El escritor, Claude Aubert explica en su mas reciente libro: ‘Otra alimentación es posible’, que tenemos
que cambiar nuestros hábitos alimenticios para preservar el
medioambiente. Pionero en la práctica y divulgación de la agricultura
ecológica en Europa, Claude Aubert, argumenta, con datos y experiencias,
que cambiar nuestra alimentación debe ser asumido por todos los
eslabones implicados en el sistema alimentario: desde los métodos de
producción en el campo hasta nuestra manera de cocinar.
Pregunta: En este libro, usted asegura que comiendo correctamente se puede proteger nuestra salud y preservar el medio ambiente. ¿En que consiste “comer correctamente”?
Respuesta: La alimentación moderna está basada en mucha carne, azúcar, materias grasas, alimentos refinados y esto es un error, porque se dejan fuera las verduras, los cereales completos y las legumbres. Hace falta invertir la relación de proteínas animales frente a las proteínas vegetales. En tan solo un siglo las proteínas animales (carne, pescado, huevos, productos lácteos) suponen alrededor de un tercio en nuestra alimentación, mientras que las proteínas vegetales suponen dos tercios. Hay que volver a dar absoluto protagonismo a las proteínas vegetales. El exceso de proteínas animales es nocivo tanto para la salud como para el medio ambiente. Hace falta redescubrir las legumbres (el garbanzo, la judía, el haba, la lenteja y la soja) que son ricas no solo en proteínas sino también en fibras, minerales y vitaminas. Hace falta también reducir al máximo los alimentos refinados, como el azúcar y las grasas, que son muy pobres en nutrientes y fibras.
P: Usted ha mencionado en varios foros que la agroecología podría servir para “enfriar” el planeta y potenciar una alimentación humana más sana y con menos impactos socioambientales. ¿Qué otras ventajas presenta frente a la agricultura industrial?
R: El modo de producción agrícola que se ha desarrollado en los países industrializados no es ni duradero, ni generalizable. Se basa en el petróleo (hace falta más de 1 kg para producir 1 kg de nitrógeno en forma de abono) y pronto ya no habrá más. Además, destruye progresivamente la fertilidad del suelo a causa de la utilización masiva de abonos. La agroecología tiene como objetivo aprovechar los recursos locales, en especial, los fertilizantes orgánicos, teniendo en cuenta la sabiduría popular y la diversidad de culturas, como se ha hecho siempre antes de la industrialización de la agricultura. La biodiversidad permite resolver prácticamente todos los problemas del campo que tienen que ver con las enfermedades y los parásitos. Estas técnicas tienen un rendimiento más elevado que los actuales sistemas intensivos.
Por otra parte, la agricultura ecológica contribuye menos al calentamiento del planeta que la convencional: la industrial es responsable del 24% de las emisiones de gas de efecto invernadero, mientras que la ecológica es mucho menos emisora por dos razones: no utiliza abonos químicos (cuya producción consume más combustibles fósiles) y absorbe una media de aproximadamente 400 kg de CO2 por hectárea al año.
Es decir, sólo una agricultura ecológica puede alimentar el planeta de manera duradera porque conserva y mejora la fertilidad del suelo, lo que es imprescindible para una agricultura para todos. Otra ventaja esencial es que no utiliza pesticidas de síntesis que, incluso en pequeñas cantidades, amenazan gravemente la salud: en primer lugar, la de los agricultores, pero también la de los consumidores. Son muchas las ventajas.
P: ¿Qué cambios ha sufrido la agricultura ecológica en los últimos 30 años?
R: En el plano de las técnicas, no hay grandes cambios, pero sí una mejora constante, lo cual permite un mejor control de enfermedades y de plagas, y también mejores rendimientos. El cambio más grande es la aparición de una agricultura ecológica mundializada y, en algunas regiones, más o menos industrializada. Por otro lado, la búsqueda de productos locales conduce al rápido desarrollo de la venta directa y la creación de grupos de consumo autogestionados (en Francia, AMAP, Asociaciones para mantener la agricultura campesina). Es decir, que se desarrollan en paralelo dos tipos de agricultura ecológica. Las dos respetan, más o menos, las mismas especificaciones técnicas de la agricultura ecológica, pero la mundializada no se preocupa de otros requisitos. Sin embargo, la otra, la que es local, tiene en cuenta todo el conjunto de los aspectos medioambientales y sociales.
