Productores de Pueblo Llano, estado Mérida, denuncian pérdida de 7.000 sacos de semillas de papa por falta de fertilizantes y agroquímicos.
“Queremos alertar que nuestras semillas de papa, las nacionales, se pudrieron por falta de fumicidas, herbicidas y nematicidas”, señaló Publio Paredes, presidente de la Federación de Productores de Papa y Hortalizas de Venezuela.
Paredes, productor de papa del estado Mérida, dijo que los productores esperan buenos resultados de la reunión efectuada con funcionarios del Ministerio de Agricultura y Tierra (MAT), en donde llamaron la atención sobre la escasez de insumos en el sector.
“El pasado 12 de mayo funcionarios del MAT nos atendieron muy bien, y desearíamos que nos ayuden a rescatar el resto de las semillas que quedan en los silos. Ellos ya están al tanto de la situación grave en la que estamos”, comentó Paredes.
Las semillas que se dañaron fueron producidas en el municipio Rangel del estado Mérida y fueron guardadas en los silos de Pico de Aguila, localidad cercana a Mucuchíes. Para que las semillas se mantengan en óptimas condiciones es necesario conservarlas con una serie de agroquímicos, los cuales no llegaron a la localidad.
En su gran mayoría, estos agroquímicos los surte Agropatria, empresa del Estado que comercializan y distribuye insumos para el sector agropecuario.
Paredes aclaró que estas semillas de papa criolla son las que correspondes a la siembra del ciclo de verano, por lo que si el Ejecutivo atiende a las peticiones de los productores de los andes, existe la posibilidad de rescatar las del próximo ciclo de invierno.
Sin embargo, dijo el presidente de la federación de paperos de Venezuela, “hay que aclarar que el impacto de estas semillas podridas será directamente proporcional al precio del kilo de papa fresca”, dijo y es que, a menor producción mayor será el precio de la cosecha.
“El hecho por el cual la papa está excesivamente costosa es porque el 80% de los productores venezolanos de hortalizas la dejaron de producir, por la falta de insumos”, señaló Paredes.
Actualmente el precio del kilo de patata fresca a nivel primario es de al menos 85 bolívares por kilo, razón por la cual en algunos supermercados de la capital el kilo de papa ya está por el orden de los 200 bolívares.
“Queremos alertar que nuestras semillas de papa, las nacionales, se pudrieron por falta de fumicidas, herbicidas y nematicidas”, señaló Publio Paredes, presidente de la Federación de Productores de Papa y Hortalizas de Venezuela.
Paredes, productor de papa del estado Mérida, dijo que los productores esperan buenos resultados de la reunión efectuada con funcionarios del Ministerio de Agricultura y Tierra (MAT), en donde llamaron la atención sobre la escasez de insumos en el sector.
“El pasado 12 de mayo funcionarios del MAT nos atendieron muy bien, y desearíamos que nos ayuden a rescatar el resto de las semillas que quedan en los silos. Ellos ya están al tanto de la situación grave en la que estamos”, comentó Paredes.
Las semillas que se dañaron fueron producidas en el municipio Rangel del estado Mérida y fueron guardadas en los silos de Pico de Aguila, localidad cercana a Mucuchíes. Para que las semillas se mantengan en óptimas condiciones es necesario conservarlas con una serie de agroquímicos, los cuales no llegaron a la localidad.
En su gran mayoría, estos agroquímicos los surte Agropatria, empresa del Estado que comercializan y distribuye insumos para el sector agropecuario.
Paredes aclaró que estas semillas de papa criolla son las que correspondes a la siembra del ciclo de verano, por lo que si el Ejecutivo atiende a las peticiones de los productores de los andes, existe la posibilidad de rescatar las del próximo ciclo de invierno.
Sin embargo, dijo el presidente de la federación de paperos de Venezuela, “hay que aclarar que el impacto de estas semillas podridas será directamente proporcional al precio del kilo de papa fresca”, dijo y es que, a menor producción mayor será el precio de la cosecha.
“El hecho por el cual la papa está excesivamente costosa es porque el 80% de los productores venezolanos de hortalizas la dejaron de producir, por la falta de insumos”, señaló Paredes.
Actualmente el precio del kilo de patata fresca a nivel primario es de al menos 85 bolívares por kilo, razón por la cual en algunos supermercados de la capital el kilo de papa ya está por el orden de los 200 bolívares.
La culpa de los intermediarios | La culpa es de la vaca.
Aldemaro Ortega, presidente de la Asociación de Productores de Papa del estado Carabobo, denunció por su parte que los intermediarios son los culpables de triplicar el costo de la papa criolla.
“Porqué el intermediario triplica el precio que le da el productor, si se supone que la ganancia legal es 30%. Además, porqué suben los precios si ellos no arriesgan veneno, ni tierra, ni rendimiento, no arriesgan nada, sin embargo no tienen a nadie que lo controle”, dijo Ortega.
