martes, 16 de diciembre de 2014

El Último Rinoceronte Blanco

"Nadie es una isla completo en sí mismo, cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra y si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida como si fuera un promontorio o la casa de uno de tus amigos o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti. "
                                                                                                   --John Donne

Muere de Angalifu, uno/seis rinocerontes blancos del norte que quedaban en el mundo

Los amantes de los animales lloraban este lunes la muerte de Angalifu, uno de los seis rinocerontes blancos del norte que quedaban en el mundo y que vivía en el zoo de San Diego, en el sureste de Estados Unidos.

Los veterinarios están practicando la autopsia de este animal en peligro de extinción para determinar las causas del deceso, pero todo apunta a que están relacionadas con la edad del rinoceronte, que tenía 44 años, explicaron portavoces del zoo.

"Llevará un tiempo" tener los resultados, dijo una representante del parque de San Diego, Christina Simmons.

Ahora solo quedan cinco miembros de esta especie en el Planeta: una hembra de avanzada edad en el mismo zoo en el que vivía Angalifu, otro en un parque de República Checa y tres en libertad en África.

Los cuidadores del rinoceronte fallecido se sentían este lunes "desalentados" por no haber logrado aparejar a los dos ejemplares que había en San Diego, según palabras de Darla Davis, otra portavoz.

El rinoceronte blanco del norte, una subespecie del rinoceronte blanco, ha desaparecido prácticamente por la caza y el alto valor al que cotizan sus cuernos, y por las guerras que han tenido lugar en África, de acuerdo con la organización World Wildlife Foundation.

El rinoceronte blanco (Ceratotherium simum) es una especie de mamífero perisodáctilo de la familia Rhinocerotidae. Es la mayor de las cinco especies de rinoceronte.



Tras el último rinoceronte blanco 10 AGO 2008



Sus cuernos son míticos. Fueron miles. Hoy sólo quedan cinco ejemplares de rinoceronte blanco norteafricano en libertad. Todos en el parque nacional de Garamba, patrimonio de la humanidad, que dirige el español Luis Arranz. Si no aparecen pronto, se les declarará extinguidos. El País Semanal participó en su búsqueda.


Todos los días, nada más caer la noche, un elefante se desliza silencioso hasta el centro de la plaza arbolada de la estación de Nagero, en el parque nacional de Garamba, rodeada de decadentes y herrumbrosos edificios coloniales, y durante una media hora engulle goloso los mangos caídos al suelo. Tras el banquete desaparece tan sigiloso y tranquilo como había llegado, ajeno a cualquier tipo de miradas o proximidades. Se vuelve a la sabana. La enorme silueta del elefante, atisbada en la penumbra entre los árboles, es para el visitante una especie de ensueño cinematográfico. Como los hipopótamos que poco después resoplan cerca de las tiendas de campaña y el rugir de los leones que retumba hasta el alba.
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Los elefantes siempre han sido protagonistas en el parque nacional de Garamba, un parque legendario situado en el noreste de la República Democrática del Congo, creado en 1938 en pleno colonialismo belga, y declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1980 (desde 1996 en la lista de patrimonio en peligro). Los elefantes y rinocerontes blancos fueron durante años sus grandes estrellas. Sólo que los elefantes que dieron fama al parque, uno de los pioneros de África, no eran salvajes como el que ahora reclama su ración diaria de mangos, sino amaestrados. El siniestro y avaricioso rey Leopoldo de Bélgica, propietario personal del Congo durante dos décadas y autor del primer gran genocidio de la historia contemporánea (llevó a la muerte a cinco millones de congoleños), hizo traer los primeros elefantes desde India en una increíble odisea que todavía espera su película.

En los buenos tiempos del parque, a mediados del pasado siglo, los turistas lo recorrían a lomos de elefante esperando atisbar el famoso y esquivo rinoceronte blanco norteafricano. Hoy, de los 150 elefantes domesticados que llegó a tener, sólo sobrevive Kiko, una hembra que ronda los 60 años y vegeta solitaria junto a sus cuidadores. Y los rinocerontes blancos están al borde de la extinción. Tanto, que en el mundo sólo quedan cinco ejemplares en libertad, los cinco en Garamba. Teóricamente. El último fue visto en noviembre de 2007. Pero el parque es grande, 12.427 kilómetros cuadrados con las tres reservas de caza o preparque más o menos el tamaño de Asturias, y no resulta fácil atisbar en plena sabana a los dueños de los codiciados cuernos, pese a su nada despreciable tamaño.

Pero las campanillas de alerta han sonado en todo el mundo con un objetivo urgente y prioritario: salvar al rinoceronte blanco norteafricano (Ceratotherium simum cottoni). Por eso, en la segunda quincena de abril pasado, dos de los mejores expertos africanos en dicha subespecie, el veterinario Pete Morkel y el rastreador Jackson Kamwi, de Zimbabue, barrían a diario el parque en batidas aéreas y terrestres intentando encontrar a alguno de los cinco supervivientes o, al menos, las huellas que denotaran su presencia. La intención era colocarles un radiotransmisor en el cuerno y así tenerlos localizados en sus movimientos. El parque vive un momento crucial para su existencia. La mayoría de las poblaciones animales, a excepción del rinoceronte blanco, del que no se puede asegurar su supervivencia, pueden salvarse todavía. Sólo depende del grado de protección que tengan a partir de ahora, asegura el biólogo Luis Arranz.

Luis Arranz, el español que desde enero pasado dirige el parque y se propone recuperarlo en todo su esplendor, lo que incluye numerosas especies algunas como la jirafa del Congo, también amenazada de extinción, hábitat y turismo, no se anda por las ramas. Es directo y pragmático. Si los rinocerontes aparecen, una solución sería cruzarlos con los que hay en dos zoológicos, en la República Checa y San Diego (EE UU), o con rinocerontes blancos surafricanos. Creo que es mejor tener un rinoceronte híbrido que nada. Si no aparecen, tenemos material genético suyo conservado en Suráfrica y quizá podrían clonarse como pretende la Universidad de Edimburgo. Como última solución no lo veo mal, aunque si me dan a elegir entre gastar un montón de dinero en protegerlos o clonarlos, yo opto por la protección. Me parece un poco triste que los niños acaben conociendo a los animales en los parques temáticos o cibernéticos.

La experiencia africana de este biólogo de 51 años, nacido en Canarias y recriado en Segovia (contratado por African Parks Foundation, la institución holandesa a quien el Instituto Congoleño para la Conservación de la Naturaleza encomendó en 2005 la gestión del parque), está ligada a sus últimos 28 años de vida. Pese a que en ellos también flirteó con la conservación en Latinoamérica, acabó volviendo a África, una pasión que se inició con un viaje por el Sáhara al acabar la carrera. No hay nada comparable a ver 800 elefantes juntos. Trece años en Guinea Ecuatorial con ECOFAC (UE), donde creó y fue conservador del parque nacional de Monte Alén, y siete años en la dirección del parque nacional de Zakouma, en el sur de Chad, le avalan. Estos últimos años fueron duros en la lucha contra la sequía y los furtivos con un resultado evidente: situar Zakouma en las rutas turísticas. Y ahora asume un reto, resucitar Garamba, abandonado a su suerte durante los últimos cuarenta años por culpa de las sucesivas guerras civiles congoleñas y las diferentes guerrillas. La última de ellas, la ugandesa Lord Resistence Army (LRA), aún permanece enquistada en el norte del parque, en la parte fronteriza con Sudán, y lo mismo lanza granadas contra los camiones llenos de guardas que tirotea a la avioneta cuando se pone a tiro.

Lo primero es salvar el parque y darlo a conocer, que la gente vuelva a oír hablar de Garamba, repite Arranz, decidido a cumplirlo. Por el momento vive en una tienda de campaña entre árboles frondosos al lado del río. Un lugar por donde los monos pululan de día, y los hipopótamos, de noche. Me parece algo normal, a todo te acostumbras Claro que con los hipopótamos hay que tener cuidado, porque cuando salen a pastar por la noche son peligrosos, cargan cuando menos te lo esperas. Poca cosa, si recordamos que a la piscina de su casa de Zakouma se acercaban por la noche a beber, en época de sequía, leopardos, leones y elefantes.

El ultraligero que pilota Arranz, y con el que a diario vigila el parque al amanecer, el mejor momento del día, está fuera de servicio por culpa de una tormenta, pero sobrevolar Garamba sigue siendo posible en la avioneta Cessna que pilota el francés Stéphane Carré. Mañana y tarde, Carré, junto con el veterinario Morkel, escruta desde las alturas distintas zonas del parque en un intento de divisar los ansiados rinocerontes blancos, que, en contra de lo que puede pensarse, son de color gris claro (la confusión viene de una mala traducción de la palabra holandesa wijde, ancho, que describía su labio recto y ancho, por la inglesa white). Carré, de 44 años, antes instructor de ultraligeros en Chartres, y un apasionado del vuelo la capacidad de volar en un espacio de libertad tan grande como éste es imposible en Europa, es una de las personas que mejor conocen Garamba. La agudeza de su vista para distinguir animales desde el aire sólo puede competir con la del veterano Morkel, que, pegado a la ventanilla del copiloto, parece tener ojos hasta en el cogote.

A las siete de la mañana, las aguas del río Dungu serpentean en una espiral de chocolate claro. En sus orillas, la masa verde oscura de los árboles ofrece el panorama más boscoso de la sabana herbácea. El día está claro, y el clima, tropical, permite a estas horas tempranas un respiro. La temperatura no supera los 24 grados, y la luz, suave, nos permite contemplar desde la avioneta, con toda nitidez, los primeros elefantes cerca del río. Hay dos grupos, el mayor sobrepasa con creces el centenar de individuos. El otro, más pequeño y estirado, una veintena de hembras y sus crías, se desplaza parsimonioso en fila india como si desfilara ante John Wayne, al compás de la música de Mancini, en la mítica Hatari. Hasta 1960, el parque albergaba una población de 70.000 elefantes y 1.000 rinocerontes. Hoy, después de años de un furtivismo codicioso de colmillos y cuernos, y de la gran matanza de 2004, que esquilmó el censo de elefantes y rinocerontes, quedan 3.900 elefantes.

No es fácil ya en África contemplar centenares de elefantes juntos deambulando en estado salvaje. En Garamba es posible. Su situación de frontera entre el bosque y la sabana hace que vivan en el parque animales de ambos territorios, selva y sabana, y también híbridos (los primeros tienen los colmillos más largos; los segundos son más grandes y con colmillos más gruesos). Nadie habla en los vuelos de reconocimiento. Morkel no despega la nariz de la ventanilla. De repente hace una seña al piloto, y la avioneta gira rápida y vuelve a dar varias pasadas sobre un claro. Parece que ha visto algo. ¿Rinocerontes? Falsa alarma. No creo que encontremos ejemplares, si acaso uno o dos, dice Morkel, que ha dejado en tierra el sombrero de alas anchas que proporciona a su físico, enjuto y correoso, un aspecto a lo Clint Eastwood. Aunque encontremos los cinco, serían insuficientes para recuperar la especie. Creo que el rinoceronte blanco del norte de África está muerto.