Por otra parte, quisiera recalcar el hecho de que la agricultura ecológica, al contrario de lo que dicen algunos, no es una mirada atrás. Es una agricultura moderna, y saca partido de todos los descubrimientos de la investigación científica que contribuye a producir, con buenos rendimientos, alimentos más sanos, recurriendo principalmente a los recursos locales.
P: Según su último libro, comer productos ecológicos sería una de las alternativas a la producción industrial. Usted añade a esto que además se puede comer mejor, y más barato.
R: Me refiero a que los productos ecológicos son más caros que los otros, y una de las críticas hechas a estos productos es que de esta manera no son accesibles a todos. Sin embargo los consumidores que se alimentan con productos ecológicos modifican también sus hábitos alimenticios, reduciendo especialmente la cantidad de carne, uno de los alimentos más caros. Un gramo de proteína cuesta de 10 a 15 veces menos en forma de garbanzo que en forma de carne de vaca o de cordero. Los consumidores ecológicos compran también menos congelados y platos listos para comer, los cuales son mucho más caros que los productos frescos. De hecho, algunas investigaciones que compararon el presupuesto dedicado a la alimentación de los consumidores ecológicos y de los convencionales (principalmente en Alemania y en Dinamarca) demostraron que hay poca diferencia.
P: Nuestro sistema de agricultura y producción de alimentos, se encuentra amparado bajo el paraguas de la Política Agraria Común. ¿Qué valoración hace de este tipo de políticas y en concreto de la PAC?
R: La PAC se va a reformar en 2013. Nuestro deseo es que defienda mucho más lo que no ha defendido hasta ahora: los modelos de producción agrícola que preservan el medio ambiente y protegen la salud del consumidor, pero los lobbies de la agricultura química e industrial están muy activos. El modelo hacia el que tenemos que dirigirnos es, evidentemente, aquel que apuesta por una agricultura ecológica que fomenta la producción local y un modelo de consumo alimenticio donde dominen los vegetales.
P: Cambiar el sistema alimentario es un proceso complejo y lento. ¿Qué consejos daría para alimentarnos mejor en la ciudad huyendo de las grasas hidrogenadas y demás elementos artificiales?R: Todo pasa por una mejor información del consumidor y de los médicos, a los que hace falta convencer de la necesidad, por su salud y por el medio ambiente, de cambiar sus hábitos alimenticios en el sentido que he indicado anteriormente. Haría falta también prohibir la publicidad de alimentos con mucha grasa y azúcar y gravarles más impuestos.
P: El cómo cocinar los alimentos también influye en la preservación de los nutrientes. Por ejemplo, en su libro se pueden encontrar algunos consejos: a mayor tiempo de cocción de las verduras, más vitaminas se destruyen, por lo que es mejor hervirlas rápidamente o cocinarlas al vapor; o utilizar un recipiente de acero inoxidable ayuda a preservar más los componentes nutritivos en nuestras hortalizas que utilizar uno de aluminio. Además, también da alguna receta en las últimas páginas...
¿Cuál es su receta favorita?
R: Las recetas sanas son innumerables, y particularmente numerosas si acudimos a los modos de alimentación tradicionales. La paella o el cuscús, son platos muy completos que aportan aproximadamente todo lo que hace falta al organismo para mantenerse en buena salud. En especial, me gusta la comida del Sur de India: las dosas, una especie de crepes preparados con una mezcla de arroz y lentejas fermentadas. Para preparar este plato, tenemos que dejar a remojo el arroz y las lentejas, separadamente, en una proporción de alrededor de dos tercios de arroz, por un tercio de lentejas. Una vez remojadas, las pasamos a la batidora, las mezclamos y las dejamos fermentar durante una noche o un poco más, según la temperatura. La mezcla aumenta de volumen y desprende un agradable olor a levadura. Cocemos la pasta obtenida en la sartén, a modo de finos crepes, después de haber añadido un poco de agua. En la India, se acompañan las dosas con diversas verduras. Es un plato completo y muy digestivo gracias a la fermentación.