Los intermediarios son los dueños, asociaciones o cooperativas de camiones que trasladan la papa fresca desde los centros de producción nacional.
“Muchas veces ellos le compran al productor al precio que quieran o impongan, y aún así ganan el triple. La rosca intermediaria está haciendo y deshaciendo en el país, siempre con la excusa del dólar paralelo”, dijo.
Parlamento Europeo:
http://www.europarl.europa.eu
Debates
Jueves 17 de enero de 2002 - Estrasburgo
Meijer (GUE/NGL
).
- (NL) Señor Presidente, antaño se consideraba el mar como una fuente
inagotable de alimentos para el hombre. Hoy en día, incluso las partes
interesadas económicamente reconocen que existe el peligro de la
sobre-explotación del mar. No de forma repentina sino a largo plazo dado
que los peces pequeños tienen cada vez menos oportunidades de crecer y
de reproducirse.
La ponente, igual que muchos políticos, espera que
haya posibilidades de combinar la pesca actual con una mejor protección
del equilibrio medioambiental. Con razón insiste en que haya un respeto
más consecuente de los acuerdos, pero ésta sólo es una solución a corto
plazo. A pesar de que hay una creciente demanda de pescado, no vamos a
poder evitar que se limite la pesca en el mar. Por lo tanto, hay que
buscar puestos de trabajo alternativos en las zonas costeras y proteger
más al Tercer Mundo. Esto es mejor que insistir en las diferencias entre
los países con pequeñas embarcaciones tradicionales que faenan el año
entero y los países con barcos grandes, equipados con las más modernas
tecnologías, que tienen que quedarse amarrados en algunas épocas del
año. Si estos dos grupos siguen echándose mutuamente la culpa de
sobreexplotar el mar, lo que hacen es justificarse por no hacer lo
suficiente para solucionar el problema.
Langenhagen (PPE-DE
).
– (DE) Señor Presidente, también yo deseo un pronto restablecimiento al
Sr. Fischler y soy partidario de que no aplacemos el debate de esta
mañana. Sencillamente, el tema es demasiado importante. Realmente, ha
sido un arduo trabajo sacar adelante en comisión este informe con 400
enmiendas. El elevado número de enmiendas no se ha debido, con
seguridad, al compromiso de mi apreciada colega, la Sra. Miguélez Ramos,
pues ha trabajado de manera ejemplar y ha presentado un informe
equilibrado, por todo lo cual le damos las gracias en este momento una
vez más.
Algunos se preguntarán con sorna a santo de qué
viene todo este esfuerzo. Sin embargo, no puedo insistir suficientemente
en la gran importancia que reviste este informe para el futuro de la
pesca en Europa. Desde hace apenas 20 años existe en Europa una política
de pesca con grandes altibajos. La pesca ha nadado entre un gran
oleaje. Pero de esto no es responsable solamente Bruselas. No, sino que,
más bien, no todos los Estados miembros ni todos los pescadores tiran
de la misma soga. Esta es la razón de por qué la PCP no ha respondido
plenamente a tan altas exigencias. En este año nos encontramos en una
encrucijada en el auténtico sentido de la palabra. ¿Qué dirección
queremos dar en el futuro a la Política Común de Pesca en Europa? Puedo
asegurarles que las recomendaciones del Parlamento caerán en terreno
abonado en la Comisión pues esta colaboración entre las Instituciones
deberá proseguir y proseguirá en interés y en provecho de la pesca en
Europa. Una vez conocidas las recomendaciones del informe la Comisión
puede presentar ahora sus propuestas de reforma. Estamos esperando esto
con interés y por esta razón espero hoy una amplia mayoría.
Sin embargo, una cosa debe estar clara. Va a ser un
viaje a través de un mar difícil pues, como hemos dicho, los retos son
enormes. Permítanme que resalte brevemente algunos puntos que, en mi
opinión, son imprescindibles para la futura política de pesca en Europa.
En primer lugar: sin peces no habrá pesca alguna. Esta ecuación es
simple, pero verdadera. Hemos de dedicar mayor atención que hasta ahora
al mantenimiento de bancos sanos pues sólo unos ecosistemas marinos
sanos garantizan una explotación sostenible y con futuro. Efectivamente,
todos nosotros aquí en el Parlamento y allá fuera, en las costas,
queremos un sector pesquero viable, pero no sólo viable con vistas a hoy
y quizá a mañana, sino también para las próximas décadas.