Morkel cree que se ha esperado demasiado. Se debió actuar hace cinco años, cuando todavía quedaban 35 rinocerontes y era posible hacer algo. Como Arranz, es partidario, si se encuentran, de cruzarlos con los surafricanos. Aunque hay que ser realistas, por lo menos habría que cruzar 10 para tener éxito. El experto recuerda que la primera vez que estuvo en Garamba, en 1992, cogieron 16 rinocerontes y les pusieron un transmisor. Aunque entonces no tuvo éxito, creo que es una buena idea. Tiene claro que la gran amenaza, que ha llevado a la extinción de la especie, radica en el uso de su cuerno por la medicina tradicional china, y no en sus supuestas, y publicitadas, propiedades afrodisiacas. Desde hace 50 años han perdido mucho hábitat en toda África. Primero fueron las guerras; luego, los safaris, los puños de las dagas de los millonarios yemeníes, y ahora, los fármacos chinos En estos momentos hay en China mucho dinero, y muchos chinos en África que son un peligro para los elefantes y rinocerontes.

La avioneta barre con sus pasadas una zona del parque en la que corretean algunas jirafas congoleñas, preciosas y raras, de las que apenas quedan un centenar por culpa de sus preciadas colas. Los furtivos las cazan porque sus pelos se usan, en algunas etnias africanas, como amuletos de fertilidad. Un regalo cotizado. Con los pelos de la cola también se hacen pulseras étnicas que se venden en todo el mundo. Ahora mismo, si no disminuye su número, vamos bien; el paso siguiente es tenerlas muy controladas. Lo bueno es que el hábitat del parque no está desapareciendo porque está protegido. Si logramos erradicar a los furtivos, la jirafa se recuperará, lo importante es que se sepa su situación, repite Arranz como un mantra.

El vado del río Dungu ha crecido con las primeras lluvias hasta el punto de hacerse intransitable. El agua llega casi a las ventanillas del todoterreno, y los cercanos hipopótamos, que resoplan felices sumergidos hasta las orejas, no facilitan el paso. Hay que esperar que descienda su nivel para poder avanzar hasta los dominios de la pareja de leones que tiene su territorio a unos 20 kilómetros de la estación. Desde la pista puede vérselos poco después de amanecer, tumbados y medio ocultos entre las hierbas. La leona ni se inmuta cuando oye el motor del coche. El león se incorpora poco a poco, perezoso y confiado, y planta su poderosa figura frente a los intrusos sin especial preocupación. Simplemente observa. Son sus dominios y se entiende bien por qué se ha ganado el apodo de rey de la selva aunque en realidad es el rey de la sabana. Su potencia y majestuosidad es total. Cuando su curiosidad desaparece, nos da la espalda y se aleja despacio y solitario.

La única pista practicable del parque está bastante intransitable por la lluvia cuando vamos al encuentro de Jackson Kamwi, el rastreador de huellas que busca por tierra a los rinocerontes. Si existen, daré con ellos, repite. Kamwi tiene 47 años y pocos fallos a sus espaldas. Desde muy joven se convirtió, en su aldea de Zimbabue, en uno de los mejores rastreadores de rinocerontes de África. Me gustan más los rinocerontes negros, son muy combativos. Una de sus piernas conserva una cicatriz como muestra de lo peleones que pueden llegar a ser sus preferidos. Intenté subirme a un árbol, pero me embistió con el cuerno.

A las 6.45, después de desayunar arroz con frijoles, la patrulla de seis guardas, armados con fusiles Kaláshnikov y al mando de Atolobako Gasto, se pone en marcha. A la cabeza va Kamwi con una vara en la mano. Se encuentran a unos 70 kilómetros de la estación principal del parque y han pasado la noche en unas viejas cabañas. Las hierbas de la sabana llegan casi a la cintura y están todavía mojadas por el rocío de la noche. Al cabo de un rato, los pantalones acaban empapados. Kamwi camina en línea recta, de claro en claro, siguiendo las pequeñas sendas que van marcando los animales. Detrás, la patrulla. La búsqueda se hace en silencio. El rinoceronte tiene mala vista, pero un magnífico oído y mejor olfato. De tarde en tarde, el zimbabuense señala: Esto es de una hiena, esto es de un elefante. Ni rastro del rinoceronte. Camina mirando hacia tierra y de vez en cuando levanta la cabeza y se fija en los bordes del sendero buscando una señal que no aparece. Los guardas llevan radio, GPS, y no se separan del arma. Son gente curtida acostumbrada al calor y las duras marchas, pero en la sabana, además de animales salvajes, hay furtivos armados.

Se impone un descanso a la sombra de un imponente árbol salchichón (grandes frutos con forma de salchichón cuelgan de sus ramas), especie abundante en el parque, junto con las acacias y los ciruelos negros. Hay que tener instinto de rastreador. A veces, cuando sigues una huella y el animal está cerca, lo sientes, dice Kamwi, que conoce bien los hábitos de estos enormes herbívoros que pueden llegar a medir cuatro metros de longitud y pesar más de 3.000 kilos. En general caminan en línea recta, pero llega un momento en que empiezan a hacer eses y a moverse sin sentido porque buscan comida. Entonces es cuando hay que tener más cuidado, pueden estar muy cerca de ti. En un momento dado, Kamwi se sube a un árbol y, como un guepardo al acecho, otea la vista casi panorámica. Nada se mueve. A las diez de la mañana, el calor arrecia y se inicia el regreso. Otro día más sin rastro del rinoceronte. Nos hace falta una huella, una evidencia, se lamenta el rastreador.

Arranz, pese a que el tiempo corre en contra, no baja la guardia. Con o sin rinocerontes, éste es un parque magnífico, un espacio salvaje de una belleza increíble difícil de encontrar ya en África, y con una fauna y flora variadísimas. Tiene agua todo el año, lo cruzan dos ríos, el Garamba y el Dungu, afluentes y zonas pantanosas. Cierto, porque además de los famosos rinocerontes, elefantes, hipopótamos y leones, Garamba alberga leopardos, búfalos, hienas, chacales, servales, diferentes tipos de antílopes, facoceros y mangostas de cola blanca, entre otros. Y para que no falte de nada, seis especies de primates, entre ellos, babuinos. Y una población de chimpancés bastante desconocida y a la que debería de prestarse más protección, dice Arranz. Por no hablar de las 340 especies de aves que pueden atraer a tantos visitantes como los grandes mamíferos. Desde águilas marciales y volatineras hasta el ibis sagrado, pasando por los coloristas abejarucos escarlata o de garganta roja, y el enorme gran cálao.

Pete Morkel, que conoce la práctica totalidad de los parques africanos, asegura que Garamba es un espacio maravilloso. Algunos parques africanos apenas tienen animales, pero eso no impide que la gente quiera visitarlos porque son enormes áreas de naturaleza intocadas. Garamba, además de los rinocerontes blancos, hipopótamos, elefantes y leones, tiene muchas especies a conservar y es bueno que haya fondos para hacerlo, incluso si se pierden los rinos, porque su naturaleza es de una gran belleza.

El parque se mantiene ahora con aportaciones de la Unión Europea, su principal colaborador (tres millones de euros para tres años y la promesa de otros cinco millones), y una cantidad más modesta (250.000 euros) de la Unesco. Pero tanto la Agencia Española de Cooperación Internacional como el Ministerio de Medio Ambiente español se han comprometido a ayudar a la conservación del parque y a mejorar las condiciones de vida de la población de su entorno. Otras instituciones, como Parques Nacionales y FIDA, también lo tienen en mente, dice Arranz. La cooperación, insiste, hay que planteársela a largo plazo, porque África no va a cambiar en bastantes años. Opinión que refuerza, sin disimulo, el representante del Gobierno congoleño en el parque, Paulin Tshikaya. En el Congo, todos los parques funcionan con ayuda internacional, no hay fondos del Estado. Lo más importante, ahora que tenemos medios y colaboración exterior, es que el Gobierno apoye seriamente la seguridad de las fronteras, y creo que con un poco de presión europea se conseguirá.

Arranz, tenaz, y confiando en que la situación política de la zona continúe tranquila, ha comenzado a construir 10 bungalós, a los que seguirá un restaurante, con vistas a que el próximo año puedan acoger turistas. Entre sus proyectos no descarta la posibilidad de volver a tener elefantes domesticados para uso de los visitantes. Es mucho más natural y ecológico pasear en elefantes que en todoterreno, puedes atravesar los ríos y los hipopótamos no se molestan. Ya se hace en otros parques africanos y nadie se rasga las vestiduras. De momento, el parque tiene un problema general de infraestructuras. Hay pocas pistas y resulta complicado desplazarse por su territorio. El tener una buena red de pistas resulta fundamental para la seguridad, el turismo y los estudios que queremos hacer, dice el director.

¿Cómo viven los congoleños que trabajan y habitan en el parque, unas 130 familias, su resurgir tras años del todo vale? ¿Cuál es su reacción ante una política de mano dura contra el furtivismo, que todos han practicado, que incluye cárcel? De vez en cuando, todavía hay furtivos que matan algún antílope o búfalo, pero en general el furtivismo ha descendido bastante. El verdadero problema es la guerrilla, la LRA ugandesa, que cuando se topa con los guardas tira a matar, insiste Arranz, quien en Zakouma (Chad) tuvo que asistir a la muerte de varios guardas por disparos de furtivos. Ha sido lo más duro, lo peor de mi trabajo en África.

Quizá por eso, Arranz no puede entender que la UE se niegue a financiar armas para los guardas. Es absurdo, dan fondos para todo menos para que los vigilantes defiendan su vida, no tiene sentido. Pero acabamos de sumar 50 guardas a los 137 que teníamos. Los guardas vigilantes van armados y patrullan el parque en grupos de 10 o 12. Un camión les deja en un punto del territorio, que recorren durante quince días comunicando por radio cualquier novedad.

Las cuatro celdas del calabozo del parque están al completo. Ocho furtivos cogidos in fraganti por los guardas, casi todos con piezas pequeñas (antílopes o jabalíes). Pueden trabajar o permanecer en la celda, y la mayoría opta por trabajar al aire libre desbrozando caminos o cavando zanjas en la estación. El de la cárcel es un tema que contraría a Arranz. El problema principal de estos países es que a veces piensan que la cooperación internacional se tiene que encargar de todo. Pretenden que te conviertas en Estado, que hagas de policía, de médico, de maestro, de obras públicas Yo no quiero ocuparme de la cárcel de furtivos, una herencia de tiempos pasados. De la seguridad tiene que ocuparse el Gobierno congoleño. El otro día cogieron a un paramilitar que había matado un elefante para quitarle los colmillos. Lo trajeron aquí, y por la noche se presentaron sus colegas armados hasta los dientes a sacarle del calabozo Los guardas están aquí para vigilar la naturaleza, pero no para jugarse la vida tontamente.

De momento, y en apariencia, la vida en el parque transcurre apacible. Los hombres corretean a diario con las flamantes motocicletas chinas que se han hecho con el mercado congoleño, y las mujeres muelen arroz en el tradicional mortero, a la puerta de las cabañas. Son abiertas, parlanchinas y parecen llenas de fuerza. Sorprende que sólo hayan transcurrido unos pocos años desde las violaciones atroces de mujeres por todo el país un objetivo de guerra que dejaron en toda la RDC una terrible secuela de serpientes (miles de niños que todos repudian). Las mujeres de Garamba no parecen cohibidas, ni ante los extraños ni ante sus hombres, a quienes abroncan con desparpajo. Son la base de la familia y parece que empiezan a serlo, tímidamente, de otro tipo de sociedad.