Otra alimentación es posible porque los productos de la agricultura intensiva, demasiado contaminados, amenazan nuestra salud y el entorno. Porque el modo de alimentación actual es también problemático y una de las causas del incremento en los diagnósticos de cáncer y de la obesidad.
Tras un examen crítico de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, propone Claude Aubert un modo de alimentación que concilia salud y protección del entorno, a base de productos ecológicos y dando el primer lugar a los alimentos de origen vegetal, sin por ello excluir la carne, el pescado y los productos lácteos.
La idea preconcebida de que una alimentación sana ha de ser cara y monótona queda, por su parte, definitivamente descartada, con ejemplos de menús ecológicos, equilibrados y sabrosos a menos de 2,50 Euros y todos los consejos prácticos para componer cientos de menús difrentes.
Es el nuevo libro de Claude Aubert, autor del libro ya clásico “El huerto biológico”
Título: Otra Alimentación es Posible
Subtítulo: Una alimentación que protege nuestra salud y la del planeta
Autor: Claude Aubert
Editorial: La Fertilidad de la Tierra
Formato: 16 x22,5 cm. Rústica con solapas
264 páginas
Otra alimentación
Que somos lo que comemos no hay ninguna duda. Una ingesta excesiva de alimentos grasos nos convierte en obsesos y un reparo absoluto con el comer anoréxicos. Pero desde la mecanización e industrialización de la ganadería y la agricultura, nuestros alimentos básicos también han incorporado sustancias tóxicas. Aunque en pequeñas cantidades algunas tienen efectos acumulativos y acaban provocando enfermedades persistentes o letales. Cada vez son más las personas que huyen de los productos de la agricultura intensiva por estar demasiado contaminados y afectar a nuestra salud y la del entorno. El modo de alimentación actual se ha convertido en un problema socioambiental.
zoom
Título original: Une autre assiette: Une assiette qui protège notre santé et celle de la planète
Autor: Claude Aubert
Colección Guías para la Fertilidad de la Tierra
Editorial: La Fertilidad de la Tierra Ediciones
Páginas: 259 pp.
Año: 2011
Claude Aubert, un pionero de la agricultura ecológica, marcó a una generación con su libro: El huerto biológico publicado en 1980. Este ingeniero agrónomo y escritor de prestigio a nivel internacional nos lega ahora una nueva reflexión trascendente en su nueva obra: Otra alimentación es posible. Esencialmente es libro que analiza los eslabones de la cadena agroalimentaria para proponer un modo de alimentación que concilíe salud y protección del entorno a base de productos ecológicos. Aunque lo importante de este libro es que intenta romper el tópico de que una alimentación sana sea cara y monótona. Por este motivo aporta consejos y sobretodo como componer menús ecológicos, equilibrados y sabrosos por menos de 2,5 euros.
Otra alimentación es posible es un libro que dentro de los de esta materia rompe esquemas por su estilo narrativo y por las ideas que contiene. Empieza analizando como la alimentación actual amenaza nuestra salud y la del planeta. A continuación, detalla como comer para preservar nuestra salud y nuestro entorno para finalmente aportar las recetas de diez menús ecológicos y equilibrados por menos de 2,5 euros rompiendo el tópico de que para comer mejor hay que gastar más con cifras bien claras en una tabla en la que se compara el precio de una alimentación predominantemente vegetal convencional con una ecológica y muestra que una alimentación predominantemente vegetal no ecológica resulta un 28 % más barata que la alimentación convencional, un 11 % menos si se adquiere en distribuidores seleccionados de frutas y verduras de temporada y un aunque sólo 1 %, es más barata comprada en tiendas de productos ecológicos que la alimentación clásica. Cualquiera puede pues contabilizar su presupuesto alimentario y hacer la prueba. Esta es la invitación que nos hace el libro.
Se trata de una obra llena de pequeños detalles en conocimiento que permiten al lector una reflexión serena porqué no es un libro de autoayuda nutricional. En cada uno de los apartados podemos quedar sorprendidos. Por ejemplo, detalla algunas de las reglas generales que de acuerdo con los conocimientos científicos actuales y de la observación de los modos de alimentación tradicionales pueden definirse para una alimentación sana. Algunas de estas son que:
-los cereales integrales o derivados (pan integral) deben integrarse en todas las comidas salvo aquellas que contengan patatas;
-que las leguminosas deben incorporarse en la dieta diaria pero en cantidades claramente inferiores a los cereales
-que no más de un producto animal por día aparte del producto lácteo (carne, pescado, marisco, huevos) y sabiendo que por regla general la parte animal deber ser un complemento de una base vegetal y no la inversa como es el caso hoy en día.
