miércoles, 17 de diciembre de 2014

El Arca de la Alianza


El oro eléctrico del Arca de la Alianza



Réplica del Arca de la Alianza. Haz clic en la imagen para ampliarla.
Todos recordamos como termina la primera película de Indiana Jones en busca del arca perdida pero si hay alguien “olvidadizo” o que simplemente no la vio (pocos, seguro) se lo recordaré: mientras los dos protagonistas permanecían atados en un poste con los ojos cerrados, los alemanes caían fulminados por los rayos y la energía que emergía del Arca de la Alianza. Esto podría parecer fantasioso pero puede tener una explicación… 
Según la tradición judía y cristiana, el Arca era un cofre que contenía las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí. Según la Biblia fue mandada construir por Moisés tras ordenárselo el propio Yahveh, siendo sus medidas 111cm x 67cm x 67cm y construido con madera de acacia revestida de oro puro, tanto por dentro como por fuera. Sobre la cubierta y a modo de protección había dos querubines también de oro.
En los textos antiguos se describe que todo aquél que lo tocaba moría al instante, y si nos apoyamos en la ciencia encontramos una explicación en el hecho de que el cofre podía funcionar como un condensador eléctrico gracias a sus placas de oro (internas y externas) a modo de superficies conductoras separadas por un material dieléctrico. Cuando el ambiente exterior era seco (circunstancia habitual en aquella zona) se acumulaba mucha electricidad estática explicando así las muertes atribuidas al “poder divino”.
Durante los diferentes traslados que sufrió el Arca los sacerdotes no se atrevían a tocarla y se ayudaban de varas de madera, a modo de aislante, portando una cadena de oro que puede interpretarse como una forma de disipar a tierra la energía. No se guardó en un mismo lugar hasta que se construyó el templo de Salomón para después trasladarse a Siló donde permaneció hasta que la capturaron los filisteos. Una vez recuperada pasó por diferentes lugares hasta que David decidió que debía estar en Jerusalén, y posteriormente, durante el reinado de Salomón, se trasladó de Sión al templo, en la explanada del monte Moria, donde actualmente se ubica la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa. Su paradero en los siglos posteriores son una incógnita. Nabucodonosor invadió Jerusalén destruyendo el templo (586 a. C.) y se cree que acabó en Babilonia, pero no se sabe cuándo desapareció ni en qué circunstancias.

Arca Alianza Jerusalén
David lleva el Arca en Jerusalén, de Domenico Gargiulo.
Existen muchas hipótesis sobre el lugar donde podría encontrarse.  Unos dicen que en Etiopía mientras que otros en el Monte Nebo, incluso los hay que afirman que pueda estar en Escocia argumentando que la trajeron a Europa tras la Tercera Cruzada. En la película de Indiana, su protagonista, Harrison Ford, la busca en Tanis,  un emplazamiento con cierta lógica pues es allí donde el arqueólogo francés Pierre Montet desenterró en el año 1939 las tumbas intactas de los faraones de las dinastías XXI y XXII, y es allí donde se cree que está enterrado el faraón Sheshonq I, que como veremos más adelante, podría tener mucha relación con el Arca.
Algunas teorías apuntan que fue destruida durante el saqueo de Jerusalén por el rey de Asiria Senaquerib, en el año 701 a. C., o por Nabucodonosor, pero antes, en el 925 a. C., el faraón libio Sheshonq I, fundador de la dinastía XXII, realizó una campaña contra Israel y Judea que acabó con la conquista de Jerusalén y el saqueo del templo llevándose sus tesoros, entre ellos el Arca de la Alianza. Actualmente podemos admirar un bajorrelieve en el templo de Amón en Tebas que conmemora esta y otras conquistas de Sheshonq I, siendo tomada como prueba del relato bíblico. Murió dos años después pero su tumba no ha sido encontrada todavía. Se piensa que puede estar en Bubastis, su ciudad natal, o en Menfis, aunque tendría más sentido que se hiciera enterrar en Tanis, junto a los otros faraones de esas dinastías. Pero lo fascinante es que según otras fuentes se hizo enterrar… ¡con el Arca!

El Arca de la Alianza: Propiedades eléctricas


La biblia es clara en que  el Arca de la Alanza contenedor de las tablas de los diez mandamientos.
Se trataba de una caja o arca que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas De La Ley") que, según la Biblia, fueron escritas por Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalén por el emperador Tito.
Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio descansaban dos querubines, igualmente dorados.
La Biblia indica que el arca fue mandada a construir por Moisés y el diseño de la misma ordenada según Yaveh lo había dispuesto, usada en la conquista de Canaán; con la cual Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo. 

El Arca de la Alianza poseía unas características electromagnéticas que la hicieron peligrosa ante cualquier manejo erróneo. Solo los sacerdotes especialistas podían manipularla. Lo que apreciamos en Dendera es similar. Si ciertas naves aterrizaron en el techo del templo, o los sacerdotes imitaran con esa liturgia contactos producidos en tiempos más remotos, sería lógico suponer que los dioses aportarían a los mortales su sabiduría y su tecnología. Pero no es así, los dioses bajaron en sus naves para hacerse cargo de una pila cargada en el sancta sanctorum del templo, por unas energías que desconocemos pero que muchos sensitivos han logrado captar. Los dioses habían obtenido su ofrenda en forma de electricidad. Dioses que recorrían el cielo de Egipto y que descendían precisamente en el templo dedicado a la Dama del Cielo, tal y como fue descrito por Berosso o por Demetrio de Falera, director de la Biblioteca de Alejandría y autor de la obra titulada "Acerca de las luces que se ven en el cielo, puntos luminosos que se ven ocasionalmente en el cielo y que nada tiene que ver con las estrellas".
Volviendo al Viejo Testamento, la descripción de un capacitor eléctrico es precisamente la misma que la descripción del arca de la alianza.
Un arco de corriente eléctrica es precisamente el proceso usado en los laboratorios científicos de hoy para producir oro monoatómico, antiguamente llamado mfkzt o sheem-an-na: el místico polvo blanco de la piedra de fuego.

En el repositorio secreto de la Cámara del Rey dentro de la gran pirámide, el primer explorador, el Califa Al-Mamun encontró como único mobiliario el cofre de granito, conteniendo no un cuerpo sino una capa de un polvo misterioso.
La conexión entre el Arca y Egipto no ofrece dudas.

El Arca: Campos Etéricos y Eléctricos


El Arca es famosa por sus mortales descargas de energía. Aquellos que no estuvieran cualificados para tocarla, o incluso mirarla, se verían mortalmente afectados:

  • Uzzah fue afectado por un relámpago de energía ardiente proveniente del Arca cuando el alargó la mano para tocarla. El Arca fue transportada sobre un carro jalado por bueyes, y repentinamente el buey cayó muerto.