Entre los 187 guardas del parque hay tres mujeres. La más veterana y pionera, Aimé Nagili, tiene 26 años y, tras cinco de guarda, es responsable de la armería. Casada y con un hijo, estudió primaria y decidió vestir el uniforme para intentar cambiar la mentalidad de mi país. Siempre eran los hombres los que hacían este trabajo y quise tener la valentía de dar ejemplo a otras mujeres. Asegura que no ha tenido problemas con su familia o entorno. Al contrario, están contentos. Nuestro salario es igual que el de los hombres y nos consideran como a ellos. No me importaría quedarme así 30 años. No le preocupa tener que utilizar las armas si es necesario. Estuve tres años de centinela de patrulla, pero cuando hubo problemas con los rebeldes decidieron que me quedara a cargo de la armería.

No sólo Aimé pisa fuerte. Sus colegas Cecile Anani, de 22 años, y Marie Giligu, de 20 casada y con dos hijos también están dispuestas a conquistar un terreno hasta ahora vedado. Si hay furtivos, no dudaré en utilizar las armas, me gusta el parque y quiero defenderlo, asegura Anani. Y Giligu apunta: Sabemos que es un buen trabajo. Todos creemos en la importancia para la región de un buen parque con muchos animales. Sorprende que actitudes como éstas no provoquen el rechazo que cabría esperar. Ahora las mujeres son más fuertes y dinámicas que los hombres, pueden hacer patrulla lo mismo que nosotros sin perturbar al grupo ni ser un problema para la familia, dice Bradi Francas, de 66 años, jubilado el año pasado tras 35 años de guarda en el parque. Sentado delante de su cabaña, Francas sonríe con picardía: Si en Europa hay mujeres militares, ¿por qué no en el Congo?.

Pero los cambios son más lentos de lo que parece. En la escuela de Nagero, el principal poblado del parque, donde viven unos 1.500 habitantes, niños y niñas, vestidos con uniforme azul y blanco, se apretujan en las cabañas de adobe y paja en unos bancos inverosímiles que ellos mismos han tallado. Moko, baramoko, epesi moko, repiten en letanía los párvulos recitando la tabla de multiplicar del uno. La primaria es obligatoria, pero los maestros reconocen que todavía hay muchas niñas a las que sus padres no dejan asistir a la escuela porque tienen que trabajar en casa.

Jean Marie Mafuko se educó en una escuela como ésta. Tiene 30 años y está soltero y orgulloso de ser el médico de un parque africano. Es la primera vez en el Congo. Mafuko, tres años en Garamba, se declara un niño de parque. Nació en el de Virunga, donde su padre era conservador, y luego se trasladó a éste. Conozco bien el medio y me gusta. Es difícil vivir aquí sin buenas escuelas, comercios o teléfono, pero es importante tener una estructura capaz de hacer una medicina básica, porque estamos en una provincia subdesarrollada. No hay cerca hospitales y las carreteras son malas.

Su consultorio, en el que le ayudan tres enfermeras, tiene un pequeño laboratorio donde puede hacer el test de la malaria, uno de los mayores problemas de salud de la zona, junto con las enfermedades respiratorias e intestinales. ¿Y el sida?, el sida, dice Mafuko sin dejar de sonreír, es un gran problema Hay mucha promiscuidad sexual y tenemos un nivel alto de sida en los poblados y en el parque. Hombres y mujeres son promiscuos, y nadie quiere usar preservativos aunque los regalamos. Se niegan a aceptar el problema. Mafuko insiste en la importancia de dotarse de buenas infraestructuras y pistas. Tener un buen centro de salud es necesario para los habitantes de la zona y para los turistas.

Pasan los días y ni rastro de los rinocerontes. Cuando apenas quedan 48 horas para que los expertos suspendan la búsqueda, por la temporada de lluvias, los nervios crecen a medida que disminuyen las expectativas de encontrarlos. El piloto Carré, entre pasada y pasada de avioneta, mantiene que no hay que perder los nervios. En la campaña de recuento de 2006 habíamos trabajado 15 días sin ver ni un rinoceronte, y el último día, en la última hora, cuando ya no esperábamos nada, salió uno. Mientras tanto, el centenar de hipopótamos afincados en La Maternitè retozan en el agua. De vez en cuando, los machos aburridos se pelean, chocan sus bocazas abiertas y empujan al contrincante en un gesto más teatral que amenazador. Parecen inofensivos, pero ¡cuidado! Hay que verlos al amanecer cuando vuelven al río después de pastar toda la noche. Su vista es deficiente, pero si adivinan que hay alguien cerca, sus corpachones emprenden una carrera hacia el río con una agilidad sorprendente. Entonces más vale no interponerse en su camino. Esas moles de patas cortas simplemente embisten y aplastan. En África, hipopótamos y búfalos son los mayores causantes de muertes.

Termina abril en Garamba y, a diferencia del cuento de Augusto Monterroso, al despertar del sueño, el rinoceronte no estaba allí. Pero Arranz no quiere darse por vencido. Tenemos un margen hasta diciembre. Cuando pasen las lluvias seguiremos rastreando por tierra y aire, con la avioneta y el ultraligero, y si para entonces no aparece algún rinoceronte, los daremos por extinguidos. No podemos pasarnos la vida persiguiendo algo que quizá ya no existe.

¿Se ha extinguido el rinoceronte blanco norteafricano? Hasta diciembre queda alguna esperanza.

Tras el último rinoceronte blanco



Sus cuernos son míticos. Fueron miles. Hoy sólo quedan cinco ejemplares de rinoceronte blanco norteafricano en libertad. Todos en el parque nacional de Garamba, patrimonio de la humanidad, que dirige el español Luis Arranz. Si no aparecen pronto, se les declarará extinguidos. El País Semanal participó en su búsqueda.



Todos los días, nada más caer la noche, un elefante se desliza silencioso hasta el centro de la plaza arbolada de la estación de Nagero, en el parque nacional de Garamba, rodeada de decadentes y herrumbrosos edificios coloniales, y durante una media hora engulle goloso los mangos caídos al suelo. Tras el banquete desaparece tan sigiloso y tranquilo como había llegado, ajeno a cualquier tipo de miradas o proximidades. Se vuelve a la sabana. La enorme silueta del elefante, atisbada en la penumbra entre los árboles, es para el visitante una especie de ensueño cinematográfico. Como los hipopótamos que poco después resoplan cerca de las tiendas de campaña y el rugir de los leones que retumba hasta el alba.