Las reglas que aporta Claude Aubert permiten poder establecer un equilibrio en alimenticio en función de su edad, actividad física, estado de salud, etc. Sin embargo, también recuerda las dos reglas de oro que no hay que olvidar para una alimentación sana y saludable para el entorno es:
-permanecer frugal, algo fácil con este tipo de alimentación que comporta una mayoría de alimentos que, por su volumen y su contenido en fibras, sacian rápidamente;
-masticar bien, para facilitar la digestión y la asimilación de los alimentos.
Otra alimentación es posible se incorpora a la colección de guías para la Fertilidad de la Tierra y rebate que la agricultura ecológica sea un agricultura de lujo reservada a los consumidores acomodados y a los países ricos. Argumenta como los transgénicos pueden también afectar letalmente nuestra salud en el futuro. Precisamente, ya se ha detectado la toxina del maíz transgénico BT en la sangre humana y no sabemos sus consecuencias en un futuro próximo. Sin duda es un libro útil y práctico. Fácil de leer y bien argumentado.
EL HUERTO BIOLÓGICO: COMO CULTIVAR TODO TIPO DE HORTALIZAS SIN PR ODUCTOS QUÍMICOS NI TRATAMIENTOS TOXICOS
CLAUDE AUBERT
RBA LIBROS, 2008
Resumen del libro
La agricultura biológica respeta los ritmos naturales de la vida y se orienta en la búsqueda de la calidad de los productos y la salud de las personas. Este libro está dedicado a los cultivos de hortalizas más comunes y da cuenta de los principios elementales de la agricultura ecológica, por lo que se trata de una guía excelente para solventar cualquier problema que se pueda presentar al neófito, aunque también resulta de enorme interés, por la gran cantidad de asuntos que aborda, para los iniciados. He aquí una guía para elaborar compost o abono orgánico, potenciar la vitalidad del suelo y acabar con las plagas, todo ello sin utilizar productos químicos ni tratamientos tóxicos. Un libro claro, sencillo y completo.
Pregunta: En este libro, usted asegura que comiendo correctamente se puede proteger nuestra salud y preservar el medio ambiente. ¿En que consiste “comer correctamente”?
Respuesta: La alimentación moderna está basada en mucha carne, azúcar, materias grasas, alimentos refinados y esto es un error, porque se dejan fuera las verduras, los cereales completos y las legumbres. Hace falta invertir la relación de proteínas animales frente a las proteínas vegetales. En tan solo un siglo las proteínas animales (carne, pescado, huevos, productos lácteos) suponen alrededor de un tercio en nuestra alimentación, mientras que las proteínas vegetales suponen dos tercios. Hay que volver a dar absoluto protagonismo a las proteínas vegetales. El exceso de proteínas animales es nocivo tanto para la salud como para el medio ambiente. Hace falta redescubrir las legumbres (el garbanzo, la judía, el haba, la lenteja y la soja) que son ricas no solo en proteínas sino también en fibras, minerales y vitaminas. Hace falta también reducir al máximo los alimentos refinados, como el azúcar y las grasas, que son muy pobres en nutrientes y fibras.
P: Usted ha mencionado en varios foros que la agroecología podría servir para “enfriar” el planeta y potenciar una alimentación humana más sana y con menos impactos socioambientales. ¿Qué otras ventajas presenta frente a la agricultura industrial?
R: El modo de producción agrícola que se ha desarrollado en los países industrializados no es ni duradero, ni generalizable. Se basa en el petróleo (hace falta más de 1 kg para producir 1 kg de nitrógeno en forma de abono) y pronto ya no habrá más. Además, destruye progresivamente la fertilidad del suelo a causa de la utilización masiva de abonos. La agroecología tiene como objetivo aprovechar los recursos locales, en especial, los fertilizantes orgánicos, teniendo en cuenta la sabiduría popular y la diversidad de culturas, como se ha hecho siempre antes de la industrialización de la agricultura. La biodiversidad permite resolver prácticamente todos los problemas del campo que tienen que ver con las enfermedades y los parásitos. Estas técnicas tienen un rendimiento más elevado que los actuales sistemas intensivos.