  • Setenta personas del pueblo de Beth Shemesh murieron al abrir el Arca y observar su interior. El Arca fue situada temporalmente allí para su regreso a custodia filistea.


  • Los hijos de Aarón murieron cuando, sin permiso, intentaron ofrecer incienso al Arca y un rayo de energía brillante surgió y los consumió.


  • Los de la rama kohachita de los levitas, quienes fueron asignados para transportar el Arca y los objetos relacionados con ella, se les instruyó que nunca tocaran o miraran estos objetos directamente, o morirían de inmediato.

Al intentar explicar esto, otros han notado que la caja de madera dorada es semejante a un condensador, que es algo que almacena energía eléctrica. En este caso, el condensador consta de dos electrodos de oro que cubren a un aislante de madera. Ya que el Arca podía acumular y guardar un voltaje eléctrico muy alto, algunos concluyeron que el Arca no era más que un condensador enorme.

Un condensador lo suficientemente grande podía ciertamente electrocutar a una persona. Pero según mis cálculos, la capacidad del Arca solamente ronda entre los 3 a 5 nF máximo, lo cual le proporcionaría apenas la sificiente energía para matar a una sola persona bajo condiciones ideales si fueran cargados 300,000 volts. Ese tipo de voltaje es muy difícil de alcanzar, aún sin considerar el hecho de que se mantenga sin la debida relación entre la capa externa de oro y la interna. Para arrojar una chispa lo suficientemente larga para afectar a alguien a tan sólo unas pocas yardas de distancia, se requerirían millones de volts. No hay manera de que un condensador de madera pueda acumular por sí mismo el poder suficiente como para matar a una muchedumbre, sin contar el hecho de que se rodee de un campo de energía brillante y realice las proezas milagrosas que se le atribuyen.

Así que el Arca no pudo haber hecho lo que la Biblia dice que hizo, al menos no de acuerdo a la ciencia convencional. El máximo error cometido por los investigadores del conocimiento límite es confinar su interpretación de la función de Arca de acuerdo a la perspectiva de la física y la ingeniería convencionales. Como resultado de esta suposición, deducen que solamente se trataba de un radio de chispa, un condensador eléctrico, un transductor de energía sísmica, un cultivador de algas para alimento, o algún otro aparato mundano. Aunque estas suposiciones pueden explicar algunas de las supuestas características del Arca, no pueden explicarlas a todas por completo.

La alta tecnología demiúrgica, no obstante, las explica todas. De la misma manera que en la Alquimia, los principios científicos convencionales pueden constituir una parte de la ecuación, pero no son la únicas partes involucradas. Así que, aunque el Arca puede ser un condensador, ese es sólo un pequeño aspecto de toda su función. Uno tiene que ir más allá de la física regular para comprenderla.

Por ejemplo, no tiene ningún valor el hecho de que el Arca, topológicamente hablando, sea un condensador esférico, en el cual un electrodo esté situado en el interior de otro. De acuerdo a mi investigación sobre física no convencional, lo que hace especiales a los condensadores esféricos es que ellos pueden recibir, transmitir, absorber y emitir ondas gravitacionales. Esto está muy relacionado con los cambios en la densidad de carga que acompaña a los cambios del potencial gravitacional. Si el Arca fuera un radio de chispa, tendría que interceptar ondas de gravedad y contenerlas en arcos eléctricos entre las dos figuras aladas. Pero dudo que esa fuera su función primaria.

Además, cualquier persona familiarizada con la orgonomía se dará cuenta de que el Arca está construida como un acumulador de orgón, el cual es una caja cuyas paredes están hechas de capas alternas de sustancias orgánicas e inorgánicas. Se dice que atrae y almacena energía orgón, la está aparentemente conformada por cierto grado de energía etérica cercana al plano material. Wilhelm Reich también observó una relación entre los iones negativos y la energía orgón, aunque ambas energías son distintas. Su relación puede ser como la que hay entre gotas de agua y vapor de agua; uno es una condensación o una evaporación de otro. Los efectos eléctricos del Arca, por lo tanto, pueden ser efectos secundarios de procesos etéricos. Sin embargo, no se ha logrado construir ningún acumulador de orgón con suficiente energía como para freír a alguien.

Ya que fue un cofre con una tapa, el Arca presuntamente portaba algo, y tal objeto pudo haber sido responsable de sus supuestos poderes. La Biblia dice que el primer objeto que portó fue la tabilla(s) de piedra, también conocida como la Alianza o el Testimonio, que Moisés trajo del Monte Sinaí. Esa historia ficticia posee elementos de verdad, a saber, que un objeto semejante a una piedra fue recobrado y colocado dentro del Arca, después de lo cual la cargó de energía. De manera que el Arca sirvió más como un contenedor, escudo y/o receptor para el misterioso objeto colocado dentro. También fue llamada el Arca del Testimonio, como si contuviera algo relacionado con el pacto celebrado entre los hebreos y su Señor, que es un artefacto de piedra llamado El Testimonio. A partir de este punto, cuando me refiera al Arca, estaré hablando de el Arca con la fuente de su poder instalada dentro.

El hecho de que el Arca irradiara energía es sustentado también por el detalle de que, cuando era transportada, era envuelta completamente en un material aislante al que sus portadores se les prohibía que tocaran o vieran directamente. Y cuando acampaban, el Arca era custodiada dentro de una estructura conocida como el Tabernáculo. El Tabernáculo era un sistema de tienda portátil diseñado para contener y rodear de forma segura el Arca. La primera tienda alrededor del Arca estaba hecha de fibra de lino, la segunda de pelo de cabra tejido, la tercera de pieles secas de animales. Esta gran redundancia de capas sobre capas parece constituir una protección para el Arca. Y tal protección es solamente necesaria si el Arca estuviera emitiendo un fuerte campo de energía.

La elección de materiales es significativa. La fibra de lino posee una estructura cristalina espiral. Las hebras de pelo y la lana son dieléctricas no-lineares, debido a que la médula, la funda y la corteza de las hebras poseen diferentes constantes dieléctricas, lo cual los hace excelentes atenuadores o reflectores de ondas gravitacionales / escalares / longitudinales. Y el Barón von Reichenbach encontró, mediante una experimentación exhaustiva, que la lana poseía la habilidad de atenuar la energía etérica, de la misma manera en la que las cubiertas de metal atenúan las ondas electromagnéticas.