Los elefantes siempre han sido protagonistas en el parque nacional de Garamba, un parque legendario situado en el noreste de la República Democrática del Congo, creado en 1938 en pleno colonialismo belga, y declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1980 (desde 1996 en la lista de patrimonio en peligro). Los elefantes y rinocerontes blancos fueron durante años sus grandes estrellas. Sólo que los elefantes que dieron fama al parque, uno de los pioneros de África, no eran salvajes como el que ahora reclama su ración diaria de mangos, sino amaestrados. El siniestro y avaricioso rey Leopoldo de Bélgica, propietario personal del Congo durante dos décadas y autor del primer gran genocidio de la historia contemporánea (llevó a la muerte a cinco millones de congoleños), hizo traer los primeros elefantes desde India en una increíble odisea que todavía espera su película.
En los buenos tiempos del parque, a mediados del pasado siglo, los turistas lo recorrían a lomos de elefante esperando atisbar el famoso y esquivo rinoceronte blanco norteafricano. Hoy, de los 150 elefantes domesticados que llegó a tener, sólo sobrevive Kiko, una hembra que ronda los 60 años y vegeta solitaria junto a sus cuidadores. Y los rinocerontes blancos están al borde de la extinción. Tanto, que en el mundo sólo quedan cinco ejemplares en libertad, los cinco en Garamba. Teóricamente. El último fue visto en noviembre de 2007. Pero el parque es grande, 12.427 kilómetros cuadrados con las tres reservas de caza o preparque más o menos el tamaño de Asturias, y no resulta fácil atisbar en plena sabana a los dueños de los codiciados cuernos, pese a su nada despreciable tamaño.
Pero las campanillas de alerta han sonado en todo el mundo con un objetivo urgente y prioritario: salvar al rinoceronte blanco norteafricano (Ceratotherium simum cottoni). Por eso, en la segunda quincena de abril pasado, dos de los mejores expertos africanos en dicha subespecie, el veterinario Pete Morkel y el rastreador Jackson Kamwi, de Zimbabue, barrían a diario el parque en batidas aéreas y terrestres intentando encontrar a alguno de los cinco supervivientes o, al menos, las huellas que denotaran su presencia. La intención era colocarles un radiotransmisor en el cuerno y así tenerlos localizados en sus movimientos. El parque vive un momento crucial para su existencia. La mayoría de las poblaciones animales, a excepción del rinoceronte blanco, del que no se puede asegurar su supervivencia, pueden salvarse todavía. Sólo depende del grado de protección que tengan a partir de ahora, asegura el biólogo Luis Arranz.
Luis Arranz, el español que desde enero pasado dirige el parque y se propone recuperarlo en todo su esplendor, lo que incluye numerosas especies algunas como la jirafa del Congo, también amenazada de extinción, hábitat y turismo, no se anda por las ramas. Es directo y pragmático. Si los rinocerontes aparecen, una solución sería cruzarlos con los que hay en dos zoológicos, en la República Checa y San Diego (EE UU), o con rinocerontes blancos surafricanos. Creo que es mejor tener un rinoceronte híbrido que nada. Si no aparecen, tenemos material genético suyo conservado en Suráfrica y quizá podrían clonarse como pretende la Universidad de Edimburgo. Como última solución no lo veo mal, aunque si me dan a elegir entre gastar un montón de dinero en protegerlos o clonarlos, yo opto por la protección. Me parece un poco triste que los niños acaben conociendo a los animales en los parques temáticos o cibernéticos.
La experiencia africana de este biólogo de 51 años, nacido en Canarias y recriado en Segovia (contratado por African Parks Foundation, la institución holandesa a quien el Instituto Congoleño para la Conservación de la Naturaleza encomendó en 2005 la gestión del parque), está ligada a sus últimos 28 años de vida. Pese a que en ellos también flirteó con la conservación en Latinoamérica, acabó volviendo a África, una pasión que se inició con un viaje por el Sáhara al acabar la carrera. No hay nada comparable a ver 800 elefantes juntos. Trece años en Guinea Ecuatorial con ECOFAC (UE), donde creó y fue conservador del parque nacional de Monte Alén, y siete años en la dirección del parque nacional de Zakouma, en el sur de Chad, le avalan. Estos últimos años fueron duros en la lucha contra la sequía y los furtivos con un resultado evidente: situar Zakouma en las rutas turísticas. Y ahora asume un reto, resucitar Garamba, abandonado a su suerte durante los últimos cuarenta años por culpa de las sucesivas guerras civiles congoleñas y las diferentes guerrillas. La última de ellas, la ugandesa Lord Resistence Army (LRA), aún permanece enquistada en el norte del parque, en la parte fronteriza con Sudán, y lo mismo lanza granadas contra los camiones llenos de guardas que tirotea a la avioneta cuando se pone a tiro.
Lo primero es salvar el parque y darlo a conocer, que la gente vuelva a oír hablar de Garamba, repite Arranz, decidido a cumplirlo. Por el momento vive en una tienda de campaña entre árboles frondosos al lado del río. Un lugar por donde los monos pululan de día, y los hipopótamos, de noche. Me parece algo normal, a todo te acostumbras Claro que con los hipopótamos hay que tener cuidado, porque cuando salen a pastar por la noche son peligrosos, cargan cuando menos te lo esperas. Poca cosa, si recordamos que a la piscina de su casa de Zakouma se acercaban por la noche a beber, en época de sequía, leopardos, leones y elefantes.
El ultraligero que pilota Arranz, y con el que a diario vigila el parque al amanecer, el mejor momento del día, está fuera de servicio por culpa de una tormenta, pero sobrevolar Garamba sigue siendo posible en la avioneta Cessna que pilota el francés Stéphane Carré. Mañana y tarde, Carré, junto con el veterinario Morkel, escruta desde las alturas distintas zonas del parque en un intento de divisar los ansiados rinocerontes blancos, que, en contra de lo que puede pensarse, son de color gris claro (la confusión viene de una mala traducción de la palabra holandesa wijde, ancho, que describía su labio recto y ancho, por la inglesa white). Carré, de 44 años, antes instructor de ultraligeros en Chartres, y un apasionado del vuelo la capacidad de volar en un espacio de libertad tan grande como éste es imposible en Europa, es una de las personas que mejor conocen Garamba. La agudeza de su vista para distinguir animales desde el aire sólo puede competir con la del veterano Morkel, que, pegado a la ventanilla del copiloto, parece tener ojos hasta en el cogote.
A las siete de la mañana, las aguas del río Dungu serpentean en una espiral de chocolate claro. En sus orillas, la masa verde oscura de los árboles ofrece el panorama más boscoso de la sabana herbácea. El día está claro, y el clima, tropical, permite a estas horas tempranas un respiro. La temperatura no supera los 24 grados, y la luz, suave, nos permite contemplar desde la avioneta, con toda nitidez, los primeros elefantes cerca del río. Hay dos grupos, el mayor sobrepasa con creces el centenar de individuos. El otro, más pequeño y estirado, una veintena de hembras y sus crías, se desplaza parsimonioso en fila india como si desfilara ante John Wayne, al compás de la música de Mancini, en la mítica Hatari. Hasta 1960, el parque albergaba una población de 70.000 elefantes y 1.000 rinocerontes. Hoy, después de años de un furtivismo codicioso de colmillos y cuernos, y de la gran matanza de 2004, que esquilmó el censo de elefantes y rinocerontes, quedan 3.900 elefantes.
No es fácil ya en África contemplar centenares de elefantes juntos deambulando en estado salvaje. En Garamba es posible. Su situación de frontera entre el bosque y la sabana hace que vivan en el parque animales de ambos territorios, selva y sabana, y también híbridos (los primeros tienen los colmillos más largos; los segundos son más grandes y con colmillos más gruesos). Nadie habla en los vuelos de reconocimiento. Morkel no despega la nariz de la ventanilla. De repente hace una seña al piloto, y la avioneta gira rápida y vuelve a dar varias pasadas sobre un claro. Parece que ha visto algo. ¿Rinocerontes? Falsa alarma. No creo que encontremos ejemplares, si acaso uno o dos, dice Morkel, que ha dejado en tierra el sombrero de alas anchas que proporciona a su físico, enjuto y correoso, un aspecto a lo Clint Eastwood. Aunque encontremos los cinco, serían insuficientes para recuperar la especie. Creo que el rinoceronte blanco del norte de África está muerto.
Morkel cree que se ha esperado demasiado. Se debió actuar hace cinco años, cuando todavía quedaban 35 rinocerontes y era posible hacer algo. Como Arranz, es partidario, si se encuentran, de cruzarlos con los surafricanos. Aunque hay que ser realistas, por lo menos habría que cruzar 10 para tener éxito. El experto recuerda que la primera vez que estuvo en Garamba, en 1992, cogieron 16 rinocerontes y les pusieron un transmisor. Aunque entonces no tuvo éxito, creo que es una buena idea. Tiene claro que la gran amenaza, que ha llevado a la extinción de la especie, radica en el uso de su cuerno por la medicina tradicional china, y no en sus supuestas, y publicitadas, propiedades afrodisiacas. Desde hace 50 años han perdido mucho hábitat en toda África. Primero fueron las guerras; luego, los safaris, los puños de las dagas de los millonarios yemeníes, y ahora, los fármacos chinos En estos momentos hay en China mucho dinero, y muchos chinos en África que son un peligro para los elefantes y rinocerontes.
La avioneta barre con sus pasadas una zona del parque en la que corretean algunas jirafas congoleñas, preciosas y raras, de las que apenas quedan un centenar por culpa de sus preciadas colas. Los furtivos las cazan porque sus pelos se usan, en algunas etnias africanas, como amuletos de fertilidad. Un regalo cotizado. Con los pelos de la cola también se hacen pulseras étnicas que se venden en todo el mundo. Ahora mismo, si no disminuye su número, vamos bien; el paso siguiente es tenerlas muy controladas. Lo bueno es que el hábitat del parque no está desapareciendo porque está protegido. Si logramos erradicar a los furtivos, la jirafa se recuperará, lo importante es que se sepa su situación, repite Arranz como un mantra.
El vado del río Dungu ha crecido con las primeras lluvias hasta el punto de hacerse intransitable. El agua llega casi a las ventanillas del todoterreno, y los cercanos hipopótamos, que resoplan felices sumergidos hasta las orejas, no facilitan el paso. Hay que esperar que descienda su nivel para poder avanzar hasta los dominios de la pareja de leones que tiene su territorio a unos 20 kilómetros de la estación. Desde la pista puede vérselos poco después de amanecer, tumbados y medio ocultos entre las hierbas. La leona ni se inmuta cuando oye el motor del coche. El león se incorpora poco a poco, perezoso y confiado, y planta su poderosa figura frente a los intrusos sin especial preocupación. Simplemente observa. Son sus dominios y se entiende bien por qué se ha ganado el apodo de rey de la selvaaunque en realidad es el rey de la sabana. Su potencia y majestuosidad es total. Cuando su curiosidad desaparece, nos da la espalda y se aleja despacio y solitario.
La única pista practicable del parque está bastante intransitable por la lluvia cuando vamos al encuentro de Jackson Kamwi, el rastreador de huellas que busca por tierra a los rinocerontes. Si existen, daré con ellos, repite. Kamwi tiene 47 años y pocos fallos a sus espaldas. Desde muy joven se convirtió, en su aldea de Zimbabue, en uno de los mejores rastreadores de rinocerontes de África. Me gustan más los rinocerontes negros, son muy combativos. Una de sus piernas conserva una cicatriz como muestra de lo peleones que pueden llegar a ser sus preferidos. Intenté subirme a un árbol, pero me embistió con el cuerno.
A las 6.45, después de desayunar arroz con frijoles, la patrulla de seis guardas, armados con fusiles Kaláshnikov y al mando de Atolobako Gasto, se pone en marcha. A la cabeza va Kamwi con una vara en la mano. Se encuentran a unos 70 kilómetros de la estación principal del parque y han pasado la noche en unas viejas cabañas. Las hierbas de la sabana llegan casi a la cintura y están todavía mojadas por el rocío de la noche. Al cabo de un rato, los pantalones acaban empapados. Kamwi camina en línea recta, de claro en claro, siguiendo las pequeñas sendas que van marcando los animales. Detrás, la patrulla. La búsqueda se hace en silencio. El rinoceronte tiene mala vista, pero un magnífico oído y mejor olfato. De tarde en tarde, el zimbabuense señala: Esto es de una hiena, esto es de un elefante. Ni rastro del rinoceronte. Camina mirando hacia tierra y de vez en cuando levanta la cabeza y se fija en los bordes del sendero buscando una señal que no aparece. Los guardas llevan radio, GPS, y no se separan del arma. Son gente curtida acostumbrada al calor y las duras marchas, pero en la sabana, además de animales salvajes, hay furtivos armados.
Se impone un descanso a la sombra de un imponente árbol salchichón (grandes frutos con forma de salchichón cuelgan de sus ramas), especie abundante en el parque, junto con las acacias y los ciruelos negros. Hay que tener instinto de rastreador. A veces, cuando sigues una huella y el animal está cerca, lo sientes, dice Kamwi, que conoce bien los hábitos de estos enormes herbívoros que pueden llegar a medir cuatro metros de longitud y pesar más de 3.000 kilos. En general caminan en línea recta, pero llega un momento en que empiezan a hacer eses y a moverse sin sentido porque buscan comida. Entonces es cuando hay que tener más cuidado, pueden estar muy cerca de ti. En un momento dado, Kamwi se sube a un árbol y, como un guepardo al acecho, otea la vista casi panorámica. Nada se mueve. A las diez de la mañana, el calor arrecia y se inicia el regreso. Otro día más sin rastro del rinoceronte. Nos hace falta una huella, una evidencia, se lamenta el rastreador.
Arranz, pese a que el tiempo corre en contra, no baja la guardia. Con o sin rinocerontes, éste es un parque magnífico, un espacio salvaje de una belleza increíble difícil de encontrar ya en África, y con una fauna y flora variadísimas. Tiene agua todo el año, lo cruzan dos ríos, el Garamba y el Dungu, afluentes y zonas pantanosas. Cierto, porque además de los famosos rinocerontes, elefantes, hipopótamos y leones, Garamba alberga leopardos, búfalos, hienas, chacales, servales, diferentes tipos de antílopes, facoceros y mangostas de cola blanca, entre otros. Y para que no falte de nada, seis especies de primates, entre ellos, babuinos. Y una población de chimpancés bastante desconocida y a la que debería de prestarse más protección, dice Arranz. Por no hablar de las 340 especies de aves que pueden atraer a tantos visitantes como los grandes mamíferos. Desde águilas marciales y volatineras hasta el ibis sagrado, pasando por los coloristas abejarucos escarlata o de garganta roja, y el enorme gran cálao.
Pete Morkel, que conoce la práctica totalidad de los parques africanos, asegura que Garamba es un espacio maravilloso. Algunos parques africanos apenas tienen animales, pero eso no impide que la gente quiera visitarlos porque son enormes áreas de naturaleza intocadas. Garamba, además de los rinocerontes blancos, hipopótamos, elefantes y leones, tiene muchas especies a conservar y es bueno que haya fondos para hacerlo, incluso si se pierden los rinos, porque su naturaleza es de una gran belleza.
El parque se mantiene ahora con aportaciones de la Unión Europea, su principal colaborador (tres millones de euros para tres años y la promesa de otros cinco millones), y una cantidad más modesta (250.000 euros) de la Unesco. Pero tanto la Agencia Española de Cooperación Internacional como el Ministerio de Medio Ambiente español se han comprometido a ayudar a la conservación del parque y a mejorar las condiciones de vida de la población de su entorno. Otras instituciones, como Parques Nacionales y FIDA, también lo tienen en mente, dice Arranz. La cooperación, insiste, hay que planteársela a largo plazo, porque África no va a cambiar en bastantes años. Opinión que refuerza, sin disimulo, el representante del Gobierno congoleño en el parque, Paulin Tshikaya. En el Congo, todos los parques funcionan con ayuda internacional, no hay fondos del Estado. Lo más importante, ahora que tenemos medios y colaboración exterior, es que el Gobierno apoye seriamente la seguridad de las fronteras, y creo que con un poco de presión europea se conseguirá.
Arranz, tenaz, y confiando en que la situación política de la zona continúe tranquila, ha comenzado a construir 10 bungalós, a los que seguirá un restaurante, con vistas a que el próximo año puedan acoger turistas. Entre sus proyectos no descarta la posibilidad de volver a tener elefantes domesticados para uso de los visitantes. Es mucho más natural y ecológico pasear en elefantes que en todoterreno, puedes atravesar los ríos y los hipopótamos no se molestan. Ya se hace en otros parques africanos y nadie se rasga las vestiduras. De momento, el parque tiene un problema general de infraestructuras. Hay pocas pistas y resulta complicado desplazarse por su territorio. El tener una buena red de pistas resulta fundamental para la seguridad, el turismo y los estudios que queremos hacer, dice el director.
¿Cómo viven los congoleños que trabajan y habitan en el parque, unas 130 familias, su resurgir tras años del todo vale? ¿Cuál es su reacción ante una política de mano dura contra el furtivismo, que todos han practicado, que incluye cárcel? De vez en cuando, todavía hay furtivos que matan algún antílope o búfalo, pero en general el furtivismo ha descendido bastante. El verdadero problema es la guerrilla, la LRA ugandesa, que cuando se topa con los guardas tira a matar, insiste Arranz, quien en Zakouma (Chad) tuvo que asistir a la muerte de varios guardas por disparos de furtivos. Ha sido lo más duro, lo peor de mi trabajo en África.
Quizá por eso, Arranz no puede entender que la UE se niegue a financiar armas para los guardas. Es absurdo, dan fondos para todo menos para que los vigilantes defiendan su vida, no tiene sentido. Pero acabamos de sumar 50 guardas a los 137 que teníamos. Los guardas vigilantes van armados y patrullan el parque en grupos de 10 o 12. Un camión les deja en un punto del territorio, que recorren durante quince días comunicando por radio cualquier novedad.
Las cuatro celdas del calabozo del parque están al completo. Ocho furtivos cogidos in fraganti por los guardas, casi todos con piezas pequeñas (antílopes o jabalíes). Pueden trabajar o permanecer en la celda, y la mayoría opta por trabajar al aire libre desbrozando caminos o cavando zanjas en la estación. El de la cárcel es un tema que contraría a Arranz. El problema principal de estos países es que a veces piensan que la cooperación internacional se tiene que encargar de todo. Pretenden que te conviertas en Estado, que hagas de policía, de médico, de maestro, de obras públicas Yo no quiero ocuparme de la cárcel de furtivos, una herencia de tiempos pasados. De la seguridad tiene que ocuparse el Gobierno congoleño. El otro día cogieron a un paramilitar que había matado un elefante para quitarle los colmillos. Lo trajeron aquí, y por la noche se presentaron sus colegas armados hasta los dientes a sacarle del calabozo Los guardas están aquí para vigilar la naturaleza, pero no para jugarse la vida tontamente.
De momento, y en apariencia, la vida en el parque transcurre apacible. Los hombres corretean a diario con las flamantes motocicletas chinas que se han hecho con el mercado congoleño, y las mujeres muelen arroz en el tradicional mortero, a la puerta de las cabañas. Son abiertas, parlanchinas y parecen llenas de fuerza. Sorprende que sólo hayan transcurrido unos pocos años desde las violaciones atroces de mujeres por todo el país un objetivo de guerra que dejaron en toda la RDC una terrible secuela de serpientes (miles de niños que todos repudian). Las mujeres de Garamba no parecen cohibidas, ni ante los extraños ni ante sus hombres, a quienes abroncan con desparpajo. Son la base de la familia y parece que empiezan a serlo, tímidamente, de otro tipo de sociedad.
Entre los 187 guardas del parque hay tres mujeres. La más veterana y pionera, Aimé Nagili, tiene 26 años y, tras cinco de guarda, es responsable de la armería. Casada y con un hijo, estudió primaria y decidió vestir el uniforme para intentar cambiar la mentalidad de mi país. Siempre eran los hombres los que hacían este trabajo y quise tener la valentía de dar ejemplo a otras mujeres. Asegura que no ha tenido problemas con su familia o entorno. Al contrario, están contentos. Nuestro salario es igual que el de los hombres y nos consideran como a ellos. No me importaría quedarme así 30 años. No le preocupa tener que utilizar las armas si es necesario. Estuve tres años de centinela de patrulla, pero cuando hubo problemas con los rebeldes decidieron que me quedara a cargo de la armería.
No sólo Aimé pisa fuerte. Sus colegas Cecile Anani, de 22 años, y Marie Giligu, de 20 casada y con dos hijos también están dispuestas a conquistar un terreno hasta ahora vedado. Si hay furtivos, no dudaré en utilizar las armas, me gusta el parque y quiero defenderlo, asegura Anani. Y Giligu apunta: Sabemos que es un buen trabajo. Todos creemos en la importancia para la región de un buen parque con muchos animales. Sorprende que actitudes como éstas no provoquen el rechazo que cabría esperar. Ahora las mujeres son más fuertes y dinámicas que los hombres, pueden hacer patrulla lo mismo que nosotros sin perturbar al grupo ni ser un problema para la familia, dice Bradi Francas, de 66 años, jubilado el año pasado tras 35 años de guarda en el parque. Sentado delante de su cabaña, Francas sonríe con picardía: Si en Europa hay mujeres militares, ¿por qué no en el Congo?.
Pero los cambios son más lentos de lo que parece. En la escuela de Nagero, el principal poblado del parque, donde viven unos 1.500 habitantes, niños y niñas, vestidos con uniforme azul y blanco, se apretujan en las cabañas de adobe y paja en unos bancos inverosímiles que ellos mismos han tallado. Moko, baramoko, epesi moko, repiten en letanía los párvulos recitando la tabla de multiplicar del uno. La primaria es obligatoria, pero los maestros reconocen que todavía hay muchas niñas a las que sus padres no dejan asistir a la escuela porque tienen que trabajar en casa.
Jean Marie Mafuko se educó en una escuela como ésta. Tiene 30 años y está soltero y orgulloso de ser el médico de un parque africano. Es la primera vez en el Congo. Mafuko, tres años en Garamba, se declara un niño de parque. Nació en el de Virunga, donde su padre era conservador, y luego se trasladó a éste. Conozco bien el medio y me gusta. Es difícil vivir aquí sin buenas escuelas, comercios o teléfono, pero es importante tener una estructura capaz de hacer una medicina básica, porque estamos en una provincia subdesarrollada. No hay cerca hospitales y las carreteras son malas.
Su consultorio, en el que le ayudan tres enfermeras, tiene un pequeño laboratorio donde puede hacer el test de la malaria, uno de los mayores problemas de salud de la zona, junto con las enfermedades respiratorias e intestinales. ¿Y el sida?, el sida, dice Mafuko sin dejar de sonreír, es un gran problema Hay mucha promiscuidad sexual y tenemos un nivel alto de sida en los poblados y en el parque. Hombres y mujeres son promiscuos, y nadie quiere usar preservativos aunque los regalamos. Se niegan a aceptar el problema. Mafuko insiste en la importancia de dotarse de buenas infraestructuras y pistas. Tener un buen centro de salud es necesario para los habitantes de la zona y para los turistas.
Pasan los días y ni rastro de los rinocerontes. Cuando apenas quedan 48 horas para que los expertos suspendan la búsqueda, por la temporada de lluvias, los nervios crecen a medida que disminuyen las expectativas de encontrarlos. El piloto Carré, entre pasada y pasada de avioneta, mantiene que no hay que perder los nervios. En la campaña de recuento de 2006 habíamos trabajado 15 días sin ver ni un rinoceronte, y el último día, en la última hora, cuando ya no esperábamos nada, salió uno. Mientras tanto, el centenar de hipopótamos afincados en La Maternitè retozan en el agua. De vez en cuando, los machos aburridos se pelean, chocan sus bocazas abiertas y empujan al contrincante en un gesto más teatral que amenazador. Parecen inofensivos, pero ¡cuidado! Hay que verlos al amanecer cuando vuelven al río después de pastar toda la noche. Su vista es deficiente, pero si adivinan que hay alguien cerca, sus corpachones emprenden una carrera hacia el río con una agilidad sorprendente. Entonces más vale no interponerse en su camino. Esas moles de patas cortas simplemente embisten y aplastan. En África, hipopótamos y búfalos son los mayores causantes de muertes.
Termina abril en Garamba y, a diferencia del cuento de Augusto Monterroso, al despertar del sueño, el rinoceronte no estaba allí. Pero Arranz no quiere darse por vencido. Tenemos un margen hasta diciembre. Cuando pasen las lluvias seguiremos rastreando por tierra y aire, con la avioneta y el ultraligero, y si para entonces no aparece algún rinoceronte, los daremos por extinguidos. No podemos pasarnos la vida persiguiendo algo que quizá ya no existe.
¿Se ha extinguido el rinoceronte blanco norteafricano? Hasta diciembre queda alguna esperanza.