Por otra parte, la agricultura ecológica contribuye menos al calentamiento del planeta que la convencional: la industrial es responsable del 24% de las emisiones de gas de efecto invernadero, mientras que la ecológica es mucho menos emisora por dos razones: no utiliza abonos químicos (cuya producción consume más combustibles fósiles) y absorbe una media de aproximadamente 400 kg de CO2 por hectárea al año.
Es decir, sólo una agricultura ecológica puede alimentar el planeta de manera duradera porque conserva y mejora la fertilidad del suelo, lo que es imprescindible para una agricultura para todos. Otra ventaja esencial es que no utiliza pesticidas de síntesis que, incluso en pequeñas cantidades, amenazan gravemente la salud: en primer lugar, la de los agricultores, pero también la de los consumidores. Son muchas las ventajas.
P: ¿Qué cambios ha sufrido la agricultura ecológica en los últimos 30 años?
R: En el plano de las técnicas, no hay grandes cambios, pero sí una mejora constante, lo cual permite un mejor control de enfermedades y de plagas, y también mejores rendimientos. El cambio más grande es la aparición de una agricultura ecológica mundializada y, en algunas regiones, más o menos industrializada. Por otro lado, la búsqueda de productos locales conduce al rápido desarrollo de la venta directa y la creación de grupos de consumo autogestionados (en Francia, AMAP, Asociaciones para mantener la agricultura campesina). Es decir, que se desarrollan en paralelo dos tipos de agricultura ecológica. Las dos respetan, más o menos, las mismas especificaciones técnicas de la agricultura ecológica, pero la mundializada no se preocupa de otros requisitos. Sin embargo, la otra, la que es local, tiene en cuenta todo el conjunto de los aspectos medioambientales y sociales.
Por otra parte, quisiera recalcar el hecho de que la agricultura ecológica, al contrario de lo que dicen algunos, no es una mirada atrás. Es una agricultura moderna, y saca partido de todos los descubrimientos de la investigación científica que contribuye a producir, con buenos rendimientos, alimentos más sanos, recurriendo principalmente a los recursos locales.
P: Según su último libro, comer productos ecológicos sería una de las alternativas a la producción industrial. Usted añade a esto que además se puede comer mejor, y más barato.
R: Me refiero a que los productos ecológicos son más caros que los otros, y una de las críticas hechas a estos productos es que de esta manera no son accesibles a todos. Sin embargo los consumidores que se alimentan con productos ecológicos modifican también sus hábitos alimenticios, reduciendo especialmente la cantidad de carne, uno de los alimentos más caros. Un gramo de proteína cuesta de 10 a 15 veces menos en forma de garbanzo que en forma de carne de vaca o de cordero. Los consumidores ecológicos compran también menos congelados y platos listos para comer, los cuales son mucho más caros que los productos frescos. De hecho, algunas investigaciones que compararon el presupuesto dedicado a la alimentación de los consumidores ecológicos y de los convencionales (principalmente en Alemania y en Dinamarca) demostraron que hay poca diferencia.
P: Nuestro sistema de agricultura y producción de alimentos, se encuentra amparado bajo el paraguas de la Política Agraria Común. ¿Qué valoración hace de este tipo de políticas y en concreto de la PAC?
R: La PAC se va a reformar en 2013. Nuestro deseo es que defienda mucho más lo que no ha defendido hasta ahora: los modelos de producción agrícola que preservan el medio ambiente y protegen la salud del consumidor, pero los lobbies de la agricultura química e industrial están muy activos. El modelo hacia el que tenemos que dirigirnos es, evidentemente, aquel que apuesta por una agricultura ecológica que fomenta la producción local y un modelo de consumo alimenticio donde dominen los vegetales.
P: Cambiar el sistema alimentario es un proceso complejo y lento. ¿Qué consejos daría para alimentarnos mejor en la ciudad huyendo de las grasas hidrogenadas y demás elementos artificiales?R: Todo pasa por una mejor información del consumidor y de los médicos, a los que hace falta convencer de la necesidad, por su salud y por el medio ambiente, de cambiar sus hábitos alimenticios en el sentido que he indicado anteriormente. Haría falta también prohibir la publicidad de alimentos con mucha grasa y azúcar y gravarles más impuestos.