En segundo lugar: sabemos muy poco acerca de las
interrelaciones del ecosistema marino. Por esta razón es preciso
intensificar la investigación. En tercer lugar: en las aguas europeas no
encontramos suficiente pescado, esto es un hecho. Por esta razón
necesitamos pescar también fuera y, en consecuencia, necesitamos
acuerdos con terceros estados. Estos son caros y serán cada vez más
caros, y mañana serán probablemente demasiado caros. En este punto hemos
de recorrer nuevos caminos incluyendo también a aquellos que se
benefician de esto. Es nuestra obligación frente a los contribuyentes.
El tiempo pasa muy rápido, no sólo en mi intervención sino también en la
reforma de la PCM. Alcancemos conjuntamente antes de finales de año una
solución practicable en interés de nuestra pesca en Europa.
Debates
Martes 22 de abril de 2008 - Estrasburgo
Louis Michel,
miembro de la Comisión
. − (FR)
Señor Presidente, Señorías, el espectacular aumento de los precios de
los productos alimenticios desde comienzos de año ha desencadenado el
aumento de la conciencia en todo el mundo sobre la crisis alimenticia
internacional.
En pocas horas dará comienzo en Londres una reunión
en la que se darán cita las principales partes implicadas en el ámbito
de la ayuda alimenticia. A principios de mayo se celebrará una
conferencia internacional bajo el lema «Hacia una revolución verde en
África». Los actores políticos, operadores y expertos del sector ya
están movilizados. En estos últimos años, el mundo ha asistido a un
continuo aumento de los precios de los productos alimenticios.
Desde 2000, el precio en dólares del trigo se ha
triplicado y los del arroz y el maíz se han duplicado. El comienzo del
año 2008 trajo consigo un nuevo aumento del 20 %, que se ha traducido,
en nuestros países industrializados, en una preocupación por el poder
adquisitivo y, en los países en vías de desarrollo, en el riesgo de
hambruna para poblaciones enteras. Cuando se vive con menos de un dólar
al día y se gastan la mayor parte de los ingresos en alimentos, estas
subidas son simplemente insostenibles.
Éste es el origen de las protestas por los productos
alimenticios que se han producido durante las últimas semanas en todo
el mundo: en Haití, México, Egipto, Marruecos, Camerún, Senegal, Costa
de Marfil Guinea, Mauritania, Etiopía, Uzbekistán, Yemen, Filipinas,
Tailandia e Indonesia. Las investigaciones demuestran que la época de
los alimentos baratos en el mercado internacional ha acabado. Los
precios de los productos alimenticios no volverán a sus antiguos niveles
y la volatilidad podría aumentar si no se toman medidas rápidamente.
El actual contexto de espectaculares aumentos en el
precio de los alimentos constituye una grave amenaza en términos de
desestabilización política, financiera y social en muchos países de todo
el mundo, por eso debemos reaccionar con prontitud. Esta situación
sobrepasa la capacidad de la Comisión Europea e incluso la de la Unión
Europea. Toda la comunidad internacional debe actuar.
Nuestra búsqueda de posibles soluciones nos ha
llevado a identificar dos opciones principales. En primer lugar, tenemos
que salvar vidas y dar respuesta a las crisis sociales motivadas por la
vertiginosa subida de los precios, en ocasiones exacerbada por la
situación política nacional. En segundo lugar, evidentemente necesitamos
una estrategia a medio y largo plazo. Considero que debemos actuar en
ambos frentes. Está claro que el mayor error sería ofrecer una respuesta
humanitaria en forma de ayuda alimenticia a un problema estructural
como es la seguridad alimentaria. Sin duda esta opción aliviaría la mala
conciencia de algunos a corto plazo, pero la ayuda alimenticia de
emergencia no es suficiente para resolver un problema estructural.
Por lo tanto, a corto plazo resulta evidente que,
como complemento a las respuestas nacionales destinadas a garantizar un
mejor control de los precios de los alimentos, es necesario resolver las
necesidades de las poblaciones más vulnerables que están sometidas a
una verdadera situación de emergencia humanitaria. Ése es el motivo por
el que debemos movilizar ayuda humanitaria adicional para aumentar la
capacidad de la Dirección General de Ayuda Humanitaria para proporcionar
ayuda alimenticia de emergencia.
Sin embargo, ésta no es una crisis alimenticia
clásica. Se trata de una crisis del poder adquisitivo que afecta
sobremanera a los más desvalidos, que ya no podrán permitirse comprar
alimentos. Debido a ello, nuestra respuesta también debe basarse en
otras formas de ayuda alimenticia diseñadas, por ejemplo, para compensar
las repercusiones negativas de la malnutrición infantil y para apoyar
el poder adquisitivo de los hogares más vulnerables. También debemos
fomentar un rápido desarrollo del suministro agrícola local,
posibilitando el acceso de los agricultores a los insumos agrícolas, a
las semillas y a los fertilizantes.