El resurgir del rinoceronte de Java
Jaque al rinoceronte africano por la caza furtiva
Patrullas especiales para proteger a los rinocerontes en Sudáfrica
Logran grabar a dos de los menos de cien ejemplares de rinoceronte de Java en el mundo
El rinoceronte blanco a punto de extinguirse en la República Democrática del Congo
RTVE.es 25.10.2011

El rinoceronte de Java es una de las especies más amenazadas del planeta. Apenas sobreviven unas decenas de ejemplares en todo el mundo. Hoy, hay menos. El último que vivía en Vietnam ha muerto a manos de los cazadores furtivos que le arrancaron el cuerno para venderlo en el mercado ilegal, según informa WWF.

El cuerno de rinoceronte es uno de los productos estrella de la medicina tradicional china, una creencia que está detrás de la matanza de cientos de ejemplares en los últimos años.

El anuncio se ha realizado tras el análisis de las muestras genéticas recogidas en el Parque Nacional de Cat Tien (Vietnam). Estos confirman que el rinoceronte de Java que se encontró muerto allí en 2010 era, efectivamente, el último de su especie en el país asiático.

El descubrimiento ha sido publicado por la organización ecologísta en el informe  'La extinción del rinoceronte de Java (Rhinoceros sondaicus annamiticus) en Vietnam' (pdf. en inglés) y según WWF marca "el penúltimo capítulo de una especie".

Este rinoceronte se pensaba extinto hasta que en 1988 se descubría una pequeña población en las remotas selvas de Cat Tien. Desde entonces, los enormes esfuerzos de conservación llevados a cabo para conseguir salvar a la especie se vieron obstaculizados por una protección ineficiente en el área que llevó a la caza indiscriminada y finalmente, a su completa desaparición, según denuncia la organización.

    Solo quedan 50 ejemplares de este animal en todo el mundo


Actualmente solo queda una población de estos rinocerontes. Solo vive en el Parque Nacional de Ujung Kulon (Indonesia) y aproximadamente cuenta con 50 indivíduos.

La subespecie de Bengala, Assam y Myanmar (R. sondicus inermis) se encontraba ya extinta. Y la tercera subespecie que originalmente habitaba en Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam (R. sondaicus annamiticus), se ha extinguido con la desaparición de este último ejemplar vietnamita.