El cobre, la plata y el oro fueron los únicos metales empleados para construir el Arca y el Tabernáculo. Todos estos metales son no-magnéticos, poseyendo solamente un electrón de valencia, y compartiendo el Grupo 11 en la tabla periódica. El hierro fue estrictamente prohibido. Incluso posteriormente, en la construcción del Templo de Salomón, correctamente situada durante la Edad de Hierro, no se utilizaron clavos de hierro. Por supuesto, el templo de Salomón fue construido realmente alrededor del año 1520 a.C., lo que quiere decir que todavía se hallaba en la Edad de Bronce, pero existe otra razón por la cual el hierro no fue usado en ese entonces. El folklore dice que las hadas y otros seres sobrenaturales le tienen aversión al hierro. Físicamente, es solamente magnético, y posee una valencia de dos electrones, pero etéricamente, puede tener efectos indeseables sobre entidades y tecnologías etéricas. Por lo tanto, podemos inferir que los materiales ferromagnéticos interferían con el funcionamiento del Arca, salvo la sangre, que contiene hierro y que desempeñaba un papel importante en su función.

Desde una perspectiva más amplia, podemos ver que el funcionamiento del Arca incluía elementos etéricos y eléctricos. De nuevo hago mención, el cofre de madera dorada no era la fuente de poder del Arca, sino el objeto que contenía en su interior, y que irradiaba un intenso campo de energía de naturaleza etérica, escalar y/o electro-gravitacional. Este campo de energía podía también precipitar efectos eléctricos, pero esos eran efectos secundarios más que primarios. La prueba de ello es la construcción del Arca, el Tabernáculo y el Templo de Salomón, que incorporaban principios de manipulación etérica y aislamiento. Todos ellos serían diseñados de forma distinta si solamente se pretendiera que fueran efectos eléctricos.

Así que, aunque el Arca poseía propiedades eléctricas, es insuficiente decir que su función era su función era solamente eléctrica. Esto se compara a reportes de encuentros de seres humanos con naves alienígenas, en donde las naves exhiben fueres efectos de interferencia eléctrica y electromagnética, pero esos no son suficientes para explicar cómo pueden levitar las naves, ya que sus campos primarios de propulsión son no-electromagnéticos. Estamos tratando con tecnología demiúrgica, no con tecnología humana.





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Nuestro mayor legado al Planeta: km de agujeros


El mayor legado de la humanidad: kilómetros de agujeros



Agujero de un sondeo geotécnico. Crédito: Wikimedia Commons/Nikki Mahadevan.

Se ha estimado que los humanos han alterado alrededor de la mitad de la superficie del planeta, y esos cambios son fáciles de ver; los hielos derritiéndose, los bosques encogiéndose y las especies extinguiéndose.
La humanidad ha cambiado el planeta de manera tan dramática que los geólogos creen que la Tierra ha entrado en una nueva fase en su línea de tiempo geológica, llamada “Antropoceno”. ¿Pero qué marcas han dejado los humanos bajo tierra?
“Ya que no es nuestro ambiente inmediato en el que vivimos, no parece significante”, dijo Jan Zalasiewicz, profesor titular de paleobiología en la Universidad de Leciester, en el Reino Unido. Pero, como Zalasiewicz y dos de sus colegas argumentan en un nuevo estudio, la actividad de los humanos bajo la superficie está cambiando constantemente la Tierra, y una telaraña en expansión de huecos de minería y explotación de energía provee más evidencia de que el planeta ha entrado en el Antropoceno.

Fuera de vista, fuera de la mente

La distancia al centro de la Tierra es alrededor de 6.373 kilómetros. La vida animal termina a los 2 kilómetros bajo la superficie (la profundidad en la que mineros encontraron gusanos en minas de oro de Sudáfrica). Toda la vida microbiológica conocida termina alrededor de los 2,7 kilómetros. Pero los humanos han dejado una marca permanente mucho más profunda que esas distancias, dicen los geólogos.
Cuando un animal muere, solo deja atrás un esqueleto para recordarlo, pero el mismo animal puede dejar cientos de los llamados icnofósiles en forma de madrigueras. La mayoría de animales dejan estos icnofósiles unos cuantos metros bajo tierra. Las madrigueras más profundas son las de los cocodrilos del Nilo, que cavan sus antros hasta a 12 metros de profundidad. Las raíces de plantas que llegan a mayor profundidad perteneces al árbol de los pastores en el desierto de Kalahari en África, que pueden alcanzar hasta 68 metros de profundidad. Los humanos también dejamos atrás icnofósiles, pero estos pueden llegar hasta una profundidad de 12,3 kilómetros de profundidad y alteran permanentemente las capas de roca.
“Ninguna otra especie ha penetrado a tales profundidades en la corteza, o ha hecho cambios subterráneos tan extensos”, señalaron los investigadores en un estudio publicado online el 24 de julio en la revista Anthropocene.

Cambios permanentes
La primera incursión subterránea de los humanos llegó durante la Era de Bronce, cuando la gente empezó a cavar minas profundas en la búsqueda de piedras y metales. La revolución industrial del siglo XIX envió a los humanos a una mayor profundidad de la superficie. Pero aún, la mayoría de las perturbaciones como pozos de agua, sistemas de alcantarillado y líneas de metro, eran relativamente superficiales, pues alcanzaban los 100 metros bajo tierra. Solo después de la década de 1950, durante el período conocido como la “Gran Aceleración” por algunos geólogos, los humanos pasamos el límite de los 100 metros bajo tierra, explica Zalasiewicz y sus colegas.
La demanda creciente por recursos llevó a que la minería se expandiera para recolectar carbón y otros minerales. En la mayoría de los casos, la minería solo se extiende varios cientos de metros bajo tierra, pero las minas de oro de Sudáfrica llegan hasta los 5 kilómetros de profundidad.
Además, en las últimas décadas, cada vez se realizan más sondeos geotécnicos. Algunos de estos sondeos perforan para recolectar energía geotérmica. Pero otros son usados para sacar material natural de la Tierra tal como los hidrocarburos, gas natural y minerales. Los agujeros angostos de los sondeos entonces son rellenados con otros materiales entre los que se incluyen lodo, concreto o desechos sólidos. Si todos los agujeros de los sondeos geotécnicos que se realizan por petróleo en el mundo se pusieran uno sobre otro medirían más de 50 millones de kilómetros. Eso es casi la distancia entre la Tierra y Marte, según los investigadores. O, para ponerlo de otra manera, por cada humano en la tierra habría siete metros de agujero. El petróleo sacado de estos profundos agujeros es generalmente reemplazado por agua que se filtra de rocas cercanas o con dióxido de carbono que es bombeado durante un proceso llamado captura de carbono.
A 12,3 kilómetros de profundidad, el pozo superprofundo de Kola, en Rusia, es el agujero más profundo de la Tierra cavado por humanos (se cavó en el noroeste de Rusia en la década de 1980 como parte de una investigación científica). Tan solo en el Reino Unido hay alrededor de 1 millón de agujeros de sondeos geotécnicos, según Zalasiewicz.
Las pruebas nucleares subterráneas también han dejado su marca, anotan los científicos. Los lugares en los que se hicieron las pruebas contienen generalmente rocas rotas y fundidas y tablas de agua perturbadas. Cuevas subterráneas gigantescas contienen guardados desperdicios radioactivos de dichas pruebas.
Estos cambios hechos por los humanos bajo la superficie se quedarán ahí, protegidos de la erosión natural y la meteorización que suceden sobre la superficie. La telaraña de minas y sondeos geotécnicos “presumiblemente tienen el mayor potencial de preservación a largo tiempo que cualquier cosa realizada por los humanos”, escribió Zalasiewicz y su equipo de investigadores. Los científicos estiman que tomaría millones de años de meteorización y erosión para que los túneles a pocos kilómetros de la superficie sean cubiertos.