P: El cómo cocinar los alimentos también influye en la preservación de los nutrientes. Por ejemplo, en su libro se pueden encontrar algunos consejos: a mayor tiempo de cocción de las verduras, más vitaminas se destruyen, por lo que es mejor hervirlas rápidamente o cocinarlas al vapor; o utilizar un recipiente de acero inoxidable ayuda a preservar más los componentes nutritivos en nuestras hortalizas que utilizar uno de aluminio. Además, también da alguna receta en las últimas páginas...
¿Cuál es su receta favorita?
R: Las recetas sanas son innumerables, y particularmente numerosas si acudimos a los modos de alimentación tradicionales. La paella o el cuscús, son platos muy completos que aportan aproximadamente todo lo que hace falta al organismo para mantenerse en buena salud. En especial, me gusta la comida del Sur de India: las dosas, una especie de crepes preparados con una mezcla de arroz y lentejas fermentadas. Para preparar este plato, tenemos que dejar a remojo el arroz y las lentejas, separadamente, en una proporción de alrededor de dos tercios de arroz, por un tercio de lentejas. Una vez remojadas, las pasamos a la batidora, las mezclamos y las dejamos fermentar durante una noche o un poco más, según la temperatura. La mezcla aumenta de volumen y desprende un agradable olor a levadura. Cocemos la pasta obtenida en la sartén, a modo de finos crepes, después de haber añadido un poco de agua. En la India, se acompañan las dosas con diversas verduras. Es un plato completo y muy digestivo gracias a la fermentación.
Libro: Otra Alimentación es posible, Autor: Claude Aubert.
Otra alimentación es posible porque los productos de la agricultura intensiva, demasiado contaminados, amenazan nuestra salud y el entorno. Porque el modo de alimentación actual es también problemático y una de las causas del incremento en los diagnósticos de cáncer y de la obesidad.
Tras un examen crítico de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, propone Claude Aubert un modo de alimentación que concilia salud y protección del entorno, a base de productos ecológicos y dando el primer lugar a los alimentos de origen vegetal, sin por ello excluir la carne, el pescado y los productos lácteos.
La idea preconcebida de que una alimentación sana ha de ser cara y monótona queda, por su parte, definitivamente descartada, con ejemplos de menús ecológicos, equilibrados y sabrosos a menos de 2,50 Euros y todos los consejos prácticos para componer cientos de menús difrentes.
Es el nuevo libro de Claude Aubert, autor del libro ya clásico “El huerto biológico”
Título: Otra Alimentación es Posible
Subtítulo: Una alimentación que protege nuestra salud y la del planeta
Autor: Claude Aubert
Editorial: La Fertilidad de la Tierra
Formato: 16 x22,5 cm. Rústica con solapas
264 páginas
Otra alimentación
Que somos lo que comemos no hay ninguna duda. Una ingesta excesiva de alimentos grasos nos convierte en obsesos y un reparo absoluto con el comer anoréxicos. Pero desde la mecanización e industrialización de la ganadería y la agricultura, nuestros alimentos básicos también han incorporado sustancias tóxicas. Aunque en pequeñas cantidades algunas tienen efectos acumulativos y acaban provocando enfermedades persistentes o letales. Cada vez son más las personas que huyen de los productos de la agricultura intensiva por estar demasiado contaminados y afectar a nuestra salud y la del entorno. El modo de alimentación actual se ha convertido en un problema socioambiental.
zoom
Título original: Une autre assiette: Une assiette qui protège notre santé et celle de la planète
Autor: Claude Aubert
Colección Guías para la Fertilidad de la Tierra
Editorial: La Fertilidad de la Tierra Ediciones
Páginas: 259 pp.
Año: 2011
Claude Aubert, un pionero de la agricultura ecológica, marcó a una generación con su libro: El huerto biológico publicado en 1980. Este ingeniero agrónomo y escritor de prestigio a nivel internacional nos lega ahora una nueva reflexión trascendente en su nueva obra: Otra alimentación es posible. Esencialmente es libro que analiza los eslabones de la cadena agroalimentaria para proponer un modo de alimentación que concilíe salud y protección del entorno a base de productos ecológicos. Aunque lo importante de este libro es que intenta romper el tópico de que una alimentación sana sea cara y monótona. Por este motivo aporta consejos y sobretodo como componer menús ecológicos, equilibrados y sabrosos por menos de 2,5 euros.