600 euros para Ana

Quiero mandarle 600 euros a Ana Botín


Luis Fernando Medina Sierra
Doctor en Economía por la Universidad de Stanford e Investigador del Instituto Carlos III-Juan March de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III

Soy socialista. De los de viejo cuño, es decir, de los que quieren "construir el socialismo". Hace años estoy pensando en cómo destruir el capitalismo. No domesticarlo, no reducir las desigualdades con un poquito de gasto público, no subirle los impuestos a los ricos ni nada de esas cosas. Destruirlo. Y ahora tengo un plan para lograrlo. ¿El primer paso? Mandarle 600 euros a Ana Botín. Suena raro pero déjenme explicarles.

En estos días se ha puesto en el centro del debate dentro de la izquierda el tema de la renta básica universal. El tema surgió de la entraña de Podemos, generó alarma en el resto de la sociedad y recientemente dicha formación ha empezado a retroceder insinuando que, en lugar de la renta básica, va a proponer una renta de inserción para personas pobres.

La renta de inserción suena progre. Suena a querer ayudar a los excluidos del sistema. En cambio la renta básica universal suena a, ¡horror de horrores!, populismo, a regalarle dinero a todo el mundo. Y como ahora nadie es populista (yo tampoco, por cierto), resulta que todos ponen el grito en el cielo. La derecha no quiere regalarle dinero a los pobres, la izquierda no quiere regalarle dinero a los ricos. Entiendo la posición de la derecha. Mientras más dinero se le regale a los pobres, menos dinero se le puede regalar a los ricos en rescates bancarios, protección de paraísos fiscales y cosas de esas. Pero en cambio no entiendo la posición de la izquierda. Insisto, si de verdad queremos destruir el capitalismo, el primer paso es mandarle 600 euros a Ana Botín a través de un programa de renta básica universal. Universal. Para todo el mundo.
La derecha no quiere regalarle dinero a los pobres, la izquierda no quiere regalarle dinero a los ricos
¿Qué hay en un nombre? La palabra "renta" es técnicamente correcta en este caso. Pero parece que a algunos les evoca al rentista perezoso. De pronto deberíamos usar otro nombre como el que algunos proponen: dividendo ciudadano. Es decir, si los socialistas logramos adueñarnos de toda la riqueza de la sociedad, logramos declarar que todos los medios de producción, desde el primer banco hasta la última cafetería, son propiedad colectiva, el siguiente paso sería declarar que todos los ciudadanos tenemos derecho a cobrar dividendos sobre toda esa riqueza como lo hacen hoy en día los grandes accionistas. A un accionista de una empresa nadie le pregunta si está trabajando o no, si está buscando empleo o no, antes de pagarle sus dividendos. Se le pagan y ya.

Pero, me dirán, ¿no sería mejor concentrar los recursos escasos en atender a los más pobres y excluidos mediante una renta de inserción? Hay tres razones en contra.

La primera es que con un sistema de renta básica universal Ana Botín y muchísimos más terminaríamos pagando en impuestos más que lo que recibimos con el famoso cheque. Tan es así que en muchos casos el resultado final simplemente sería un cruce de cuentas entre la renta básica y el IRPF para ahorrar gastos de gestión. Personas que estén devengando salarios altos no tendrían por qué enterarse de tales cheques. En últimas, no es que se le esté regalando dinero a los ricos. La renta básica es redistributiva.
Para que la renta básica sea sostenible es importante que no se vea sólo como un programa de asistencia para pobres, sino como un derecho de todos los ciudadanos
La segunda razón por la cual es preferible una renta básica universal a una renta de inserción es que, como dice el viejo aforismo de la política pública, los programas para pobres terminan siendo programas pobres. Aunque la renta básica es redistributiva, también tiene beneficios para las clases medias. Con un sistema de renta básica universal cualquier persona puede retirarse del mercado cuando lo desee y eso es algo que le sirve a todos, no solo a los pobres. Muchas personas, incluso en las clases medias, quisieran poder estudiar un nuevo oficio, trabajar en el sector sin ánimo de lucro, dedicarle más tiempo a un hijo en problemas o simplemente tomarse un descanso para recargar baterías pero, ante el colapso de la negociación laboral colectiva, estos privilegios están solo al alcance de unos pocos. Para que la renta básica sea sostenible a largo plazo es importante que no se vea únicamente como un programa de asistencia para pobres, sino como un derecho que todos los ciudadanos tienen, un derecho que cualquiera, por más laboralmente seguro que se sienta, puede llegar a necesitar.

En algunos sectores de izquierda la renta básica es vista con recelo porque no tiene la pátina obrerista de las luchas de generaciones pasadas. Parece demasiado liberal, de clase media. Pues sí. Es así. Por eso es una buena oportunidad para el socialismo. Por razones que tomaría mucho espacio discutir, los ejes en torno a los que se articulaba la clase obrera a mediados del siglo pasado se rompieron. Pero hasta ahora nadie me ha mostrado una hoja de ruta creíble para reconstruirlos. En el socialismo de hoy abunda la nostalgia, la reivindicación del pasado y cosas de esas que están muy bien (yo también de vez en cuando tarareo La Internacional), pero se necesita un plan para el futuro. El socialismo de verdad, el socialismo que nos ilusionó era eminentemente futurista, miraba hacia adelante. Y resulta que hoy en día, para avanzar hacia un nuevo tipo de sociedad es necesario contar con clases medias cuya experiencia social y cultural no tiene nada que ver con la del proletariado de hace 80 o incluso 40 años.
La tercera razón tiene que ver, paradójicamente, con la hostilidad misma que genera la propuesta. A muchos ciudadanos respetables la idea de la renta básica les ofende su sentido del honor. Ellos nunca aceptarían algo así. Ellos sí son trabajadores serios. Ellos sí son verdaderos pilares de la sociedad. Es gracias a gente como ellos que el mundo se sostiene. Es gracias a gente como ellos que unos cuantos vagos extremistas se pueden dar el lujo de proponer cosas como la renta básica. En los tiempos que corren esa hostilidad puede llegar a ser una energía política saludable. El capitalismo de nuestro tiempo, con su mezcla de globalización, financialización y privatización, vive de invitar a los ciudadanos a abandonar toda identidad colectiva, a retirarse de la esfera pública. Pero esta hostilidad es el comienzo de una identidad colectiva, es una incursión, tímida pero incursión al fin y al cabo, en la esfera pública. Es el momento en que las clases medias se ven a sí mismas no ya como simples piezas de un orden económico impersonal sino como soportes del mismo. Aunque al comienzo esto puede dar lugar a expresiones políticas reaccionarias, las cosas pueden cambiar en tiempos de crisis. De pronto mientras más claro tengan las clases medias que, en efecto, son ellas los pilares del actual sistema, son ellas las que hacen posible que el mundo sea el que es, más airada será su reacción cuando vean quiénes son los verdaderos beneficiarios de lo que ellas están sosteniendo.



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Un Mundo que Agoniza

"Estamos más juntos –y aún lo estaremos más– pero no más próximos. "

                                                                                                       --Miguel Delibes

 

El libro “Un mundo que agoniza” de Miguel Delibes comienza con una introducción de Ramón García Domínguez, que llega a la conclusión e que todo lo pronosticado por el autor en 1979 se está cumpliendo actualmente al pie del a letra. Este libro me tocó leerlo en un curso de Estudios Generales durante mi primer año en la Universidad, excelente prosa, profundo mensaje.


“Mi Credo”


Después de la introducción, el propio autor hace una especie de reflexión sobre la obra. Muchos naturalistas creen que la única posibilidad de supervivencia es parar y reorganizar la vida, con la vuelta a pequeñas comunidades y desarrollo cero en los países ricos. Pero estas soluciones no son viables actualmente. Para muchos eso es Comunismo.

El hombre únicamente persigue un beneficio personal que no le lleva pensar en el futuro: “se obstinan en imprimir al progreso las sociedades llamadas civilizadas”. Como la civilizada Europa que destruyó todo el bosque que cubróa el continente, hasta hoy que solo quedan restos en la llamada Schwarzwald (Selva Negra).

El progreso contra el hombre



Todo avance conlleva una regresión, una acción-reacción, es como el Yi-Yang. Por lo tanto, todo el avance de los últimos años ha llevado consigo una regresión, como por ejemplo el DDT. También pone de ejemplo a la medicina, que ha conseguido remedios para enfermedades importantes, pero ha creado enfermedades de origen genérico y una explosión demográfica debido al aumento de la calidad de vida.


Hombres encadenados.



La queja de Rousseau: «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado». Es un capítulo contundente, afirmando que le hombre es una pieza muy pequeña e insignificante dentro de su progreso y que la ética tropieza con la técnica. Las nuevas generaciones ya no crecen con ideales, perdiendo así la única esperanza para el futuro, lo que lleva a que las ciencias estén mejor valoradas que las letras y por lo tanto tenga más subvenciones.

Denuncia que el dinero para muchos hombres esté por delante de su dignidad, de su integridad e incluso de su vida. También que le consumismo está en constante renovación ara que la sociedad no deje de serlo y aporte más beneficios.

Analiza el sistema de trabajo de Taylor, con el que no está de acuerdo, porque es el trabajo en cadena y demasiado perfeccionista, que produce frustración.


 El deseo de dominio



Habla del deseo de sobresalir sobre los demás, de la ambición, avasallaje y de elevar el rango, no utilizando la cultura, si no delimitando al adversario. Esto aplicado en los gobiernos puede llevar al aniquilamiento de la vida en cuestión de segundos.

Llega al a conclusión de que le gobierno ya no busca la justicia para su Pueblo, si no que trata de entretenerle, mantenerle ocupado para que no opine, ni se queje.

La televisión lava cerebros, consiguiendo masas controladas por pocas manos. Todo es consecuencia de la mala utilización de la política y de la sociología.
Recuerda la Doctrina MAD y el libro A BRAVE NEW WORLD de Aldous Huxley.


El equilibrio del miedo


Aquí se trata inicialmente de la carrera armamentística y de las consecuencias que traería consigo tanto si las armas se utilizasen contra la Humanidad como si se intentaran hacer desparecer. Esta creación de armas cada vez más especializadas y destructivas, nos ha llevado a vivir sobre un polvorín creado por nosotros mismos, contra nosotros mismos. El Planeta Tierra es un Sistema Cerrado.

También habla de la creación de instrumentos escrutadores de la intimidad, haciendo que nos sintamos vigilados.

Se pregunta si no habremos perdido el control de los que hemos creado e incluso de nuestras propias vidas.


La Naturaleza, chivo expiatorio


Habla de la relación entre el hombre y la Naturaleza, de cómo siempre le primero quiere modificar y amoldar la Naturaleza su gusto provocando su uso y abuso, cayendo en lo llamado por el autor: la primera trama que es la inmolación de la Naturaleza a la Tecnología. Un futuro de crecimiento ilimitado solo puede conducir al desastre, cosa que ya tenemos asumida pero que no hacemos nada para intentar evitarlo.

El hombre siempre está intentando mostrar su superioridad ante la Naturaleza, olvidándose de que viene de ella y provocando catástrofes. Los pueblos indígenas no tienen ese problema se consideran hijos de Gaia, la Pachamama.


Un mundo que se agota


Película Hermanos Marx: ¡Más Madera!


Somos una pequeñísima parte dentro del Universo, pro eso nonos basta para agradecer y cuidar lo que tenemos. Compara la Tierra con un barco muy bien abastecido de momento, que estamos vaciando alarmantemente. A partir de una serie de datos alarmantes, llega a la conclusión de que este abuso está directamente relacionado con la evolución.

El autor se plantea preguntas o conclusiones, afirmando que esta mecanización se ha desquiciado.