¿Una nueva fase geológica?
La escala de tiempo geológica es un registro de cómo la el ambiente de la superficie y del núcleo de la Tierra, manto y corteza han cambiado a lo largo de la historia de la Tierra en sus 4,6 mil millones de años. La línea de tiempo está dividida en secciones llamadas épocas que definen cada era de la historia geológica de la Tierra. Estas épocas están separadas por eventos trascendentales, tales como extinciones masivas y eras de hielo que se descongelan. Actualmente, la Tierra está en la época del Holoceno, que empezó alrededor de 11.700 años atrás, según explicó Philip Gibbard, geólogo de la Universidad de Cambridge al portal Live Science. El Holoceno cubre toda la existencia escrita de la humanidad e incluye la influencia que los humanos hemos tenido en los ecosistemas del planeta.
Algunos geólogos consideran que la aceleración de la actividad humana en las generaciones recientes es suficiente para marcar el comienzo de una nueva época geológica, apodada el Antropoceno. Muchos científicos han saltado a bordo de esta idea y están usando el término, pero la época no tiene una fecha oficial de comienzo y no es reconocida por la Comisión Internacional de Estratigrafía, una organización que tiene como objetivo proveer un estándar global de la escala de tiempo geológica.
Gibbard argumentó que la actividad humana es actualmente la base por la actual época del Holoceno.
“Está caracterizada por la presencia y actividad de los humanos”, comentó Gibbard. “Si ustedes aceptan esa definición, entonces no pueden usar la misma definición para el término Antropoceno. No pueden jugar la misma carta dos veces”.
No hay duda que los humanos están influyendo en la geología, pero lo que está sucediendo ahora es un “desarrollo lógico de lo que ha pasado en la antigüedad”, dijo Gibbard.
Para que una época sea reconocida como una fase oficial de la línea de tiempo geológica es un proceso complicado, explicó Zalasiewicz. La idea debe pasar varios niveles de juntas para ser aprobada. Zalasiewicz y su equipo de investigadores esperan presentar un caso para añadir el Antropoceno como época en el 2016, pero todavía tienen mucho camino que recorrer.
Un problema mayor es que los científicos no se han puesto de acuerdo en dónde está la frontera entre las épocas del Holoceno y del Antropoceno, dijo Zalasiewicz. Las opiniones varían de 5.000 años a 60 años atrás. Pero como los recursos se vuelven más escasos y la amenaza del cambio climático se incrementa, Zalasiewicz dice que el concepto de Antropoceno puede ayudar a cambiar la manera en la que la gente ve al ambiente.
“El Antropoceno puede ayudar a poner los cambios actuales en un contexto de tiempo profundo”, dijo Zalasiewicz. “Ahora mismo, tendemos a hacer comparaciones de la tajada de historia que le corresponde a la humanidad, pero ¿cuáles serán los efectos en una escala de tiempo más larga?”.


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Inteligencia Artificial: Examen de Efectos



Estudio para examinar los efectos de la Inteligencia Artificial

Por JOHN MARKOFF    DIC. 15, 2014

Los científicos han empezado lo que dicen será un estudio de los efectos de la inteligencia artificial en la sociedad del siglo largo, incluida la economía, la guerra y el crimen, los funcionarios de la Universidad de Stanford anunciaron este Lunes.

El proyecto, auspiciado por la Universidad, es inusual no solo por su duración sino porque busca un seguimiento de los efectos de estas tecnologías a medida que remodelar las funciones desempeñadas por los seres humanos en un amplio rango de campos.

"Mi opinión es que la IA está asumiendo el control", dijo Sebastian Thrun, un experto en robótica de renombre que dirigió el desarrollo del coche de auto-conducción de Google. "Unos pocos humanos podrían todavía estar" a cargo "menos y menos."

LA IA Describe los sistemas informáticos de inteligencia artificial capaces de realizar tareas tradicionalmente requieren de la inteligencia humana y la percepción. En 2009, el presidente de la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial, Eric Horvitz, organizó una reunión de científicos de la computación en California para ver las ramificaciones del avances en  AI . El grupo asentió  que avances  fueron muy positivos y elogió el progreso en este campo.

Apunta ahora, a raíz de los últimos avances tecnológicos en visión artificial, reconocimiento de voz y la robótica, los científicos dicen que les preocupa que cada vez más las tecnologías de inteligencia artificial puede permanentemente desplazar a los trabajadores humanos, y hacer la guerra robotizar de seguimiento técnico orwelliano más fácil de desarrollar, entre demás Desastroso efectos.

Dr. Horvitz, ahora el director general de los de Redmond, Wash., Campus de Microsoft Research, el año pasado se acercó a Claudio Hennessy, científico informático y presidente de la Universidad de Stanford, en la idea de un estudio a largo plazo que seguir los avances en la inteligencia artificial y su efecto en la sociedad. Dr. Horvitz y su esposa, María Horvitz, accedió a financiar la iniciativa, llamada Expirado el "Estudio de las Cien Año en Inteligencia Artificial".

En una entrevista, el Dr. Horvitz Dijo Ser convencido por las advertencias recientes que fueron máquina superinteligente a punto de superar el control y la capacidad humana. En cambio, se cree que la tecnología tesis tendrá efectos positivos y negativos en la sociedad.

"La pérdida de control de los sistemas de inteligencia artificial se ha convertido en una gran preocupación", dijo. "Se asusta a la gente." En lugar de limitarse a denegar reclamaciones tesis distópica, dijo, EN VEZ científicos deben monitorear y evaluar continuamente los-las tecnologías.

