquier cuento de una dirigencia y unos analistas políticos
que, sin necesidad de trucos de software, más bien de la manera más
pedestre que quepa imaginarse, cometen todos los días a toda hora el
fraudes por excelencia: la mentira.

Es el emblema de una clase que se mira el ombligo, creyendo que ella y sólo
ella es Venezuela, negándose a ver el país cerrícola y rural que,
obviamente, constituye la mayoría.

Es necesario aclarar, casi como una reivindicación propia, que Magda de
ninguna manera encarna a toda la clase media. Personifica, en realidad, a
esa clase media que, como retrató el gran maestro Aníbal Nazoa, "sólo se
medio compromete cuando medio le conviene". Representa a lo que alguna vez
llamamos la "Sociedad Sambil", un sector caracterizado por mezclar
frivolidad y mezquindad a partes iguales. Es el target de esas doñitas
fashion que dividen su tiempo en el consultorio del cirujano estético entre
leer la revista Hola y cotillear con otras pacientes acerca de cómo es que
vamos a expulsar del país a los médicos cubanos, una vez que se caiga "el
loco".

Ña Magda simboliza tan perfectamente a ese segmento del país porque es una
niña (niñavieja, para ser precisos) malcriada, de las que rompen cosas y
arman pataletas cuando no complacen sus caprichos. Qué mejor imagen que
esta para reflejar lo que estamos viviendo.

Pero la razón que hace a Magda más representativa de la coyuntura _aparte
de la llantina que, por cierto, ¡hasta cuándo le irá a durar, carrizo!_ es
que el resultado del referendo le ha causado tales desarreglos mentales que
hasta ha sufrido una muy inesperada y febril lechina antiimperialista.
Quién lo hubiera dicho: ella, flamante secretaria de festejos y banquetes
de la organización rabiosamente no gubernamental Venezolanos Voluntarios
con Bush (VVB), ha llegado al extremo de guindarse de ese clavo ardiendo
que inventó algún analista deprimido: "Carter, como representante de
Estados Unidos, cambió el referendo por petróleo y Bush nos vendió".

Cristopher Mann, el amigo americano de los VVB voló de urgencia a Caracas
cuando supo que a míster Carter lo habían caceroleado en ese municipio de
Caracas que trata de parecerse a Manhattan, la ofensa más grave cometida
contra una personalidad estadounidense desde que escupieron el carro de
Nixon en Catia. Sin salir de su sorpresa, interpelaba: "¿A Carter, en
Altamira y no fue allí donde celebramos Halloween en 2002?".

La contrarrevolución necesita el respaldo de un pueblo al que odia

Se cumple un mes de las elecciones y uno de los balances que puede hacerse es acerca del espeluznante paso del amor al odio que han tenido las élites de la derecha con respecto al pueblo. Y los terribles efectos que ese fenómeno ha generado en las capas medias, en la militancia opositora que les sigue.

Durante nueve meses –un lapso alegóricamente gestacional- la dirigencia contrarrevolucionaria ysu maquinaria mediática se esforzaron por demostrar cariño y respeto por la gente que hace la mayoría del país. Pero, tras el desenlace del llamado 7-O, han pasado de nuevo a su estado natural: el desprecio.

Para decirlo con una frase célebre de Julio Borges, entre enero y septiembre salieron a las calles a enamorar chavistas, pero como estos no les pararon (al menos no en un número suficiente como para ganar las elecciones), han vuelto a expresar sus sentimientos originales y andan por ahí odiando a los chavistas con una pasión negativa que mete miedo.

Tal es el grave problema de la contrarrevolución: para ganar elecciones necesita el respaldo de un pueblo al que odia. Es un dilema sin solución.

Cuando se acercan las elecciones, los dirigentes opositores optan por la hipocresía: fingen amar a sus compatriotas de cerros y zanjones. Besan viejas, se ponen diademas indígenas, simulan comer platos criollos -cuyos nombres ni siquiera saben pronunciar-, se abrazan con campesinos, obreros y motorizados. Pero se les nota por encimita que la cuestión es mera pose, puro ejercicio histriónico, difíciles retos ordenados desde la oficina de mercadeo electoral. Tan pronto termina el proceso, vuelven a la ser quienes son: abatidos por la tristeza, pecan de sinceros y dicen que la chusma es traidora y cambia sus votos por una nevera o un sueldito mínimo.