La rapacidad humana



Este es un capítulo que trata del los problemas presentes, como las barbaridades ecológicas sucedidas debido al desconocimiento y la imprecisión. Los medios en los que habitamos necesitan un tacto y una meticulosidad para tratarlos, y no la rapacidad con la que los tratamos, porque los animales que se encuentran en ellos pueden asustarse por nuestra presencia y acciones. También habla de un problema importante que es la escasez del papel.

El hombre actual antepone la cultura al goce material y la seguridad. Es alarmante el despilfarro de los recursos renovables pero que no se recuperan, porque terminar con aquello que nos resulta imprescindible dice muy poco a favor de la escala de valores del mundo contemporáneo.


Un mundo sucio


Empieza diciendo que tanto el derroche, como la contaminación, son igual de imprudentes por parte del hombre, todo ello provocado a cambio de un poco más de comodidad. La contaminación es un término muy presente en los medios, pero que en realidad no termina de concienciar a la gente para luchar contra ella, por los costes asociados, ver protocolo de Kyoto. También muchos países hacen presente su preocupación por ello, pero casi ninguno lo considera vital, dándole más prioridad a incrementar el nivel de vida de sus habitantes.

El hombre solo a intentado modificar y amoldar la Naturaleza a su gusto y necesidades, como en el Lecho de Procusto de la Mitología, aceptando unas pocas especies como útiles y sacrificando a muchas otras aunque esta degradación pueda llegar a significar nuestra propia extinción como especie. Ver la aberraciones de los Transgénicos y "el pollo desnudo".


Muerte en la tierra y en el mar



Comienza este capítulo preguntándose si el número de animales de algunas especies ha disminuido debido al mal uso de la tierra. Indaga en la relación entre los animales y los pesticidas, que les provocan un mal crecimiento. Algún ejemplo: la experimentación de DDP en pollos. En un principio no parece que haya ningún problema, pero pocos llegaron a procrear y de los nacidos no muchos sobrevivieron. También se comprobó con faisanes, dando resultados parecidos y pesimistas. Se certificó que los pesticidas afectan a la reproducción de las aves en mayor o menor grado según el grado de concentración.

Los países ricos pueden permitirse instrumentos menos contaminadores, pero los de los países pobres, lo son más porque son más baratos, pero esto incrementará notablemente la contaminación a corto plazo.

En el mar confluyen todos los residuos. Se pregunta el autor si el mar está muriéndose ante la existencia de muchísimos peces con tumores, debido al DDP, PCB y mercurio. La contaminación marítima solo es noticia cuando un petrolero tiene un accidente, pero existen hechos menos llamativos pero con consecuencias mucho peores. El autor ve poca esperanza, llegando a la conclusión con palabras de otro que se ha creado una técnica muy avanzada para perfeccionar el mundo que únicamente consigue destruirlo.


El hombre contra el hombre


Este capítulo trata de las consecuencias que tienen la contaminación y el deterioro del mundo para las personas. Produce tensiones, ansiedad… Algunos países han tomado conciencia de esta situación, pero los hechos aislados no valen de mucho. No sirve de nada intentar controlar la contaminación de un país si este insta a otro para que realice lo que el no quiere hacer, por imagen u otros motivos.

Hasta que los recursos naturales no sean respetados y cuidados de manera generalizada, nose llegará a buen puerto. Actualmente, solo queda el uso de la inteligencia y la razón para escapar del inevitable destino que nos espera. Cuando el destino nos alcance.


El sentido del progreso en su obra


Reconoce, aunque no es difícil de adivinar que no está de acuerdo con el sentido del progreso. El desarrollo, actualmente se ve como una competición, como la Carrera Espacial, la Olimpíadas, etc. Admite su actitud pesimista, presentando un cuadro desolador y un poco apocalíptico.

Denuncia suavemente la falta de una autoridad universal que imponga normas de respeto para el medio ambiente. El desarrollo es el principal iniciador de conflictos, por lo que una solución sería pararlo, pero eso no se puede hacer cuando unos tiene tanto y otras personas tan poco.

La humanidad no está reparada para un cambio a mejor. La fiebre consumista aumentará y la crisis se extenderá. Únicamente ve una posibilidad de salvación con un hombre completamente nuevo en valores en una sociedad nueva. Analiza su actitud pesimista ante el problema, ya que a raíz de escribir el libro, se ha creado una obsesión negativa hacia el progreso. De todas maneras, el hombre procede de la Naturaleza, y lo que le esta haciendo, únicamente nos degrada, destruyéndola no solo en el sentido físico, sino también como esencia espiritual el hombre. Denuncia el olvido y abandono del mundo rural, todo el mundo escapa de él. Habla de que sus personajes son caracterizados por renunciar a la masificación y demostrar un desdén explícito por el desarrollo desintegrador. No quiere decir con todo esto que rechace la tecnología en su sentido inicial, sino cuando modifica la relación del hombre con la Naturaleza. Sus personajes son más observadores, solitarios a su pesar.

Propone como solución al deterioro del mundo, ensanchando la conciencia moral universal, que ya ha funcionado en algunos casos. Demuestra un atisbo de esperanza refiriéndose al a juventud que ha heredado un mundo sucio e intentan cambiarlo.
Termina su obra diciendo que si la aventura del progreso se reduce al incremento y potenciación de la discriminación, intolerancia, explotación indiscriminada de recursos, etc., él no quiere pertenecer a esta cadena y dice: “Que paren la Tierra, yo quiero apearme”

Las personas no le dan prioridad al estado del planeta ni a los problemas políticos, ecológicos o sociales. La vida se deteriora sin remedio a nuestro alrededor y hacemos nada para arreglarlo. La pregunta es: ¿Por qué? ¿Por qué si el mundo en el que vivirán nuestros hijos y nietos se destruye, no intentamos buscar soluciones? La respuesta principal es la comodidad. Toda persona que actualmente tiene uso de razón sabe que aunque el mundo esté en declive, en los años que le quedan de vida no va a pasar nada. Así que para que preocuparse. Sencillamente se centran en el progreso tecnológico para conseguir el máximo bienestar posible a cualquier precio sin pensar en un futuro poco inmediato pero que está ahí. Mi pregunta: ¿Para que tienen descendencia?, ¿Será que son sádicos o indolentes?

Scrooge McDuck en su hectárea cúbica de dinero


Los valores morales de la sociedad actual están mal encaminados, la ambición de poder indiscriminada, el progreso a toda costa, tener dinero como Scrooge McDuck, etc. no dejan espacio para pensar en la escasez de papel, de minerales estratégicos o el fin del petróleo.

El autor dice que un hombre nuevo en una sociedad regenerada, podría ser lo que cambiara esta situación. Pero yo creo que desgraciadamente esto no va a ocurrir, porque a la sociedad indolente que creó el problema no va a molestarse en encontrar una solución.

El telón de fondo del mundo en 2030


Hay seis factores, clave, de cambio que condicionarán el mundo en el año 2030:


1.La explosión de la población mundial y los cambios en las demografías de las distintas
sociedades


2.El cambio climático y el medio ambiente


3.La amenazante crisis energética y de otros recursos


4.La creciente globalización


5.La aceleración del desarrollo exponencial de la tecnología


6.El modelo de “Prevención-Extensión” en medicina (prevención de enfermedades y
extensión del periodo de vida)


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lunes, 15 de diciembre de 2014

Francesca Ruth Fisher-Eastwood: Fotografias

Francesca Ruth Fisher-Eastwood (nacida en Agosto 7, 1993 en Redding, California, USA), conocida como Francesca Eastwood es una  actriz, modelo, personalidad de  television .Y es  la hija de 19 años del grande de  Hollywood  Clint Eastwood

 

Imágenes Francesca Eastwood

 













VIDEO Francesca Eastwood



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Fotografias Carolina Gómez-Ávila



domingo, 14 de diciembre de 2014

Carolina Gómez Ávila : Fotografias

Carolina Gómez Ávila: "Puedo ser ácida, pero no tanto"
Carolina Gómez Ávila debutó como actriz en "Sonrisas y carcajadas"


Entrevista con Carolina Gómez Ávila


¿Escondida? No, Carolina Gómez Ávila dice que no. Que tras su abrupta salida de Televen bastante que intentó recuperar un espacio para su show televisivo. Que llamó primero a Carlos González Junior de RCTV, y nada. Que se comunicó con Joaquín Riviera, y tampoco. Que después se inscribió como productora independiente y hasta hizo cursos de guiones y producción en el Ministerio de Comunicación.

Ahora se desquita, aunque ya no como animadora de un talk show televisivo, sino como actriz y de humorista en Son risas y carcajadas, el programa que TVes ha propuesto como alternativa de La Rochela.

-Es prematuro establecer comparaciones entre y . Sobre todo porque apenas vimos dos o tres sketchs. Pero uno supone que Ud. debe tener una opinión propia.La RochelaSon risas y carcajadas

-Establecer una comparación entre aquel y este programa es una labor imposible. Yo no siento que estoy compitiendo con lo que había. Tú dirás: "Bueno, pero es que lo transmitieron el mismo día y a la misma hora". Pero yo estoy ajena a todo eso. Soy solamente la actriz. Lo que sí puedo decir es que este es un programa con otra propuesta, con un humor distinto. Ahora, el resultado que va a tener este programa no lo puedo prever.

-¿Cómo fue que decidió arriesgarse?

-Aquí hay un equipo de actores que tiene mucha experiencia: está Perucho Conde, Pedro Soto, Nelson Paredes, Malena Alvarado, y un elenco de jóvenes formados en el teatro. Aquí hay además un equipo de escritores, algunos de ellos noveles escritores que están coordinados por Yahaira González. Pero cuando un programa comienza hay que darle un timing para que todo engrane.

-¿Qué le dejó ?El show de Carolina GómezÁvila

-Yo me siento muy orgullosa de El show de Carolina Gómez Ávila, porque lo hice con seriedad, dignidad y, desde el fondo de mi conciencia moral, estoy convencida de que hice algo bueno para cambiar los cánones de belleza en la televisión.

-Usted es guapa...

-Yo soy bonita, pero soy una mujer con sobrepeso y eso no lo habías visto en un show como el que yo hice. El hecho de que una mujer con sobrepeso fuera la animadora o desanimadora, marcó un hito. Creo que eso me lo llevo para donde me vaya.

-Lo que sí es cierto es que usted no era tan sencillita. Más bien era un ajicito...

-Yo puedo ser ácida, pero no tanto, por ejemplo, como Rosie O'Donnell, que sí se metía con el público. Para mí el público era sacrosanto, así que yo era incapaz de decirle ni "ñ". Yo sabía que estaba haciendo un show impertinente, pero creo que logré una tropicalización del programa de Rosie O'Donnell con cierta ética. Para que tengas una idea, yo recibía en las mañanas a todos los invitados con un discurso que tenía más o menos preparado. "Allá adentro yo soy una niña tremenda e impertinente, pero ustedes también tienen el derecho de expresar lo que quieran", les decía. Entonces se iniciaba un enfrentamiento entre iguales, entre comillado, por supuesto, porque yo, siendo la dueña de la casa, obviamente tenía muchas cartas a mi favor.

-¿Qué tal es como actriz? ¿Acaso se ha sorprendido?

-No, yo no soy tan pedante como para responderte eso. Prefiero que lo diga la gente.

-Se lo decía porque saltar de la animación a la actuación no debe ser muy fácil.