Teniendo en cuenta la magnitud de la crisis y su
posible duración, es absolutamente esencial que la Unión Europea también
se comprometa con un enfoque a medio plazo, mediante el apoyo a las
políticas de protección social en los países en los que el riesgo es
mayor, especialmente en África.
A medio y largo plazo, la única respuesta válida es
que hagamos todo lo posible para garantizar el suministro agrícola. La
producción debe aumentar a escala internacional al mismo ritmo que la
demanda y esta responsabilidad no debe recaer únicamente en los
principales países exportadores. La Unión Europea ya ha adoptado medidas
concretas a este respecto. La retirada obligatoria de tierras de
cultivo se ha paralizado, se han incrementado las cuotas de leche y se
han eliminado los aranceles sobre los cereales.
África debe desempeñar el papel que le corresponde,
con nuestro apoyo, y promover una revolución verde de modo que pueda
reducir su total dependencia del mercado internacional. En estos
momentos, la agricultura africana es la menos productiva del mundo, pero
cuenta con un enorme potencial de desarrollo, siempre y cuando se
mantengan las políticas a favor de las pequeñas explotaciones familiares
y se le conceda prioridad a las inversiones, al fomento de la
productividad y a facilitar el acceso de los agricultores a los mercados
nacionales e internacionales.
La Comisión ya está convirtiendo este enfoque en una
prioridad clave. Fuimos los primeros en destacar la importancia de la
agricultura en las políticas de desarrollo, mucho antes que otros
agentes internacionales. Revisamos nuestros propios programas basándonos
en los de la Unión Africana y en una comunicación de junio de 2007
propusimos alinear la ayuda europea para la agricultura y el desarrollo
rural con el programa para el desarrollo agrícola de la Unión Africana.
Durante la programación del Décimo Fondo Europeo de
Desarrollo, nos aseguramos de doblar el presupuesto de ayuda para el
sector del desarrollo rural en su conjunto —650 millones de euros en el
noveno FED y 1 250 millones en el décimo—. No fue fácil ya que, como
saben, es a los socios de desarrollo a quienes les corresponde
seleccionar los sectores en los que se centrará la ayuda. Se trata de un
incremento significativo, un aumento del 100 % en términos absolutos,
aunque no implica una subida porcentual en la cantidad dedicada a la
agricultura y al desarrollo rural. La cantidad de dinero disponible se
ha doblado, pero la proporción con respecto al Fondo Europeo de
Desarrollo sigue siendo más o menos la misma.
En este contexto, constatamos con satisfacción el
renovado interés de la comunidad de donantes en el sector agrícola, que
ha sido ignorado durante los últimos veinticinco años. La Comisión en su
conjunto y yo personalmente, como Comisario responsable de la ayuda
humanitaria y para el desarrollo, somos muy conscientes de la
importancia política de la crisis actual. Tuve la oportunidad de hablar
con el Secretario General de las Naciones Unidas sobre este tema durante
la última reunión del Grupo rector de ODM para África en Nueva York el
mes pasado. También he debatido esta cuestión con el Presidente de la
Comisión de la Unión Africana, el señor Ping. Fue precisamente durante
esta reunión cuando usé la expresión «tsunami humanitario», porque
consideré que era necesario provocar a los líderes políticos para que
pasaran a la acción, en lugar de quedarse simplemente en meras palabras y
promesas.
Las causas de la crisis son diversas y complejas,
aunque debemos prestar atención para no perdernos en los detalles más
sutiles. Se ha producido un incremento en la demanda, especialmente en
Asia, debido a la mejora del nivel de vida de muchas personas que ahora
pueden permitirse comer más y mejor. También hemos asistido a un
incremento del precio del petróleo, que ha repercutido directamente en
el coste del transporte y los fertilizantes. Si a esto le añadimos los
problemas en el ámbito del suministro debido al impacto del cambio
climático, ya tenemos algunos de los ingredientes de la crisis actual.
¿Qué está haciendo la Comisión? Está trabajando en
una estrategia a largo plazo, que como ya he dicho, es esencial. No
obstante, pasarán dos años antes de que veamos sus resultados sobre el
terreno. Incrementar la producción agrícola no es tan sencillo como
abrir un grifo, por lo tanto, también estamos considerando posibilidades
a corto plazo y ayuda de emergencia. El pasado marzo, decidimos
aumentar en 160 millones de euros la ayuda alimenticia y acabamos de
acordar la concesión de 57 millones adicionales que se incluirán en el
presupuesto de 2008 y que estarán disponibles muy pronto. Reuniremos 60
millones de euros más, que procederán, bien de un reajuste de la rúbrica
4, bien de una solicitud al Parlamento para movilizar la reserva de
emergencia.
Finalmente, deseo apuntar que la Comisión seguirá
controlando esta situación muy de cerca y que está preparada, en función
de la evolución de las necesidades, para estudiar una financiación
adicional en caso necesario.