"Incluso si las ansiedades son injustificadas, Ellos que entrar dirigirse," dijo el Dr. Horvitz.

Se negó a revelar el tamaño  de regalo a la universidad de Stanford y dijo que era suficiente para financiar el estudio de un siglo y el Importe sugiere podría aumentar en el futuro.

Dr. Horvitz, encabezará una comisión con Russ Altman, profesor de Stanford de la bioingeniería y la informática. El comité incluirá Barbara J. Grosz, un científico de la computación de la Universidad de Harvard; Deirdre K. Mulligan, abogado y profesor en la Escuela de Información de la Universidad de California, Berkeley; Yoav Shoham, profesor de ciencias de la computación en Stanford; Tom Mitchell, el presidente del departamento de la máquina de aprendizaje en la Universidad Carnegie Mellon; y Alan Mackworth, profesor de ciencias informáticas en la Universidad de Columbia Británica.


El comité elegirá un panel de especialistas que elaboran un aplazamiento en la inteligencia artificial y sus efectos que se publicará a finales de 2015.In un libro blanco que contornea el proyecto, el Dr. Horvitz Descrito 18 áreas que podrían ser considerados, incluyendo la ley la ética, la economía, la guerra y el crimen. Los futuros informes se producirá a intervalos regulares.

Dr. Horvitz dijo Eso Consistentemente HABÍA-ha sobrestimado el progreso en el campo de la inteligencia artificial.

De hecho, las cuentas de noticias en 1958 describió un sistema de redes neuronales, diseñado por Frank Rosenblatt, un psicólogo de la Universidad de Cornell. La Armada tiene previsto construir con entusiasmo Indicar una "máquina de pensar", basado en los circuitos Dentro de un año por $ 100.000. Nunca sucedió.

Aún así, el Dr. Horvitz Reconoció, el ritmo del cambio tecnológico se ha acelerado, al igual que el alcance de la inteligencia artificial. Él citó Stuxnet, el programa malicioso desarrollado por agencias de inteligencia para atacar las instalaciones nucleares iraníes, como un ejemplo.

"Mi abuela diría a mí historias de gente que se ejecutan afuera cuando vieron un avión sobrevolar, Era tan inusual", dijo. "Ahora, en relativamente pocos decenios, nuestra preocupación es acerca de si estamos recibiendo una comida sin sal Cuando Despegamos desde el aeropuerto JFK en un jumbo ".
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martes, 16 de diciembre de 2014

Descarga gratis 500 ebooks


Descarga gratis más de 500 libros sobre programación en GitHub

Gracias a la comunidad de GitHub, se ha armado un repositorio enorme de libros de programación disponibles para descargar de forma gratuita y empezar a leer hoy mismo.


Todos sabemos que solo hay dos grandes maneras de aprender a hacer las cosas, una es viendo a otros e imitando, y la otra es leyendo. No hay mejor acompañante de la educación que un libro, y gracias a las facilidades que nos brinda la tecnología e Internet, podemos tener acceso a un sin fin de publicaciones sin tener que abrir un espacio extra en casa para apilar la montaña de papel.

Ya sea que estés buscando aprender a programar, o que ya seas un desarrollador con experiencia, nunca sobran los recursos y la literatura nueva de la que seguir aprendiendo. Gracias a la comunidad del maravilloso GitHub, es posible acceder a un enorme repositorio de libros sobre programación que se pueden descargar de forma gratuita.
Decenas de lenguajes de programación, casi cualquier plataforma



Gracias al estilo colaborativo de los repositorios, ha sido posible amasar una enorme cantidad de libros sobre un sin fin de temáticas relacionadas con el desarrollo de software. Organizados a través de un indice que los divide en casi un centenar de lenguajes de programación, algoritmos y estructuras de datos, interfaces gráficas de usuario, computación en la nube, bases de datos, licencias, matemáticas, redes, el ecosistema open source, sistemas operativos, seguridad, arquitectura de software, etc.

Puedes encontrar libros dirigidos a plataformas específicas como Android o iOS, Windows 8 o UNIX, y hasta Tizen tiene un librito. Además de todos estos libros que están en inglés, el repositorio ha expandido sus ramas y se han creado varios paralelos en diferentes idiomas, incluyendo uno en español, que aunque es mucho más pequeño, ya cuenta con más de cien libros.

Ahora bien, no todos los libros no se han subido directamente al repositorio, de la mayoría vas a encontrar un enlace que te lleva al sitio donde se publicó originalmente, y donde encontrarás instrucciones para descargar. Por esto mismo los formatos pueden varias bastante, en cuyo caso nada más sencillo que usar Calibre para administrarlos todos.


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Lee lo mas reciente en el blog del Ing. Ernesto Ibáñez

Inteligencia Artificial  

Vida Extraterrestre: Paradoja de Fermi

¿Por qué no hemos detectado vida extraterrestre? La paradoja de Fermi




Ya lo he repetido unas cuantas veces pero, en respuesta a los e-mails que me siguen llegando, últimamente no tengo mucho tiempo libre para dedicar a Ciencia de Sofá. Esta situación no se alargará para siempre y a partir del mes que viene espero tener menos trabajo y poder volver a escribir más a menudo. Y, por supuesto, tampoco tengo pensado abandonar el blog. Así que, dejando las excusas de lado, vamos al lío.

Paradoja de Fermi.


La paradoja de Fermi es la contradicción entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de existencia de civilizaciones inteligentes en el universo, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones. Surgió en 1950 en medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi con otros físicos del laboratorio pero ha tenido importantes implicaciones en los proyectos de búsquedas de señales de civilizaciones extraterrestres (SETI).


Galaxias a 8.000 millones de años luz de distancia, captadas por el telescopio espacial Hubble. 