-Como anécdota te puedo decir que me aprendí todo mi libreto, pero cuando llegó la hora de grabar el primer sketch se me olvidó todo. Luego arranqué y ya al tercer o cuarto sketch simplemente me vacilé mis pequeños parlamentos, porque no vayas a creer que soy la diva del programa, no. Mis parlamentos son todavía pequeñitos.

-Ahora que está en , Luis Chataing la volverá a convertir seguramente en uno de sus blancos. ¿Está preparada? Son risas y carcajadas

-Uhmmmm, no tengo nada que decir al respecto.




El show de Carolina Gómez Avila y La animadora que devora las mañanas


 
Al llegar al estudio de El show de Carolina Gómez Avila, la orquesta es lo primero que se ve y escucha entre las pruebas de cámara y micrófonos. Con entusiasmo mañanero, Andy Durán, el director de orquesta, ensaya con sus pupilos. Todo transcurre en calma. El coordinador gira las últimas instrucciones mientras los productores, algo presurosos, hablan con la estrella del programa, Carolina Gómez Avila antes de su entrada triunfal al estudio.
Trajeada con un conjunto azul, saluda de besitos al público. "¡Hola a todos! ¿Cómo están? ¿Por qué están tan serios?", dice con amplia y dulce sonrisa, disipando los rumores de que es una persona agresiva con el público y con sus invitados.
Los técnicos, productores y animadora detallan los últimos aspectos con el director del programa. "Listo cámara uno", chequean, mientras Gómez Avila detecta un pequeño feedback y comanda las próximas acciones desde el escritorio donde se sienta día a día.
A las once de la mañana comienza el show en vivo y ella sale por una puerta bailando frente el público, con el sonido de la orquesta de fondo, y animando con aplausos. Toma asiento y comienza con su editorial, para luego pasar a la sección de respuestas a los correos. Por último, entre chistes y una presentación sobre su invitado, lo llama y lo convida a bailar hasta que se sientan a conversar.

Su parte idealista
El show de Carolina Gómez Avila ha roto con algunos estándares impuestos en televisión. El que una mujer voluminosa aparezca liderando un programa matutino no es común, y eso ha levantado polvo, suspicacias y comentarios de todo género.
Cuando Gómez Avila aplicó para el casting en Televen, estaba segura de que la rechazarían. Y acertó. Lo que no atinó siquiera a imaginar era que productores del canal la tomarían en cuenta para realizar otro tipo de programa, algo más parecido a ella, una suerte de show como el de Rosie O'Donnell, pero tropicalizado.
"Cuando realicé el casting, no era este show lo que se tenía en mente sino otro tipo de programa donde había varias animadoras", recuerda. "Yo no creía que los canales de televisión comenzarían a abrirse a personas con una apariencia física distinta a lo que se espera por los cánones de belleza de la moda".
Pues todo lo contrario ha sucedido, al menos en el canal de Horizonte y entre los televidentes que se han abocado a seguirla diariamente. Aunque es imposible desarraigar de súbito la idea de que la televisión está hecha sólo para gente súper delgada y despampanante, este show ha logrado traspasar las barreras de lo políticamente permitido en la pantalla chica.
¿Este programa será el punto de quiebra de algunos paradigmas de la televisión? "No lo sé", dice la robusta animadora. "Pero tengo esa parte idealista que quiere creer que está haciendo algo de trascendencia. La gente se dio cuenta que el planeta es igual para todos, que no solamente unos tienen derecho. Quiero romper con ese metamensaje publicitario, que es la creencia de que sólo las personas que responden a los cánones de la moda tienen derecho a recibir regalos de la vida como el éxito, la fama, el dinero y el amor.

Gorda entre negros
Si bien el programa lleva su nombre, Carolina aclara que no es "su show", sino "de Televen", pero es ella la que manda en la parte conceptual del programa. Esta injerencia es notable entre los cortes del show, que generalmente son cuatro, cuando toma los audífonos y se comunica con su director. "Converso mucho con él en cada negro y debatimos entre las cosas que van y no van. Lo que hay es una comunicación en función de un objetivo común", dice.
La realización de este show es ardua, su animadora maneja las entrevistas y situaciones picarescas con cómoda habilidad. A las doce culmina la transmisión y los invitados son convidados a grabar la promoción para el próximo programa. Gómez Avila se despide de sus invitados y se prepara para el episodio de su show de mañana.

"Me siento bien conmigo misma"

-Dicen que las gordas son felices pero tienen complejos muy fuertes. ¿Usted se siente bella?
-La valoración belleza es subjetiva. Si me siento o no me siento bella no es lo mismo que me sienta o no me sienta sana o con alegría de vivir, que forma parte de lo que se refleja como belleza. Me siento bien. La mujer que estás viendo tiene 40 kilos menos que hace siete años e intento adelgazar en la medida en que ello no signifique restarme vida.
-No está casada...
-No estoy casada, ni lo estuve. Probablemente ese sea el punto de mi vida que más requiera de mi atención. Hace siete años tenía 40 kilos de más y 30 años. De modo que conquistar fue siempre una labor muy difícil. Nunca me gustaron los hombres que se me acercaron porque hubo la suma de dos cosas: no soy precisamente una mujer atractiva y además era exigente. Ahora, dentro de mi soledad, te aseguro que hay momentos en que me doy cuenta que lo bueno es no estar mal acompañada.
-¿Y qué de la ironía con sus invitados?
-Para hacer un show yo debo provocar efectos. Creo que a veces los cortes de cámara ayudan a remarcar ese efecto. A la hora de tirar la punta entro a corte y nadie se da cuenta de que me reí y que no hubo tensión sino una pequeña dosis de actuación para subrayar intenciones. Parte del show está en esa pequeña dosis del escándalo sutil que pueda sentir algún televidente, porque le estoy diciendo algo en su cara al invitado. Pero el invitado sabe a lo que vino, el show tiene seis meses al aire.

-¿Qué hay de cierto en el impasse que tuvo con Lila Morillo?
-No solamente no tuve una discusión con Lila Morillo, sino que salimos en excelentes relaciones. Sí supe que una columna de farándula había publicado que ella me había dicho algo al aire. No es verdad, soy muy respetuosa con mis invitados, aunque no lo parezca. Es más, con Lila se grabó otro programa.


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China India: Socios Estratégicos en Asia


"La vida no ocupó la Tierra tras un combate, sino extendiendo una red de colaboración por su superficie" 

                                                                                                                            - - Lynn Margulis

China e India socios estratégicos , no rivales


Hace más de un año, el Primer Ministro chino, Li Keqiang, eligió la India como su primer destino en el extranjero desde que asumió el cargo.

Ahora, menos de dos semanas después de que un nuevo gobierno asuma el poder en Nueva Delhi, China envió a su ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, como enviado especial a la India, donde sostuvo conversaciones "productivas y de fondo" con los funcionarios indios.

De hecho, el pasado año ha sido testigo de los intercambios de alto nivel más frecuentes entre China y la India en casi 60 años, ya que saben que claro el beneficio mutuo y el desarrollo común sólo pueden lograrse a través de la construcción de una asociación estratégica de cooperación, en lugar de la rivalidad.

China e India son dos fuerzas importantes que se encuentran en la ascendencia en el proceso de la multipolarización mundial. Sus lazos son una relación bilateral con gran dinámica y potencialidades en el siglo 21.

Políticamente, los dos países se comprometieron a mantener el impulso del intercambio de visitas de alto nivel, fortalecer la coordinación estratégica sobre las relaciones bilaterales y elaborar planes estratégicos, con el fin de dar directrices para el desarrollo de las relaciones bilaterales.

El viaje de Wang, con objetivos para cimentar la amistad existente y explorar aún más la cooperación entre China y la India, se espera que para allanar el camino para una visita del presidente de China, Xi Jinping, a la India a finales de este año.

Wang, que visitó la India después de que el nuevo gobierno de la India fue juramentado, dijo que las relaciones entre China y la India se enfrentan a un nuevo comienzo y nuevas oportunidades, y agregó que él vino a la India para hacer hincapié en que China da la bienvenida, apoya y desea para el desarrollo de la India.

"Ser antiguas civilizaciones orientales en etapas similares de desarrollo, China e India están llevando a cabo tanto en el gran sueño de renovación nacional, los sueños que están interconectados y compatibles entre sí", dijo Wang papel indio The Hindu.

Sobre la base de tal similitud, para China y la India, con una población total que representa casi el 40 por ciento del total del mundo, mucho es lo que se espera de su cooperación pragmática.

La complementariedad mutua de las dos economías ofrece un gran potencial para que China y la India, uno de ellos un fabricante global y el otro un importante proveedor de servicios, para impulsar conjuntamente la cooperación en el comercio bilateral, la inversión, los servicios financieros y las nuevas y altas tecnologías.

Además, ambos son miembros de los BRICS (a saber, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y las economías emergentes, China e India pueden cooperar y coordinar estrechamente dentro de los marcos regionales y mundiales.

También se espera que los dos países a aprovechar la oportunidad de celebrar el 60 aniversario de la declaración de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica y el Año de intercambios amistosos a profundizar los intercambios bilaterales.

Por lo tanto, en tal buen impulso de las relaciones bilaterales, en general se cree que China y la India pueden dejar a un lado sus diferencias sobre cuestiones tan espinosas como disputas fronterizas para asegurarse de que no van a obstaculizar la cooperación y la amistad entre los dos países, que será propicio al mundo y la paz regional y la estabilidad.


Tal Como se vió en los medios de China.


China y la India son socios estratégicos y no rivales y deben dejar a un lado las diferencias sobre temas espinosos como la disputa fronteriza y llevar adelante con el buen impulso de las relaciones bilaterales, dijeron hoy medios oficiales chinos.

Algunos de los analistas chinos también pidieron a los dos países para resolver los espinosos asuntos de la disputa frontereriza aprovechando la oportunidad histórica de tejer liderazgos fuertes en su relación bilateral.

"Como  es un buen impulso en las relaciones bilaterales, China y la India pueden dejar a un lado sus diferencias sobre cuestiones tan espinosas como disputas fronterizas para asegurarse de que no van a obstaculizar la cooperación y la amistad entre los dos países", dijo la agencia de noticias estatal Xinhua el lunes, en un comentario sobre la visita del ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, a Nueva Delhi.

Este enfoque será propicio para el Mundo y la Paz y la estabilidad regionales, dijo en el comentario titulado "China e India socios estratégicos, no rivales".

Refiriéndose a la decisión del primer ministro Li Keqiang a elegir la India para ser el primer destino en el extranjero después de que asumió el cargo el año pasado, así actual visita de Wang a establecer contactos con el gobierno de Narendra Modi, que dijo que ambos países fueron testigos de los intercambios de alto nivel más frecuentes entre la dos países en casi 60 años.

Esto es debido a que son conocimientos claro que el beneficio mutuo y el desarrollo común sólo pueden lograrse a través de la construcción de una asociación estratégica de cooperación, en lugar de la rivalidad, dijo.

El viaje de Wang, con objetivos a cimentar la amistad existente y explorar aún más la cooperación entre China y la India, se espera que allanará el camino para una visita del presidente de China, Xi Jinping, a la India a finales de este año, dijo.

Anteriormente, Global Times, en su informe sobre la visita de Wang a Nueva Delhi funcionar estado-dijo fuertes liderazgos de ambos países representados por Modi y Xi creados oportunidad histórica para resolver las disputas.
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