Lo peor de este fenómeno es el impacto real que tiene en los sectores de clase media que constituyen el público cautivo de esas élites políticas y mediáticas. Basta oír conversaciones de sala de espera en clínicas privadas o leer las bárbaras sinceridades que esta gente escribe en las redes sociales para darse cuenta de que el resentimiento y el rencor han caído en los terrenos fértiles de las mentes disociadas.

Acicateados por unos medios que llenan el vacío de liderazgo, estas personas terminan diciendo las atrocidades típicas del desengaño amoroso. Tratando de sintetizar toda esa bilis, podríamos decir que los compatriotas opositores lamentan que su ilustrado voto valga lo mismo que el de la doña que les limpia el apartamento. ¡Vaya idea de democracia, la que tienen, pues!

Con mucha razón, mentes menos recalcitrantes de la misma oposición, han advertido que esa actitud es suicida para la opción política anti-chavista. Si de verdad creen que los pobres han votado a favor de la Revolución a cambio de los bíblicos platos de lentejas, ¿cómo irán en los próximos procesos electorales a conquistar sus votos?¿Tratarán de llevar más lentejas que el rrrrégimen y ponerse en onda de subasta? Y, sobre todo, después de expresar opiniones tan denigrantes sobre quienes creen en el comandante Chávez y en el proceso bolivariano, ¿cómo volverán a enamorarlos?

GIMBALL: RC Drone Cuadricóptero



Si hay algo que aprendí de mi tiempo al mando de un cuadricópero es que aprender a volar un RC Drone 2D no es cosa fácil. Libertad total en casi todos los ejes, rotación y para rematar una desconexión con el eje que controla el camino de vuelo ya que no estas a bordo del dispositivo. Como si eso no fuera suficiente problema, tienes que jugarle al rango de vuelo según su pila.

Así mismo los RC Drone 2D tienen un campo de distancia que se debe mantener entre su camino de vuelo y el equipo de propulsión que por definición es una serie de rotores ligeros. Volar un RC Drone 2D en un área densa en árboles es magna tarea ya que si cualquier cosita ha de tocar uno de los rotores se des-estabilizaría el delicado balance en propulsión simultánea que tiene al drón en vuelo y básicamente entraría en caída inmediatamente.


Básicamente los drones son máquinas poco capaces de absorber golpes por ligeros que sean. Y para atacar esto se ha propuesto Gimball, como solución para maximizar el rango de uso de un RC Drone 2D de vuelo.

Gimball - El drón a prueba de colisiones Gimball - El drón a prueba de colisiones


Básado en el como vuelan los insectos en áreas densas, GimBall no intenta alejar el cuadricóptero del impacto sino más bien es un sistema rudimentario de absorción de energía que pone al drón en una ligera "jaula" de fibra de carbono para que en caso de una intromisión al vuelo los rotores no sean intervenidos.

Lo que hace inteligente del desarrollo del GimBall es la instalación del drón en una inmensa estructura de tipo cardán. Que como se aplica en este diseño un sistema de estabilización de movimientos multi-eje. Jim Lovell en una famosa ocasión habló acerca de la estabilización del Apollo 13 con base en este sistema.

Para explicarles el como funciona este sistema de estabilización, les comparto un video de un plato para niños que aplica el mismo sistema.


GimBall además sería el equipo ideal para transportar una cámara de video ya que lo que levante siempre estará estable. Es una bella solución al problema de impactos y solo queda por ver en su práctica si la jala no es demasiado abierta como para todavía permitir que una rama se asome casualmente por entre una apertura y empuje un rotor a su muerte.

En el video promocional de GimBall se ve como este producto tiene aplicaciones prometedoras, personalmente no se me ocurre como esto no es un estándar en todos los drones de producción aunque admito que el sistema se ve claramente no ha de ser barato de implementar así tan a la ligera.

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