Otra alimentación es posible es un libro que dentro de los de esta materia rompe esquemas por su estilo narrativo y por las ideas que contiene. Empieza analizando como la alimentación actual amenaza nuestra salud y la del planeta. A continuación, detalla como comer para preservar nuestra salud y nuestro entorno para finalmente aportar las recetas de diez menús ecológicos y equilibrados por menos de 2,5 euros rompiendo el tópico de que para comer mejor hay que gastar más con cifras bien claras en una tabla en la que se compara el precio de una alimentación predominantemente vegetal convencional con una ecológica y muestra que una alimentación predominantemente vegetal no ecológica resulta un 28 % más barata que la alimentación convencional, un 11 % menos si se adquiere en distribuidores seleccionados de frutas y verduras de temporada y un aunque sólo 1 %, es más barata comprada en tiendas de productos ecológicos que la alimentación clásica. Cualquiera puede pues contabilizar su presupuesto alimentario y hacer la prueba. Esta es la invitación que nos hace el libro.
Se trata de una obra llena de pequeños detalles en conocimiento que permiten al lector una reflexión serena porqué no es un libro de autoayuda nutricional. En cada uno de los apartados podemos quedar sorprendidos. Por ejemplo, detalla algunas de las reglas generales que de acuerdo con los conocimientos científicos actuales y de la observación de los modos de alimentación tradicionales pueden definirse para una alimentación sana. Algunas de estas son que:
-los cereales integrales o derivados (pan integral) deben integrarse en todas las comidas salvo aquellas que contengan patatas;
-que las leguminosas deben incorporarse en la dieta diaria pero en cantidades claramente inferiores a los cereales
-que no más de un producto animal por día aparte del producto lácteo (carne, pescado, marisco, huevos) y sabiendo que por regla general la parte animal deber ser un complemento de una base vegetal y no la inversa como es el caso hoy en día.
Las reglas que aporta Claude Aubert permiten poder establecer un equilibrio en alimenticio en función de su edad, actividad física, estado de salud, etc. Sin embargo, también recuerda las dos reglas de oro que no hay que olvidar para una alimentación sana y saludable para el entorno es:
-permanecer frugal, algo fácil con este tipo de alimentación que comporta una mayoría de alimentos que, por su volumen y su contenido en fibras, sacian rápidamente;
-masticar bien, para facilitar la digestión y la asimilación de los alimentos.
Otra alimentación es posible se incorpora a la colección de guías para la Fertilidad de la Tierra y rebate que la agricultura ecológica sea un agricultura de lujo reservada a los consumidores acomodados y a los países ricos. Argumenta como los transgénicos pueden también afectar letalmente nuestra salud en el futuro. Precisamente, ya se ha detectado la toxina del maíz transgénico BT en la sangre humana y no sabemos sus consecuencias en un futuro próximo. Sin duda es un libro útil y práctico. Fácil de leer y bien argumentado.
Claude Aubert: EL HUERTO BIOLÓGICO
EL HUERTO BIOLÓGICO: COMO CULTIVAR TODO TIPO DE HORTALIZAS SIN PR ODUCTOS QUÍMICOS NI TRATAMIENTOS TOXICOS
CLAUDE AUBERT
RBA LIBROS, 2008
Resumen del libro
La agricultura biológica respeta los ritmos naturales de la vida y se orienta en la búsqueda de la calidad de los productos y la salud de las personas. Este libro está dedicado a los cultivos de hortalizas más comunes y da cuenta de los principios elementales de la agricultura ecológica, por lo que se trata de una guía excelente para solventar cualquier problema que se pueda presentar al neófito, aunque también resulta de enorme interés, por la gran cantidad de asuntos que aborda, para los iniciados. He aquí una guía para elaborar compost o abono orgánico, potenciar la vitalidad del suelo y acabar con las plagas, todo ello sin utilizar productos químicos ni tratamientos tóxicos. Un libro claro, sencillo y completo.
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