No es raro ver en documentales y artículos gente afirmando que el universo está lleno de vida. Al fin y al cabo, se estima que sólo en nuestra galaxia existen entre 200 y 400 mil millones de estrellas alrededor de las cuales orbitan unos 100 mil millones de planetas. A su vez, se cree que existen entre 100 mil millones y 200 mil millones de galaxias. Tirando por lo bajo, eso significa que deberían existir entre 100 trillones y 10.000 trillones de estrellas en el universo, acompañadas por un número parecido de planetas.
La propia inmensidad de estos números parece obligarnos a suponer que por narices tiene que existir vida ahí fuera. Al fin y al cabo, por muy improbable que sea que la vida aparezca en un planeta, existen tantos mundos más allá de nuestro sistema solar que lo mismo que ha pasado en la Tierra debería haber ocurrido en algún otro sitio… ¿No?
Lo cierto es que no podemos afirmarlo. En el fondo, cuando alguien decimos que “hay tantos planetas y estrellas en el universo que seguro que está lleno de vida“, estamos reflejando más sus propias creencias que un dato que se ajuste a la realidad. La razón principal es que nunca hemos observado vida más allá de nuestro planeta y no sabemos cómo de probable o improbable es nuestra presencia en el universo, así que no podemos hacer más que especular.
Aún así, sigue pareciendo lógico e incluso necesario que exista vida extraterrestre por una simple cuestión de estadística: no sabemos con qué frecuencia aparece la vida pero, aún siendo pesimistas y suponiendo que un 1% de los planetas reúnan las condiciones necesarias para originar vida y sabiendo que alrededor de cada estrella orbitan (de media) 1.6 planetas, el universo debería contener casi 16 millones de billones de planetas que potencialmente podrían albergar vida.
Aplicando la misma lógica sólo a nuestra galaxia, deberían existir cerca de 1.000 millones de planetas habitables en la Vía Láctea.  ¿Y en cuántos de estos podrían vivir civilizaciones avanzadas? Aquí entra es donde entra la especulación más descarada. Podemos asumir, por ejemplo, que en un uno de cada 1.000 planetas habitables llega a aparecer la vida. Esta suposición dotaría a nuestra galaxia con unos 10.000.000 de posibles planetas habitados.  Si suponemos luego en el 1% de estos planetas las formas de vida han evolucionado hasta convertirse, como mínimo, en formas de vida con un grado inteligencia parecido al nuestro, entonces habrá unas 100.000 civilizaciones sólo en nuestra galaxia. Extendiendo el mismo razonamiento para todas las galaxias que componen el universo, entonces por muy bajas que hagamos nuestras estimaciones, la conclusión siempre es la misma: el universo debería estar a rebosar de vida inteligente.
Si, encima, además de tener en cuenta lo vasto que es el universo, pensamos en lo viejo que es, las cosas se ponen aún más fáciles para la existencia de posibles civilizaciones avanzadas.
Nuestro se formó hace “sólo” 4.600 millones de años, mientras que el universo lleva existiendo unos 13.700 millones de años. Es decir, que alguna forma de vida que apareciera mucho antes que nosotros y que haya seguido evolucionando y expandiéndose sin descanso durante ese periodo debería llevar mucho tiempo dejando su marca alrededor de nuestra galaxia. En nuestro caso, la tecnología se ha desarrollado a un ritmo exponencial en los últimos 200 años, así que una civilización que nos llevara miles, millones o miles de millones de años de ventaja debería haber colonizado ya la Vía Láctea… Y aún así no hemos encontrado la más mínima señal de que alguien lo haya hecho.
Para hacernos una idea de con qué tipo de inteligencias podríamos estar tratando, es bastante útil la escala Kardashev, que clasifica las civilizaciones avanzadas en varios grupos, según sus necesidades energéticas y grado de desarrollo:
Civilizaciones Tipo 0: aquellas que dependen de recursos fósiles y están confinadas en su propio planeta. Son vulnerables a la extinción vía desastres naturales de gran escala, como el vulcanismo extremo, el cambio climático o el impacto de un asteroide grande. Nosotros estamos en este punto básico de la escala. QUÉ BIEN.
Civilizaciones Tipo I: han aprendido a extraer energía de la fusión nuclear y el mundo se les empieza a quedar pequeño. Han desarrollado el viaje interplanetario y colonizado otros planetas de su sistema solar. Siguen siendo vulnerables a la extinción si se producen cataclismos a gran escala como la explosión de una supernova cercana.
Civilizaciones Tipo II: a diferencia de las Tipo I, estas han colonizado otros sistemas solares y han expandido su burbuja de influencia a través las estrellas más cercanas. Debido a su dispersión a lo largo de un gran volumen del espacio, es casi imposible que un evento catastrófico extinga a una de estas civilizaciones por completo.
Civilizaciones de Tipo III: su dominio se extiende por toda la galaxia y extraen sus recursos de cualquiera de los planetas y estrellas que esta contiene.
Civilizaciones de Tipo IV: pueden colonizar cualquier galaxia y tienen influencia a nivel universal. Su tecnología les permitiría, en teoría, permitirles viajar en el tiempo,  materializar cosas a partir de energía, teletransportarse, modificar propiedades de la naturaleza o mover sistemas estelares enteros.
De entre estos grados de evolución, las más fáciles de detectar deberían ser las civilizaciones Tipo II y Tipo III ya que, en teoría, deberíamos ser capaces de captar sus comunicaciones o incluso ver señales de su presencia en la forma de estructuras como las esferas de Dyson (de las que hablo un poco más adelante en este mismo artículo) en nuestro propio vecindario estelar.
De las posibles 100.000 civilizaciones avanzadas que podrían existir en la Vía Láctea, no sería descabellado pensar que algunas hubieran conseguido burlar posibles eventos capaces de extinguirlas hasta alcanzar el grado de desarrollo tecnológico que la convierta en Tipo II o Tipo III. Suponiendo de nuevo que un 1% de las civilizaciones no se extinguen antes de alcanzar este grado de desarrollo, entonces deberían existir alrededor de 1.000 civilizaciones de Tipo II o Tipo III sólo en nuestra galaxia.
Entonces, si hay tanta vida inteligente a nuestro alrededor haciendo de las suyas, ¿Cómo es que no hemos visto a nadie?
Esta es precisamente la pregunta que plantea la paradoja de Fermi. Como no podemos dar una respuesta concreta a la pregunta, lo único que podemos hacer es plantear algunas hipótesis (explicadas muy bien en este artículo en inglés). Estas hipótesis son las que quería mostraros porque me parecen muy interesantes como ejercicio mental y para enseñar que una pregunta como “¿Estamos solos en el universo?” no es tan fácil de responder como parece.
Respondiendo entonces a la pregunta que plantea la paradoja, existen dos grandes posibilidades.
EXPLICACIÓN NÚMERO 1. No hemos detectado la presencia de vida inteligente a nuestro alrededor porque realmente no existe ninguna civilización Tipo II o Tipo III en nuestra galaxia.
Aquí alguien podría argumentar, “bueno, a lo mejor existen pero simplemente no se dejan ver“, pero esto implicaría que de algún modo todas las civilizaciones se han puesto de acuerdo para no dar señales de vida y siguen esta regla a rajatabla. Esto parece poco probable porque, aunque el 99.99% de las civilizaciones obedecieran esta ley, siempre cabría esperar que alguna se saliera de la norma por intereses propios o por puro desacuerdo o rivalidad con las demás.
Dejando esto a parte, cabrá preguntarse por qué otras razones no hemos detectado civilizaciones de tipo II y III.
Conociendo la historia de la vida en nuestro propio planeta y sabiendo que varias extinciones masivas han hecho peligrar la vida en la Tierra durante toda su historia evolutiva, podemos asumir con bastante seguridad que una especie debe enfrentarse a muchos obstáculos a lo largo de su historia evolutiva, unos más difíciles que otros. Uno de estos obstáculos podría ser común a todos los organismos y particularmente difícil (o casi imposible) de superar comparado con los demás, así que muy pocas formas de vida lograrían salir airosas cuando se topan con él.
A este obstáculo se le llama el Gran Filtro y no necesariamente implica que una especie se extinguirá al alcanzar un cierto grado de evolución, sino que también puede significar que llega un punto en el que es probable que una especie se quede estancada y no siga desarrollándose.


No tenemos ni idea de cuál es este Gran Filtro ni de si lo hemos superado o no, ya que no conocemos otras formas de vida con las que compararnos. Lo único que podemos hacer es plantear hipótesis sobre las posibles localizaciones de este filtro durante la historia evolutiva de una especie. Dependiendo de qué opción sea la que se ajusta a la realidad, nuestro futuro como civilización puede ser esperanzador o pintar bastante negro. Básicamente, existen dos opciones: que la vida en la Tierra ya haya superado el gran filtro en el pasado o que aún lo tengamos por delante y tengamos que enfrentarnos a él en el futuro.
CASO 1. Ya hemos superado el gran filtro. 
En este escenario todo va bien. Habríamos pasado la criba y, en principio, tendríamos el camino despejado para convertirnos en una civilización Tipo III. También significaría que el número de civilizaciones inteligentes en existencia sería mucho menor de lo que imaginamos, ya que la inmensa mayoría de planetas con vida estarían desolados o habitados por especies más primitivas que la nuestra. Si esta fuera la situación, entonces cabría preguntarse: ¿Cuál es el evento al que nuestros ancestros sobrevivieron y que puede resultar cataclísmico para las formas de que aparezcan en otros planetas?
Por un lado, la primera barrera a la que tiene que enfrentarse la vida es el simple hecho de que un montón de materia inerte se una para formar estructuras moleculares autoreplicantes.
Desde mediados del siglo pasado se han realizado experimentos en los que se han simulado la composición química y las condiciones atmosféricas que había en la Tierra poco después de su formación y se obtuvieron una gran variedad de moléculas orgánicas que potencialmente podrían haberse unido para formar ARN, las moléculas que dirigen la síntesis de proteínas en las células vivas.  Si este caso fuera correcto, podríamos esperar que la vida fuera extremadamente escasa en el universo o incluso que estemos absolutamente solos, ya que las condiciones para que esto ocurra se darían con una frecuencia muy, muy baja.



Pero puede que ese no sea ese el paso difícil para la vida. Al fin y al cabo, la inmensa superficie combinada de todos los posibles planetas habitables del universo, la gran variabilidad química que hay entre ellos y el hecho de que lleven miles de millones de años existiendo podría facilitar mucho su ocurrencia.
A lo mejor el obstáculo complicado para la vida es el tránsito de simples moléculas autorreplicantes a algún tipo de células simples (procariotas). Pero hay que tener en cuenta que este tipo de células no son capaces de unirse y adoptar diferentes roles para formar estructuras más complejas, así que tal vez la barrera evolutiva se encuentra en el paso de células procariotas a eucariotas, que sí son capaces de unirse para formar seres pluricelulares que dan lugar a organismos complejos.
Hay que tener en cuenta que, tras su formación hace 4.600 millones de años, la Tierra permaneció deshabitada durante unos 1.000 millones de años hasta que aparecieron las primeras formas de vida, las células procariotas. Pasarían otros 1.600 millones de años hasta que la evolución diera lugar a las células eucariotas más complejas y otros 800 millones de años hasta que apareció la reproducción sexual, lo que facilitaba el intercambio de genes entre organismos y, por tanto, aceleraba muchísimo el proceso evolutivo. Si no hubiera aparecido el mecanismo de reproducción sexual a lo mejor aún estaríamos en pañales, evolutivamente hablando, y tal vez ese podría ser precisamente el paso que representa el gran filtro.
Si cualquiera de estos casos fuera correcto, la inmensa mayoría de planetas habitados estarían poblados por vida unicelular que evoluciona muy lentamente, permaneciendo en ese estado miles de millones de años, tanto tiempo que podría ser fácilmente extinguida por la muerte de su estrella.


Pero a lo mejor todo lo comentado hasta este punto de la evolución no representa un problema para la vida y ocurre con mucha más frecuencia de la que pensamos. Puede que el paso realmente difícil llegue después de que los organismos pluricelulares crezcan para formar seres más complejos y a alguno le toque desarrollar suficiente inteligencia como para empezar a fabricar sus propias herramientas.
Al contrario de lo que parece que la gente piensa, la evolución no tiende a hacer las cosas mejores ni más inteligentes, ya que no tiene una finalidad a largo plazo. La evolución consiste en la transferencia a través de las generaciones de las adaptaciones que ayudan a un organismo a adaptarse mejor a su entorno.
De entre los cientos de millones de especies animales que han vivido en este planeta desde que apareció la vida, sólo resultó beneficioso para los seres humanos desarrollar cerebros más grandes y fabricar herramientas para suplir la falta de recursos que tienen de manera natural. Esto puede sugerir que, aunque un planeta esté habitado formas de vida complejas y muy diversas, no necesariamente tendrá por qué aparecer una especie inteligente en él.
Si esta fuera la barrera que impide el avance de una civilización, en el universo deberíamos encontrar una buena cantidad de planetas llenos de vida, pero muy pocos iluminados por luces artificiales.


En definitiva: si el gran filtro se presenta al principio de la historia evolutiva de la vida será poco probable que existan un gran número de organismos inteligentes en la galaxia capaces de comunicarse con nosotros y aún más improbable la presencia de civilizaciones Tipo II y Tipo III, lo que explicaría que no podamos detectarlas.
Vamos con la segunda opción.
2.El gran filtro está por delante de nosotros. 
Si el desafío que limita el avance de una civilización está aún por llegar, entonces estamos jodidos.


Hay una gran cantidad de situaciones que podrían dar lugar a este escenario como, por ejemplo, las explosiones de rayos gamma que tienen lugar de manera regular y que lanzan chorros de radiación de alta energía al espacio. Estos rayos, aunque muy distantes, son tan energéticos que podrían acabar con la vida en la Tierra de golpe y porrazo si uno de ellos atravesara el sistema solar.
Un evento de esta magnitud borraría del mapa a cualquier civilización que no estuviera suficientemente dispersa por el espacio como para que el chorro de radiación no matara a todos sus individuos.



Si un evento de estas características no es el gran filtro, entonces tal vez sencillamente llegue un punto en el que una civilización está condenada a autodestruirse. Una población creciente requiere de recursos cada vez mayores y, por tanto, de la colonización de otros planetas para dar cabida a todo el mundo. Al fin y al cabo, en el espacio las distancias que hay entre las cosas son inmensas y podría resultar prácticamente imposible para una civilización en crecimiento expandirse con suficiente rapidez antes de quedarse sin recursos.
EXPLICACIÓN NÚMERO 2. Existen civilizaciones Tipo II y Tipo III en nuestra galaxia y hay razones lógicas por las que no las detectamos.
Hay que considerar que, al fin y al cabo, las ondas electromagnéticas que utilizamos para comunicarnos escapan al espacio, pero sólo llevamos 100 años emitiéndolas. Durante estos 100 años, estas señales han viajado a la velocidad de la luz (casi 300.000 kilómetros por segundo), por lo que sólo civilizaciones situadas en el interior de esta esfera de 100 años luz de radio pueden haber recibido noticias nuestras. Teniendo en cuenta que nuestra galaxia mide 100.000 años luz de diámetro, nuestras señales apenas han recorrido una milésima parte de su diámetro.
Esto nos lleva a pensar que puede haber razones lógicas para que, aunque la galaxia estuviera llena de vida inteligente, no estar recibiendo señales de su existencia. Al fin y al cabo, la falta de evidencia de la existencia de vida extraterrestre no es una evidencia de su inexistencia. Aquí van unas cuantas:
1) La galaxia ha sido colonizada, pero vivimos en una especie de zona rural apartada de toda la actividad. Cuando los colonos llegaron a América, los habitantes del remoto norte de Canadá no se enteraron de inmediato de qué estaba pasando, ya que nadie se acercaba allí por las duras condiciones climáticas y no resultaba de interés para los asentadores. De la misma manera, las civilizaciones inteligentes podrían estar concentradas en determinados lugares de la Vía Láctea donde su proximidad facilita el viaje y la comunicación entre ellas y no se molestan en visitar zonas alejadas de la galaxia, debido al esfuerzo que supondría a causa de las grandes distancias que nos separan.
2) El concepto de la colonizar la galaxia puede resultar absurdo para una especie avanzada. Teóricamente, una civilización de Tipo II tendría una tecnología suficientemente avanzada como para abastecerse de energía de sobra como para satisfacer sus necesidades. Una opción sería, por ejemplo, la construcción de una estructura artificial alrededor de su estrella que les permita aprovechar toda la energía que esta emite. Este es el concepto de una esfera de Dyson (nada que ver con la empresa que fabrica aspiradoras del futuro) y tiene esta forma:



Con tanta energía a su disposición, una civilización no tendría motivos para gastar una gran cantidad de recursos expandiéndose por el resto de la galaxia. A lo mejor, teniendo tanta energía disponible, incluso podrían preferir pasar sus conciencias a ordenadores y vivir ahí dentro para siempre.
3) Hay una gran cantidad de señales siendo transmitidas al espacio por civilizaciones avanzadas, pero nuestros instrumentos aún no son suficientemente sofisticados como para detectarlas o están codificadas de manera que no parecen señales coherentes. Esto podría implicar que el lenguaje de otras civilizaciones inteligentes nos resulta totalmente incomprensible o que transmiten señales usando métodos que aún no conocemos. Sería algo así como intentar encontrar señal WiFi con un móvil muy viejo: las señales están ahí, sólo que el móvil no es capaz de detectarlas.
4) Alguna civilización estuvo por aquí hace millones de años, pero nosotros aún no habíamos aparecido. Al fin y al cabo, los seres humanos modernos llevamos 50.000 años en el planeta y el lenguaje escrito más antiguo que tenemos surgió hace apenas 5.500 años. Comparado con los 4.600 millones de años de existencia de nuestro planeta, eso no es nada. Algún grupo de cazadores-recolectores podría haber presenciado cosas muy raras en el pasado, pero no habría tenido manera de dejar constancia de ello.
5) Hay civilizaciones depredadoras ahí fuera y muchas de las civilizaciones inteligentes saben que es mejor no dar señales de vida. Esto no solo sería aterrador, sino que además nos convertiría en completos estúpidos: una de estas civilizaciones depredadoras tan sólo tendría que seguir nuestras señales de radio para encontrarnos.
Joder, si hasta acoplamos una placa en la sondas sondas Pioneer (que ahora andan por los confines del sistema solar) que dice exactamente en qué planeta encontrarnos.


6) Existe una sola civilización Tipo III o Tipo IV que se dedica a eliminar al resto de civilizaciones una vez alcanzan cierto nivel de desarrollo tecnológico para evitar que se conviertan en una amenaza. Probablemente, esta sería la primera civilización avanzada que apareció en la galaxia (o una de las primeras) y aprovechó su ventaja tecnológica para borrar del mapa a cualquiera que le haga la competencia. Como podéis ver, esta perspectiva tampoco resulta demasiado alentadora.
7) Hay un montón de civilizaciones Tipo III a nuestro alrededor, pero somos demasiado primitivos como para percibirlas. De la misma manera que una hormiga que da vueltas por nuestra habitación no entiende qué propósito tiene el lugar donde está ni que son todas las cosas que contiene, una civilización Tipo III podría ser tan avanzada que ni siquiera comprenderíamos qué está haciendo. La misma lógica se aplica en el caso inverso: para una civilización Tipo III podríamos ser tan primitivos que ni siquiera se molestarían en pasarse a hacer acto de presencia por la Tierra, igual que nosotros ignoramos un hormiguero cuando paseamos por el campo.

EN RESUMEN.

De momento, nadie puede afirmar que ninguna de estas opciones sea la que más se ajusta a la realidad. Pero en realidad eso da igual: al final, el día que podamos responder con certeza a la pregunta “¿hay vida fuera de nuestro planeta?” la noticia será arrolladora, independientemente de la respuesta. Tanto si resultamos estar completamente solos en el universo como si descubrimos que hay vida ajena a este planeta a nuestro alrededor, nuestra visión de la realidad cambiará para siempre.
Mientras tanto, espero que las sondas que están explorando Marte encuentren algún tipo de microorganismo fosilizado. Al menos esto inclinaría la balanza hacia la opción de que ya hemos superado el Gran Filtro.

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